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lunes, 20 de mayo de 2013

¡ Pochoco !

Fin de semana largo; por el 21 de mayo; varios se excusan.
Seremos la Alejandra Cambiaso, Paula Christensen, que ha vuelta de su temporada en el sur, Martín Wielandt y yo, Gabriel.

¿Adonde vamos? Al Pochoco, dirá la Alejandra. ¡Ya! diré yo.
Y para allá partimos.

Alejandra, ¡feliz cumpleaños!
Al llegar a los estacionamientos, vimos las instalaciones de una carrera que habría ese día. Partirían como a las 10; pasábamos por ahí tipo un cuarto para las 9.

Paula, Alejandra y Martín
Otra cosa importante de ese día: la Alejandra estaba de cumpleaños, así que recibió los correspondientes abrazos, que dio para abrazos de todos con todos. Su teléfono, la verdad sonó frecuentemente, como era esperable.

Paula y Martín, festejan el cumpleaños de la Alejandra
Había llovido, granizado más bien en Santiago, el día anterior. Y este día amaneció completamente despejado y con un aire impecable, puro, traslúcido. Mira:

el aire traslúcido de la parte alta de Santiago
Hicimos un descanso en el mirador, en parte para disfrutar de la vista increíble  para ver a los corredores que ya habían partido, pero aun no nos pasaban y por supuesto, para descansar y tomar agua.

Gabriel apuntando a los corredores que venían
Poco más adelante de ese mirador, empezaron a pasarnos. Corriendo iban para arriba y me llamó la atención la cantidad de mujeres: muchas, corriendo.

Alejandra emergiendo del paso de rocas
En una parte de la conversación, la Alejandra me recomendó ver la película La Odisea, de tres horas, en Youtube. Un clásico que debimos haber visto en el colegio, pero verla a esta edad, era de mucha mayor significación; incuso para entender como una obra tan antigua como esta, pautea en buena forma la civilización en que estamos.

Alejandra a punto de iniciar la recta final a la cumbre
En la cumbre, mucha gente. La meta de la carrera estaba en la punta del Pochocón, así que esa pequeña multitud no se debía necesariamente a la carrera.

tumulto en la cumbre
La Alejandra se encontró con su ex jefe del Explora de San Pedro de Atacama, donde trabajó hace ya algunos años. Él se llama Maurice Dides y puedes ver en su sitio web, estupendas fotos de sus viajes.

Alejandra y Maurice Dides
Voy a terminar este posteo con una foto de una situación que me dejó perplejo y aún sigo. Sentados ya en la cumbre del Pochoco, nuestra querida amiga Paula, prendió un cigarro y se puso a fumar como si se diera un verdadero gusto. Increíble.

¿un puchito, en la cumbre del Pochoco?
ya de bajada

viernes, 17 de mayo de 2013

A Las Varas en el día de la madre

El domingo recién pasado llegamos al punto de encuentro Pancho, la Isabel, Eugenio y yo, Gabriel.

Decidimos irnos a Las Varas y hacer un paseo corto, pues era el día de la madre.

Llegamos al lugar, donde el signo pesos entró con fuerza. Por una parte los autos chatarra que están ahí tienen ahora un aviso de Se Vende, pegado en sus parabrisas y por otra parte, apareció una construcción especialmente construida para el cobrador que contra boleta cobra $ 1.500 por persona, sea ciclista o caminante que entre a ese territorio "privado".

caseta de cobranza
Ya en la ruta de ascenso surge una conversación acerca de novedades en la red en el mundo de la arquitectura; un sitio llamada Plataforma Arquitectura, que parece ser una especie de portal del tema, a lo Fayerwayer en el mundo de la tecnología. Me llamó la atención y quedé de verlo.

Pancho, Eugenio e Isabel
En un momento en que iba liderando el grupo, miro para atrás y no veo a nadie. Se habían detenido poco más atrás y los vi más abajo tomando agua y esas cosas. Esperé un rato y como no se movían decidí, para no enfriarme en parte, salir de la ruta y arremeter derecho para arriba y hacer un ejercicio un poco más fuerte un rato. Estaba en esa cuando saqué esta foto.

por la ruta normal
A la altura de los eucaliptos nos encontramos de nuevo y seguimos hasta la canaleta que queda un poco más allá. Y esa fue nuestra cota máxima ese día.

Ahí nos sentamos de espaldas a la canaleta y escuchando el ruido del agua de fondo, conversamos y nos comimos los alimentos que llevábamos: manzanas del norte, que trajo Pancho, frutos secos y nueces.

Esta imagen nos atrapó la atención, no se porqué.

cactus sugerente
REcordamos y echamos de menos a Lucho Latorre, que no se porqué en esta ruta se nos aparece y se nos apareció  Que será de Lucho, tan querido y  leal al grupo y desapareció. Saludos cariñosos para él y decirte Lucho que te echamos de menos; de verdad.

Seguimos caminando para llegar más temprano que nunca al auto y así cumplir con las madres de cada uno.

domingo, 5 de mayo de 2013

Cinco al Huinganal

Al principio pensé que subiría a solas con la Marisol, pero después llegaron Dirk, Martín y la Marcela Molina. Un grupo que desde mi perspectiva fue excepcional.

Decidimos irnos a la vuelta del Huinganal, en las caballerizas, al final de la Dehesa, ya que Martín pidió algo no muy pesado, por regular estado físico y matrimonio la noche anterior.

día traslúcido
Partimos caminando y rápidamente recabamos del día glorioso en el que estábamos, pues la visibilidad de un aire sin smog, era excepcional.

La conversación, animada desde el principio.

En el cruce que hay poco más adelante, le sacaba yo fotos al grupo y un tipo se ofreció y nos sacó esta foto al grupo completo:

Dirk, Marcela, Gabriel, Marisol y Martín
Recuerdo haber hablado mucho y más de una vez de temas en torno al desarrollo personal, una actividad no asumida por mucha gente y tan importante para algunos, como yo por ejemplo, que me dedico prácticamente a ello. Un tema aun muy obviado por las empresas que lo ven como una moda que solo favorece al empleado pero no al negocio, que es lo que miran atenta y fijamente los empresarios. Comentarios que escuché, estos últimos.

subiendo en fila india
Debajo de un quillay paramos a descansar y yo veía esta intensa conversación entre Martín y la Marcela, que apreciaba por el contraluz que tenía al frente y me puse a sacar fotos, algunas de las cuales pongo aquí:


el argumento se materializó en una piedra
No me acuerdo que discutían, pero la pasión era por lado y lado.

Cuando llegamos a la parte alta y pasamos la puerta, Martín relata una historia personal reciente, que desencadena una seguidilla de intervenciones, en que la foto que sigue muestra el momento del relato de Martín y una expresión de la situación de la Marcela.

Martín relata, Marisol escucha atentamente y Marcela también
Seguimos adelante hasta la mesa en el santuario, donde todos pusieron sus alimentos arriba de la mesa y comimos. Naranjas exquisitas; las mezclas nutritivas de Dirk, galletas de Marisol, yo, nada, etc.

La conversación siguió en la mesa y la Marisol quedó de enviar su informe psicológico, cosa que aun no recibo (broma).

atrás se ve la virgen
Continuamos la caminata dándole la vuelta al cerro. Nos pasaron varias veces ciclistas a los que bien poca pelota les dimos, abocados a nuestras conversaciones.

la bella Marisol
Nos encontramos con un par de mujeres que venían en sentido contrario, a una de las cuales la Marcela conocía muy bien, así que una breve detención de saludos cordiales y seguimos.

el encuentro
Otro tema fue el ser extranjero o distinto en Chile; un tema de cuidado para unos y no tanto para otros.

el grupo se detiene para escuchar a Martín; la Marcela ríe
La ruta se pone empinada, pero no pienses que la conversación paraba. Igual recabábamos en la belleza del día y del paisaje, que era comentario frecuente en este día glorioso.

descenso
Al llegar ya casi a los autos, vimos este piño de caballos como en arriendo. No, los había contratado un grupo al que esperaban los vaqueanos presentes. En la conversación nos enteramos del precio de $ 12.000 diarios, etc. Y del nombre del dueño del negocio, José Camus (8 849-9766) y su hijo Francisco Camus (7 561-1570), por si alguien se embala.

los caballos de la familia Camus
Un día glorioso por la transparencia del aire, lo soleado y la temperatura ideal, y del animado y conversado grupo.

sábado, 4 de mayo de 2013

Frente al potrerito, bis

Cuando llegamos a la Terpel estaba el auto de Pancho, como siempre, así que nos bajamos a saludarlo -suele estar dormitando un poco- y nos dimos cuenta que estaba la Consuelo, que ésta vez haría una excursión con un grupo del DAV que partirían desde La Parva. Así que empezó a llenarse de alemanes que se presentaban y nos saludaban como si fuéramos también de su grupo.
En esto llegó Francisco Valdivieso y se sumó a nuestro equipo, éramos cuatro: Isabel, Pancho, Francisco y yo, Eugenio. Pancho nos contó que Gabriel no vendría esta vez, algunos pensamos que podría haber habido confusión con el cambio de hora.
Estuvimos debatiendo donde ir, teniendo en cuenta que la Isabel tenía que estar temprano de vuelta por un almuerzo familiar.
Entonces Pancho propuso ir al frente del Potrerito, mismo destino del domingo anterior, y como ninguno de los demás lo conocía, para allá partimos.
A Pancho no le gusta manejar a sí que me fui manejando yo su meche, en reemplazo del chofer oficial que es Gabriel.

Eugenio, Isabel y Francisco
Llegamos al lugar, estacionamos y empezamos la caminata. Hacía un poco de frío, especialmente a la sombra. La subida se hace por el costado de una sub-estación eléctrica que zumba bastante fuerte, se ve que hay equipos, ventiladores quizá que meten algo de bulla. Que lástima que ese tipo de instalaciones no se hagan en forma subterránea, es mucho el impacto visual de tanta ferretería galvanizada, torres, cables, aisladores, en un contexto de cerros con que es mucho el contraste.

El sendero está bien definido, en una curva nos salimos del camino mas ancho y empezamos a subir por uno mas angosto. La subida no es excesiva pero constante, con lo que a poco andar ya estábamos necesitando desabrigarnos y habíamos subido bastante.
La conversación rondaba por lo que nos contaba Francisco acerca de un proyecto que lo tiene ocupado por estos días que mezcla temas industriales con agrícolas y también la posibilidad de hacer un centro de eventos cerca de Santiago, así que estuvimos comentando de eso, de lo difícil que resulta a veces conseguir un lugar para celebrar una fiesta de empresa o un matrimonio, a eso apunta una parte del proyecto de Francisco, la otra es de producción agrícola y también de construcción industrializada de casas. Todo este tema lo tiene muy entretenido y también muy energizado, ya que nos llevaba una buena ventaja, en un momento se devolvió al darse cuenta que estaba demasiado embalado.
A medida que subíamos se veía nuestro conocido potrerito al frente, al principio por el ángulo en que estábamos mirándolo no se veía entero, sino solo una parte, cuando seguimos subiendo apareció completo y se distinguían bien las dos rocas grandes mas arriba, que desde donde estábamos ahora se veían bien chicas.
Llegamos a una "falsa cumbre" donde nos sentamos en unas rocas a compartir como es tradición. Ahí admiramos el paisaje, que estaba maravilloso, comprobamos que estábamos mas arriba que las rocas del potrerito, Pancho midió con su gps 2.180 msnm. La Isabel llevó unas frutillas y uvas muy ricas, Pancho las ricas naranjas de siempre y yo los frutos secos....

culebra
Empezamos a bajar, Pancho y Francisco se adelantaron conversando animadamente, a ratos nos esperaban para ver si los seguíamos Isabel y yo. Cuando habíamos bajado bastante nos despistamos y perdimos el sendero, entonces nos acercamos a una torre de las que hay cerca de la sub-estación pero desde allí no veíamos el sendero. Pancho nos llamó porque tampoco nos divisaban así que pronto nos encontramos y seguimos bajando juntos hasta llegar al auto.
En el auto, que de nuevo manejé, seguimos entre todos tirando ideas de lo que creíamos podría necesitarse para que el centro de eventos de Francisco fuera todo un éxito.
Fue un paseo muy agradable, temperatura a punto, en un cerro diferente, gracias Pancho por repetirte el plato por los demás.

(texto de Eugenio Lagos)