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lunes, 28 de marzo de 2011

En la ruta a los Llanos con una bandada de choroyes

María Elena, Alejandra, Francisco Valdivieso, Consuelo, Gabriel
Me pasa a buscar la Alejandra Cambiaso. Durante el trayecto me llama la Consuelo Fuezalida que va con la María Elena del Valle. Estando ya allá, en la Terpel, me llama Francisco Valdivieso que se apresta a unírsenos. Y aparece también, con pocas horas dormidas, Pancho Balart. Ese será el grupo: seis personas, tres hombres y tres mujeres.

Negociamos el destino; una ruta alternativa a los Llanos de Javier, y decidimos ir en dos autos y dejar el resto de los autos ahí.

Francisco Valdivieso es mi empleador en Prosystem, donde ejerzo como gerente comercial part-time; mi jefe, en pocas palabras.

Se integrará con facilidad en el grupo y se ganará la simpatía de las mujeres recibiendo al final verdaderos halagos por su buena onda y aperramiento.

Subió con zapatos de vestir, así lisa y llanamente. A la bajada tuvo dos o tres porrazos (resbalones), sin mayores consecuencias, salvo para la dignidad. Apuesto que en una siguiente ocasión vendrá bien equipado; si hasta algunos datitos le dimos.

escalador
Tomamos un desvío poco más allá de la zona donde escalan, hacia la izquierda. El de la idea, por supuesto, el creativo Pancho Balart.
La subida inicial, relativamente escarpada, pero siguiendo una huella de poco transito. Al poco rato llegamos a una cima que seguía en ascenso paulatino, sin mucha huella, pero transitable perfectamente.

Más arriba se levanta una pared de rocas al frente, pero divisamos un paso un poco más a la izquierda, aunque algo escarpado. Por ahí arremetimos, aperrando y resbalando, pero sin tropiezos hacia lo alto.

Fue por ahí, que íbamos los hombres adelante casi compitiendo luchando contra el piso difícil, cuando Francisco Valdivieso recaba en la mujeres que venían poco más atrás en animada conversa, y dice sin más, "parecen una bandada de choroyes"; lo que causó nuestras carcajadas, pues efectivamente eso parecían.

en la ruta de ascenso
Llegamos  a una cumbre después de una parte ardua, en que algunos salimos bastante rasguñados, e hicimos una parada de descanso, donde sacamos manzanas, peras y galletas; las comimos y nos tomamos las consabidas dosis de agua. María Elena mostró sus calcetines comprados en una tienda Homecenter y los recomendó.

Oteando más arriba, vimos la posibilidad de llegar hasta la cumbre habitual de la ruta normal a los Llanos, haciéndose posible hacer el descenso por esa ruta.


Seguimos entonces, por una ruta sinuosa de cumbres, hasta incluso los que ibamos delante, pasarnos del punto de descenso, cosa que fueron las mujeres las que lo captaron, haciéndonos volver sobre nuestros pasos a los íbamos más adelante.

El descenso fue rápido y animado. Pancho y la Consuelo se quedaron atrás y no volvimos a verlos.

descenso

Me parece que esta ruta, que no es siquiera muy larga, es una buena alternativa de ruta para establecer, especialmente ahora que el Alto del Naranjo y próximamente el Pochoco serán destinos por lo que se está pagando por entrar.

descanso

domingo, 20 de marzo de 2011

Al Alto del Naranjo por la ruta clásica

Iba pensando que podría subir solo; los habituales ya habían avisado que no iban.
Al llegar me encuentro con Paulina Alarcón y al poco rato llegan en taxi, María Elena del Valle con su amiga colega del Museo, Sofía, profesional de la música y gestora de eventos culturales.

alcanzas a ver a la María Elena con el perro ?
Alto del Naranjo, es la decisión del grupo. Pasamos a pagar los $ 1.500 que ya empiezan a ser un dato. Igual estamos atentos a ver los efectos de estos cobros. Si el cerro sigue siendo el mismo que siempre, podríamos migrar.

María Elena llegando a la cumbre
Ruta clásica. Eso significa cruzarse con gente, de vez en vez. Arriba en el Alto, una multitud. Nos encontramos con un grupo no menor de jóvenes que venían de la Católica, de San Carlos de Apoquindo; llegaban del otro lado.

María Elena, Sofía, Paulina
Manzanitas aportadas por la Paulina, ricas y bellas, y galletas de la Sofía; muffins más bien, son los nutrientes en la cumbre.

El hecho relevante de este día fue la noticia de la muerte de una sobrina de la Rebeca, de un año de edad, que se atoró con una salchicha y murió sin más. Eso explica su ausencia y hará que desde la cumbre la llame la María Elena y yo la llame en la bajada. Dolor, mucho dolor y una madre destrozada.Uf.

en el primer mirador, un contraluz
La Paulina pide no seguir en un momento. La presionamos quizás diciéndole que siguiera a su ritmo. A la bajada fundió y producto de ello tuvo un par de caídas que la dejaron algo estropeada en la última parte del descenso.

Una brisa fresca amainó el calor de este día que aun a estas horas de la noche, me hace transpirar.

atrás la cadena de cerros del Pochoco
El ejercicio es santo remedio para muchos males, tanto del cuerpo como del alma, como incluso del corazón cuando nos da ese descanso al chicharreo citadino, junto a un grupo de buenos amigos.

atrás el quillay del Alto del Naranjo
Ah, durante todo el ascenso nos acompaño un perro, que según la Paulina era del tipo bravo. Siempre se mantuvo a cierto distancia, pero claramente iba con nosotros. Esa foto de arriba de la María Elena con el perro y el hecho de que yo incluso le haya hecho cariño en la cabeza en un momento, habla de que no era tan bravo.



las bellas manzanas de la Paulina
Nota: las fotos fueron sacados con iPhone y siempre puedes hacer clic con el mouse encima y verlas más grandes

lunes, 14 de marzo de 2011

Santiago desde La Reina

planta eléctrica a la derecha, San Cristóbal al fondo






A las 7:30am desperté a Pancho Balart para coordinar una improvisada salida, sin mediar objeción y como siempre aperrado, me pasa a buscar un poco más tarde y partimos a "Aguas de Ramón" que nos queda más cerca, pensando también en hacer una subida + liviana ya que sus vacaciones lo dejan  fuera de "training", tal cómo me lo aclara al partir.
Pancho

Luego de hacer los trámites de pago y firmas, decidimos tomar la ruta de la izquierda porque está mucho más sombría y sus cerros están cubiertos de abundante vegetación.  El clima se ha vuelto desordenado en estos dias y la temperatura nos obliga a comenzar la caminata con polar. Hoy domingo, el cielo está totalmente despejado en Santiago y me dejó envolver por el aire puro tan anhelado en estos dias de bastante smog en la ciudad.
Elisabet Sahtorius
 Las novedades aparecen en las conversaciones, Pancho viene con preocupaciones sobre el comportamiento mundial del sistema económico que aunque tiene sus matices, se visualiza un declive en los países de Europa  y USA. Entonces le comento de mi percepción de "crisis" mundial en todo orden de cosas que viene ya produciéndose desde los años 90 con señales claras y visibles para el mundo que nos obliga a cambiar y a re-inventar y proponer soluciones desde la creatividad. Le sugiero que lea un artículo en la revista Namaste donde Elizabeth Sahtouris expone una mirada optimista y esperanzadora del camino que podrían tomar estos cambios.
Rebeca

Muchas son los acontecimientos que nos sorprenden en estos dias, fenómenos naturales siguen azotando a los habitantes de nuestro planeta. El impacto de las imágenes vistas en las pantallas luego del terremoto en Japón (fotos del antes y después), nos dejan un sabor amargo que nos recuerda lo ocurrido en Chile hace un año., la fragilidad vuelve a sentirse e instalarse en el imaginario colectivo. Me quedan rondando cuestiones relativas a la incertidumbre, aprender a vivir y caminar por los diversos tipos de suelos...barrosos, arenosos, firmes o moldeables, suelos inundados o secos, ...etc. Hay que aprender a vivir en la incertidumbre y ocupar toda nuestras capacidades y energías, son muchas más de las que uno cree que tiene, para seguir adelante.
Vista de Santiago hacia Los Domínicos
 Creo (le cuento a Pancho), que nos hemos olvidado de escuchar las señales que la misma naturaleza nos provee en su momento. Por ejemplo, el canto de los pájaros...los mapuches, la gente de campo, ellos siempre están alertas y comunicados con las aves observando sus conductas y los sonidos que emiten. Aunque no soy mapuche, acostumbro a despertar escuchando sus saludos de amanecidas, sin embargo, no oí el sonido de ningún pájaro la mañana del jueves ni tampoco el viernes.¿?. Pancho agrega que las aves y animales perciben sonidos que el ser humano no puede oír. Entonces tendremos que ayudarnos unos con otros todos los seres vivientes del planeta, del universo y el cosmos, para mantenernos despiertos y conscientes de los cambios que están ocurriéndo y recibirlos con la mejor postura y sin miedo.

Potrillo amamantando
 Subimos tranquilamente y disfrutando el amplio horizonte que se nos abre paso a paso, el enorme valle de Santiago limitado por cerros desde el norte al sur con una baja capa de smog. El descanso lo hacemos en la cima de un cerrito luego de caminar algo más de hora y media. Aunque senderos no faltan para elegir, hicimos tramos sin ruta y en repetidas oportunidades pasamos el cerco lleno de alambres púas con afán de rebeldía por cerrar estos terrenos a los caminantes. Nuestra flexibilidad corporal para no clavarse con los alambres quedó ampliamente demostrada en esta ocasión.
reunión familiar de caballos

Durante la bajada vimos a una familia de caballos y sus potrillos que descansaban plácidamente bajo los árboles, sin ánimo de invadir su convivencia, Pancho saca fotos desde su celular para dejarlas registradas en este posteo.

Una grata mañana de encuentro con mi amigo Pancho y la naturaleza, excelente conversación y mejores vistas de Santiago desde este lugar en La Reina, donde reina nuestro espíritu de subir y conectarse con paisajes nuevos para explorar.

lunes, 7 de marzo de 2011

Empiezan los cobros para subir al Alto del Naranjo

Un hermoso grupo se juntó en el día de hoy; lo digo desde el varón que soy. Cinco mujeres y dos hombres: Alejandra y Frank (alemán, english speaking), Paulina Alarcón, Ana María, Marcela Molina, Carmen Luz Soto y yo.

en el mirador del acarreo
Las emprendimos a la ruta al Alto del Naranjo, a pedido de la Ale.
Ahí nos encontramos con la novedad de que ahora hay que pagar $ 1.500 por persona. En la boleta dice Parque Cordillera. Me dicen que el cerro es de unos alemanes que se lo concesionaron a ellos, los de Parque Cordillera. Y se han abocado a hacerle mejoras al recinto, como un baño química que estaba ahí mismo, al lado de la oficina donde pagamos.
Aparte han bajado toneladas de basura, mucha de ella de Vallecito.
Nuestra reacción fue un poco reaccionaria y un poco a escuchar los argumentos, que si los tenían y el ánimo fue de pagar y ver que beneficios se venían.
Igual les comentamos que este sería un desincentivo al elegir nuestra ruta de todos los domingos, sabiendo que en este territorio está lleno de opciones.

Paulina, Carmen Luz, Ana María, Gabriel y Alejandra
Tomamos la ruta clásica de subida. Esa por donde nos vamos topando con otros que suben o bajan el mismo circuito. No me molesta, a mi en particular.

Día despejado, pero hacia Santiago, se veía una nube que cubre la ciudad a bajo nivel. Para nosotros el día está despejado, pero fresco; osea, muy agradable. Una brisa nos acompañará, una brisa fresca.

Paulina, Ana María, Frank, Carmen Luz, Gabriel y Marcela Molina
Subimos pausadamente. Algunas personas han perdido un poco el entrenamiento, de lo distanciada de sus venidas. Igual ascendemos persistentemente. La conversación es animada; mayoría de mujeres.

Frank es un juez alemán; de Alemania.  Anda por aquí, en estas lejanas tierras, visitando a su amiga, la Alejandra. Bien.
Es un tipo simpático, que nos dará una sorpresa, arriba en la canaleta, pues la Marcela se puso a mosquear que los nuevos debían someterse al tratamiento de bautizo regular, que consistía en bañarse.
Frank y Carmen Luz, los bautizados
Primero se sacó la ropa y se metió al agua la Carmen Luz, la amiga de la Marcela, quedando en ropa interior, y después este alemán, sin más, se desnudó completó, y dócil se instaló sentado en el agua helada, alegre y divertido. Las mujeres se movían sonrientes e inquietas. Un memorable bautizo de nuevos subecerros, que quedaron como parte del equipo, producto de este rito de inauguración en el día de hoy, a instancias de nuestra chacotera Marcela.

Llegamos la mayoría solo hasta la canaleta, más un tramo de esta hasta el sitio de camping, poco más allá del sitio del ermitaño. Ahí comimos el picnic que compartimos, destacando los panes, queso y salchichas de Frank.

la Ana María en la canaleta
A la vuelta, la Ale y Frank decidieron separase del grupo, y emprenderlas al Alto del Naranjo, mientras el resto bajábamos.
Fue un descenso más silencioso, cruzándonos con algunos grupos que subían y disfrutando de la fresca brisa que hacía el descenso de este día veraniego muy agradable.

Abajo, en el puente, los tipos que nos cobraron, nos perseguían tratando de anotar quienes habían bajado de los anotados, para llevar su contabilidad bien cuadrada. Que rollo, aunque algún beneficio tendrá esperamos.

Carmen Luz en su bautizo

martes, 1 de marzo de 2011

Al salto de Apoquindo



Cielo despejado, me levanto con dificultad con sueño, rápidamente me preparo un par de sandwiches con queso, mucha agua con cocacola y varias tunas para comer y compartir con el grupo...me suena el celular varias veces, hago las últimas coordinaciones entre mi hijo Martín y la María Elena que vienen atrasados, y llega mi cuñado Martín puntualmente a buscarme. Nos encontramos pasadita las 8am con Gabriel y la Alejandra Cambiaso, poco después viene la Verónica Peña. Feliz reencuentro, buen ánimo y mucho camino por recorrer. Nos hemos propuesto llegar esta vez si o si a nuestro destino: El Salto de Apoquindo!.
Paz, Mika y Rebeca cruzando el puente

Según el mapa y las instrucciones que nos facilitan en la entrada al "Parque Aguas de Ramón", tenemos por delante un sendero de 17 kilómetros ida y vuelta, eso implica unas 3 horas al menos hasta el salto. Los + apurados parten tempranamente  algo ansiosos, mientras me quedo con la Vero esperando al resto del grupo. Poco después se suman entonces la María Elena con su amiga Mika, mi hijo Martín con su polola Javiera y su hija Pacita...ya reunidos todos partimos acelerando el paso para encontrarnos con el grupo.
Rebeca en el salto
 La caminata se hace agradable ya que el sendero está bien demarcados y continuamente aparecen letreros y señales para ubicarnos lo que no deja de sorprenderme lo producido del lugar...baños, asientos de madera para descansar, puentes...etc. Mientras caminamos fluyen las conversaciones, con la Vero tenemos todo un verano sin vernos asi que los temas son muchos, vacaciones, proyectos nuevos. Temas no faltan y cosas pendientes tampoco. La María Elena con Mika también parecen ponerse al día en sus conversaciones que  mantienen sin perder el tranco, por ahí me entero que ambas se conocen desde hace 25 años.
María Elena y su amiga
Llegamos a la primera parada a tomar agua en el bosque de peumos a orillas del rio que baja conformando esquisitos pozones para refrescarse. El dia está radiante, absolutamente despejado y con aires limpios. La temperatura ambiente ideal y para no perder el calor que llevamos, rápidamente nos disponemos a seguir. La Pacita se impacienta y nos pregunta ¿cuanto falta?...(supiera ella todo lo que faltaba por llegar). La pregunta se repitió en varios momentos de la caminata ya que aunque por la edad ella nos supera en capacidad física por mucho, le cuesta controlar su ansiedad. Compartimos y hasta recordamos con ella, las salidas con nuestros hijos niños, que la canción de ¿cuanto falta? nos acompañaba todo el trayecto. Ella, lo toma bien y sigue adelante todo el camino con algunas pausas de agote que no pasan más allá.
María Elena, Mika, Martín y Gabriel
  Al fín nos encontramos todos en la segunda parada, tallas y chistes de los más alegres del grupo junto con algunos sorbos de líquido, devuelven la energía y con muchas ganas seguimos nuestro camino. Vamos subiéndo paulatinamente lomas y cerros, mucha vegetación, el armonioso sonido del rio y los cantos de pájaros nos acompañan buena parte del trayecto. La naturaleza toda se expresa, me acoje y envuelve con sus cálidos tonos casi otoñales, luminosas  vistas a la cadena de cerros que se van cerrando y al fondo...la cordillera.
flor rosada
 El calor de la media mañana comienza a sentirse, llegamos al mirador que ofrece una vista a un primer "saltito" donde nuevamente hacemos una breve parada, estamos al menos a dos lomas para llegar al gran salto...eso significa que tenemos unos treinta minutos más de caminata. Sin mediar nos ponemos en marcha. La ruta se hace algo más estrecha y nos vigilan desde la distancia un personas a caballo que parecen ser guardaparques. A estas alturas del partido...queremos ser también guardaparques para subirnos al caballo, pero son sólo pensamientos pasajeros que más de alguna carcajada me alivianan el paso.

Martín llegando al salto


Finalmente, la recompensa viene y nos encontramos con la rugiente, gruesa y maravillosa escena del salto de agua que cae muchos metros desde un gran peñón con forma de "ele" mayúscula, que invade una honda taza de agua que parece clamar vida y profunda satisfacción de plenitud. Es una forma peculiar de encontrar tanta agitación de agua que inunda también nuestro ser. Algunos aprovechan de refrescarse en la ducha que se forma y todos posan para la foto junto al salto.
Pacita
  Minutos de descanso y contemplación de tanta energía brotando, sin embargo el tiempo apremia y los apurados parten raudos de vuelta para alcanzar a llegar a sus casas a almorzar (seguro que quedaron debajo de la mesa) les esperaban al menos otras 3 horas de vuelta. Me quedo en "familia" disfrutando el panorama y compartiéndo el picnic, mientras la María Elena y su amiga se sumergen por segundos al agua congelada para emprender el regreso.  
grupo en el salto
La vuelta fué muy mojada, cada atravesada de río fué ampliamente aprovechada especialmente por la Pacita que  se metió a todas las pozas sin importar lo helada que estaba, como así también lo eran las miradas,  también un tanto heladas, de los guardaparques que desde la distancia  observaban con cierta preocupación, la osadía de bañarse  en estas aguas prohibidas para los caminantes. 
Javiera
 Fin de jornada para nosotros, el cansancio se asoma por cada rincón del cuerpo, pero eso ya no es tema. Buen trecho, excelente desafío, mucho mejor reencuentro y alegría de recibir la fuerza poderosa del agua cayendo y limpiándo todo a su paso.