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lunes, 27 de octubre de 2014

Once al potrerito !

Llegué temprano al punto de encuentro (Eugenio) y ya estaba Jeanie esperando en su auto, al minuto llegó Gabriel con una nueva integrante, Maribel Valdivieso y luego Cristián Estay, Víctor, Pancho, la Isabel, Dirk, José y cuando pensábamos que seríamos diez, apareció la Paula Christensen.

Gabriel, Jeanie, Pancho, Maribel, Dirk, Cristian, José, Isabel, Eugenio
Se barajaron varias alternativas de rutas, la Jeanie propuso un lugar donde pudiéramos apreciar hartas flores, salió entonces repetir el Huinganal, o el Manquehue, al fin ganó el Potrerito. Y para allá partimos seis en la van de Víctor y cinco el Jeep de José.

flor de primavera
En el camino de tierra hacia la Disputada habían trabajos y bastante tráfico debido a la actividad minera.

José, Jeanie y Maribel
Nos estacionamos donde siempre, en un sector del camino que se ensancha bastante, al lado de un Suzuki chico (de Fernando Saavedra).

llegando al Potrerito
Comenzamos la caminata con agradable temperatura, mucho mas baja que los últimos días que fueron de calores propios de pleno verano.

Pancho adelante, Isabel, Víctor y Eugenio
En los primeros metros se veían muchas flores, calceolarias, tropaelum, algunas añañucas mas arriba y muchas otras que no se como se llaman. Varios arbustos también estaban en plena floración, unos mas discretos, otros mas vistosos.

amarillo intenso
Llegamos a la roca donde tradicionalmente hacemos una primera parada y nos reagrupamos ya que en la subida algunos se habían dispersado un poco.

está buena la conversa, en la roca, en el descanso
vista de más lejos
Desde ese punto es posible seguir hacia las rocas o subir por el lado izquierdo, decidimos ir por la izquierda.

panorámica
El aire está impecable, sin embargo apreciamos una bruma que viene desde el nor-oriente y que atribuimos a las faenas de la empresa minera de la Disputada.
Se distinguen con toda claridad Farellones y El Colorado, no queda ni una gota de nieve en el cono, solo en cerros mucho más altos van quedando algunas manchas blancas.

Jeanie e Isabel
Gabriel
La Paula verifica en su celular que estamos a poco mas de 2.000 msnm, en la cumbre llegaríamos a 2.111 m. (Farellones está a 2.340 m) ahí paramos a compartir las naranjas, frutos secos y buena conversa como siempre.

al frente Maribel Valdivieso
Dirk nos propone hacer una relajación, para lo que nos tendemos en el suelo y, dirigidos por él hacemos una exquisita relajación....Pancho echó de menos una presa que no fué mencionada por Dirk y que, en consecuencia no relajó....

de espaldas, respirando por la guata
Dirk dando las instrucciones de la respiración
Entremedio de la conversación sentimos una voz, y hacia el oriente alcanzamos a distinguir a una persona caminando sola y...cantando a voz en cuello tangos y boleros. Parece que a éste lo mandaron a cantar a la punta del cerro dijimos....

Fernando Saavedra, que terminó siendo pariente de Gabriel,
que lo observa
El cantante-caminante se nos acercó y resultó ser un eximio conocedor de los cerros circundantes, su nombre Fernando Saavedra, 83 años, muy alto y con pinta de deportista, flaco, con buenos bototos de cerro, y toda la indumentaria ad hoc.

Fernando Saavedra, conversa con el grupo
Le peguntamos por que andaba solo, yo nunca ando solo, nos contestó, me acompaña "el pulento".
Conversamos un buen rato con él, es una persona culta y nos da varios datos de paseos cercanos que nos recomienda muy entusiasta, algunos cerca de La Ermita, otros por el río Molina, en fin, es un entendido en cerros pues nos describe con precisión los senderos y sus características. Quedamos entusiasmados de hacer alguno en los próximos encuentros.

en el Potrerito (foto de la Maribel)
Se despide y parte otra vez cantando hacia abajo. Cuando empezamos a bajar, poco rato después nos lo volvemos a topar y Gabriel conversa otro poco con él, hasta le encontró parentesco. El Suzuki blanco estacionado abajo es su auto.

que buena foto de la Paula !
Llegamos a los autos y enfilamos de regreso, son varios kilómetros, nuevamente nos detenemos por los trabajos en el camino, esta vez ya habían pasado la aplanadora y estaba mejor que cuando subimos. Mucho cilista bajando rápido, comentamos lo peligroso que no sea más ancho el camino.

piso del Potrerito
Llegamos a los autos estacionados cerca de la ex Terpel y nos despedimos con el gusto de haber compartido una caminata entretenida, con un día primaveral muy agradable y de habernos encontrado entre buenos y queridos amigos.

(Texto de Eugenio Lagos)

domingo, 19 de octubre de 2014

Con visitas notables al Huinganal

Día despejado después de un día cerrado, en que en la tarde hasta gotas cayeron. Excelente para salir a caminar a los cerros alrededor de Santiago, que están en todo su esplendor primaveral.

Isabel, Pancho, Consuelo, María Elena, Gabriel y Jeannie
Oh sorpresa, llegan dos viejas amigas, socias fundadoras de este colectivo subecerros, la Jeannie y la María Elena.
Además llegan Pancho, la Isabel, la Consuelo. Víctor Bunster y yo, Gabriel.

ves lo florido de los cerros ?
La Jeannie pide hacerlo fácil, pues retoma desde hace tiempo esto de los cerros. Partimos a las caballerizas, al Huinganal.
Dejamos buena parte de los autos en el estacionamiento del Líder, poco más abajo y nos vamos en el nuevo auto de Pancho y en el de la Consuelo.

Pancho, sentado Víctor, Isabel, Jeannie, Consuelo y Gabriel
Camino en auto, nos topamos con miles de ciclistas, caminos cortados (que pudimos pasar), hasta carabineros. Habría una carrera que pasaría en su último tramo, por donde nosotros subimos. Al final nunca los vimos, salvo oir a lo lejos algo de altoparlantes animando la cueca.

a la sombra del quillay
Me entero, por Víctor que la nuez moscada era santo remedio para las alergias primaverales (link). No lo sabía.

Subimos por el lado o la ruta más de la izquierda, por donde mismo pasarían los ciclistas, con motos que revisaban el terreno o daban instrucciones a las personas ubicadas en la ruta para apoyar la carrera.
Poco más allá, tomamos la ruta de ascenso, dejando la zona de la carrera.

en fila india, en la bajada
Conversas privadas, significativas algunas de ellas, fueron el ingrediente de este día, al menos para mi.
Descansamos en el quillay que ofrece una excelente sombra, observando a las vacas y terneros que disfrutaban del estupendo pasto ahora disponible, plagado de flores. Hinchadas o embarazadas, nos parecieron las vacas.

Llegamos a nuestro lugar de cumbre, que incluye mesa y gruta. Esta vez quedé sentado de espaldas al valle, de frente a estos cuatro:

Pancho, Isabel, Jeannie y Victor
Hablábamos en ese momento, creo, sobre como a cada uno le había impactado lo del cura O'Reilly. Tremendo. La mayoría de los presentes va a misa, salvo yo y otra. Les duele y les preocupa. Pero lo peor es esta como ceguera de la superioridad institucional y en algunos casos, la sabida protección de los bandidos. Inaceptable. Incluso algunas enojos más fuertes por ello.

Pancho y la Jeannie
Comimos ricas naranjas, maní y pasas, mandarinas y un par de envasados nutritivos.

María Elena en la puerta que le gsutó
De vuelta seguimos la vuelta al cerro y bajamos por la parte empinada. La María Elena adelante, detrás la Jeannie, como aviones de carrera. Pancho y yo, a duras penas tras sus pasos.
Llegamos a los autos y como 10 minutos después llegaron la Isabel, la Consuelo y Victor.

Pancho y la María Elena
Un rico paseo, con espero no esporádicas notables visitas.

lunes, 13 de octubre de 2014

Florido paseo por el río Covarrubias

Escasas nubes de altura que más hacían parecer al día como despejado. Aire tibio, primaveral. Empiezo a pensar en usar mis pantalones cortos.

bajándonos del auto
Siete nos encontramos en el punto de encuentro: Martín Wielandt, Anne Maríe, Pancho Balart, Pancho Bilbao, Dirk, Isabel y yo, Gabriel.

Pancho ayudando a la Isabel
Destino, la Ermita, dejamos ahí un auto y nos subimos todos a la camioneta Mahindra de Martín, para, pagando luca por persona (que las pagó Martín), entrar hasta el río, cruzarlo y dejar el auto estacionado al otro lado. Y de ahí, bordeando el río Covarrubias que va justo por detrás del Provincia, hacia el sur.

Martín, Isabel, Anne Marie, Gabriel, Dirk y Pancho
Al poco andar, unos tipos acampando. Pasamos por el medio de su campamento, mientras preparaban unas carnes para el desayuno.

amarillo intenso
Luego cruzamos un río, cuyo cruce tuvo algunos mínimos bemoles, por el agua que traía en esta época del año.

cascada
Puse el tema del perdón, un tema del que tengo un posteo a medio avanzar y el grupo nuevamente actuó como un verdadero think-tank, que me aportó varias perspectivas. El posteo, mas tarde, terminó así.

campamento de cumbre
Estamos en plena primavera y con ello las flores abundan. La Anne Marie que iba delante mio, paraba a cada rato, maravillada con las flores. Les saqué un par de fotos.

Martín genera estos espacios de carcajadas
El sendero corre subiendo y bajando, a cierta altura del río, que se ve con sus vueltas, cascadas y posones, siendo un deleite para paseos veraniegos.

sentados a la orilla del posón
Llegamos a un punto, poco mas allá de donde había llegado una vez anterior y ahí hicimos campamento de cumbre.

fila india
Comimos naranjas, mandarinas, frutos secos diversos. Con la Anne Marie y Dirk, terminamos sentados a la orilla del agua, en una correntada donde los pescados se veían a cada rato, en sus pesquisas de alimento y nos dimos un tiempo de meditación y conexión contemplativa de la escena que teníamos al frente. Un verdadero deleite.

Martín
La vuelta, que también tiene subidas y bajadas, la disfrutamos contemplando las diversas vistas, bajo una exquisita brisa y el ruido permanente de río allá abajo.

Francisco Boilbao y media Isabel
Llegamos al río, lo saltamos y poco más allá habían otros campistas, que preparaban un asado de cordero que nos detuvimos a admirar. Ya nos ofrecían mate y quedarnos a compartir el asado que había en abundancia para todos. Asombrados de esta generosidad chilena, nos despedimos contentos.

casa de los que nos cobran al entrar
Con Pancho Bilbao nos fuimos atrás en la camioneta parados, disfrutando de las vistas y el viento.

lunes, 6 de octubre de 2014

Espléndido Potrerito primaveral

Día despejado, primaveral, fresco, ideal para ir a los cerros. Por eso debe ser que llegan los nueve que llegaron: Pancho Balart, Isabel, Dirk, José Manuel y la Lily, José, Marisol, Nelson Correa y yo, Gabriel.

José Manuel, Gabriel y Pancho, en el punto de encuentro
Pasa la María Elena, en un auto, con un grupo de gente. Se detienen, se baja y viene a saludarnos. Y luego sigue su camino, en otra dirección.

ascendiendo en fila india
Destino acordado, después de un breve debate, el Potrerito. Y para allá arrancamos en dos autos. Yo iba atrás del auto de José.

en el Potrerito, primer descanso
La Isabel está de cumpleaños, algarabía y abrazos. Aparte de que toda la mañana recibe llamados y whatsapp en abundancia. Hasta alguno le cantó sus feliz cumpleaños.

Nelson y Gabriel; más atrás José y Pancho
Vamos subiendo, en perfecta fila india y vemos que el cerro del frente está bastante nevado, de una nevada que José Manuel evalúa como local y del día anterior. Pues los otros cerros no muestra esa nieve a ese nivel. Ello le da una belleza adicional al paisaje espectacular.

Lily, Pancho, Isabel, Firk, Marisol, Nelson, José Manuel y José
José Manuel puntea y prácticamente no para nunca hasta el Potrerito mismo, donde hacemos el primer descanso. Sacamos fotos del grupo ahí.

Marisol
Nelson Correa es nuevo; primera vez que viene. Muy sociable, se encarga de aprenderse los nombres de todos y hablará, creo que con cada uno de ellos para conocerlo más. Se integra como pocas veces había visto alguien más pro activo. Quedo con la sensación que pasó a ser de una, un subecerros.
Bienvenido.

Nelson Correa
Seguimos por la vereda derecha, pasando el agua, hasta las grandes rocas, donde hicimos nuestro campamento de cumbre.




Nelson encaramándose a la roca

Sacamos fotos, comimos frutas frescas y frutos secos de varios proveedores. Yo aporté unos marshmellows chiquititos y unas mandarinas.

Isabel, Dirk, Pancho y la Marisol, en el descanso de la cumbre
Nelson se quiso encaramar a la gran roca, cosa que hizo con un poco de ayuda y mucha más a la bajada. Ayuda de José Manuel, que lo guió y calmó.

Pancho, Marisol, Isabel, José, José Manuel, Lily, Dirk y Nelson
La Marisol observó falta de aves y bastó eso para que apareciera un aguilucho sobrevolándonos y luego un hermoso cóndor pasó a la suficiente cercanía pata que sintiéramos el zumbido del aire que cortaba.
Más allá pescó una ascendente y observamos como se elevaba sin mover sus alas, glorioso.

José Manuel y Lily
Mientras bajánbamos y yo conversaba con José, observamos como todos venían detrás conversando en grupos de dos o tres. Este es un grupo muy social, le comenté. Una parte importante de lo que pasa aquí son esas conversaciones.

de vuelta por el Potrerito
Además, realizadas en un paraje tan bello, haciendo ejercicios en pintas en que no hay diferencias jerárquicas, somos todos iguales, incluso vestidos medio como cabros chicos. Genial.

en movimiento
Llegamos a los autos, sin novedad y ahí ya nos despedimos los de un auto de los del otro. Igual, nos encontramos en los autos allá en Santiago.

José, Marisol y Nelson sonriente