Páginas

domingo, 26 de diciembre de 2021

Derechito a meter las patitas a las aguas de Ramón

No saqué ninguna foto. Debe haber sido el calor; se me olvidó.
Pensé en un momento que nos las sacara la Elisa, la guarda parques, que nos había dejado pasar, al circuito de las Aguas de Ramón, pero había desaparecido a la vuelta.

Nos encontramos cinco en la casa de Pancho: Pancho, Víctor, la Marcela Molina y su hermano el Kike, y yo Gabriel.
Dejamos un auto ahí y nos fuimos en dos autos.
Destino, donde siempre.

Pancho andaba mal de un rodilla. Propone al principio arrancar derecho para arriba y yo me opuse. La idea de llegar al agua del río, nos sedujo a todos.
Porqué haces eso, le pregunto; proponer una ruta difícil con la rodilla mala. Es que los demás podrían querer eso. Ese es Pancho.

Estuvimos mucho rato sentados a la sombra, a la orilla del río, que claramente iba con menos agua que otras veces. La Marcela se sacó los zapatos y metió los pies al agua. Se le llegaron a poner rojos de lo fría que estaba el agua.
Yo metí las manos al agua y me tiré agua en la cabeza, brazos y piernas. Refrescante.

Pancho ... no llevó naranjas. No las encontró. Nunca había pasado.
Nos conformamos con una mandarinitas de Víctor y frutos secos de varios. Yo llevé además jengibre confitado.

Yo quedé bien caldeado y cansado. Son estos días calurosos de verano y las varias ausencias mías en estas pistas.
Saludos a los que no vinieron y a los que ya andan de vacaciones por el sur.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Cuando uno menos se lo espera suceden cosas heavy

Donde Pancho nos encontramos Pancho, Francisco Toyos, Víctor Bunster, Soledad Tagle y yo, Gabriel Bunster.
Los acontecimientos de salud y vida, se tomaron la escena tempranamente.
Nos fuimos adonde siempre, en la vecindad de la universidad de Los Andes.

La vida fluye y .. de repente, se produce un quiebre, un tropiezo, algo inesperado.
La vida se pone en jaque o simplemente, la vida se termina.
En estos temas anduvimos, en un estado de ánimo algo afectado, incluso lúgubre.


La verdad es que Francisco Toyos no llegó a la cita de encuentro, sino que nos rastreo y alcanzó, y nos sorprendió, con mucho ánimo, cuando nosotros íbamos en nuestra conversa lúgubre.

Los tiempos están poco atractivos, con poca épica, de polarización y ánimos crispados. La cosa no está fácil y menos, pensamos, para los jóvenes.
Casi es mejor no hablar de política, especialmente cuando la mayoría se carga para un mismo lado.


Caminamos lentamente y cuando parábamos, parábamos mucho rato, me parecía a mi.
Igual llegamos a nuestra baby cumbre, donde nos sentamos y degustamos las sabrosas naranjas de Pancho y frutos secos de varios. Ganaron premio los maní con miel de Víctor.

Después de unos 15 minutos de descanso, mirar la amplia vista de la ciudad de Santiago, en un día soleado, decidimos devolvernos, por donde mismo habíamos subido.
En animadas conversas llegamos a los autos tipo 12:15
Estaba en mi casa antes de la una.

jueves, 25 de noviembre de 2021

Día de elecciones

Domingo, día de elecciones, nos encaminamos al punto de encuentro donde somos 4. 

Annemarie, Francisco, Víctor y Pancho

Recuerdo que durante un tiempo me tocó votar en el Colegio Saint George en la zona de La Pirámide……. le pedía a alguien que me llevara a Lo Curro, a Vía Roja, subía el Manquehue, bajaba por El Carbón, de allí al local de votación y luego a casa. 


Ahora voto en Los Leones con Providencia, así que para hacer algo parecido, tendría que pedirle permiso a Horst Paulmann para subir y bajar las escaleras de su edificio antes de votar. Claramente no funciona. 


Fuimos al lugar de siempre e hicimos la ruta habitual. Muy poca gente en el cerro. Me confirman que siguen saliendo jueves y domingo, es decir dos veces por semana, casi sin excepción. Yo hace mucho rato que no participó los jueves. 


Como era de esperar el tema de las elecciones fue protagonista. Se manifestaron preferencias, se argumentaron razones para una u otra opción, con mucha tranquilidad y matizado con otros temas interesantes que hacen siempre muy grato participar en estas salidas. 


Retornamos temprano ya que alguno de nosotros fue a votar antes de almorzar. Se extraño la ausencia de varios y en particular de Soledad la creíamos iría si o si.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Animado grupo de cinco en domingo primaveral

 Íbamos a ser Víctor, Pancho y yo, Gabriel, cuando aparecen la Marcela Molina con su hermano el Quique. Alegría, alegría. 


Partimos de la casa de Pancho en dos autos, adonde siempre. En la vecindad de la universidad de Los Andes.
Pasamos la puerta, que ya es solo un hueco en el cerco y torcimos a la derecha. 
El día despejado, no tan caluroso.


Buenas noticas nos comparte la Marcela. Varias. Destaco la noticia de que será abuela por segunda vez. Ya tiene un nieto de 6 meses. Ya es abuela.
Pancho celebra el estar vivo y presente aquí, en el lugar.
Eso abrirá tema después en relación a lo que es el Mindfulness. El foco de la atención puesta en todo acto, por mínimo que sea, del momento presente.
Un poco de eso ejercemos en estas caminatas de cerro.


Iban adelante Víctor y Pancho. En un cruce optan por la vereda de la izquierda. Están yéndose por la vereda más empinada, le digo a los que van conmigo.
Cuando los alcanzamos, les digo que el grupo viene preguntando, cuanto falta para llegar. A la cumbre será. Eso nos indica que debemos tomar la ruta de la derecha, a la misma baby cumbre de la semana pasada.


Esta vez Víctor nos llevará al fondo, donde se aprecia toda la vista de Santiago. Bellísimo.
Nos sentamos por aquí y por allá y nos dedicamos a degustar, naranjas y mandarinas y muchas nueces encubiertas con distintos aditivos exquisitos.
Escaseaba la sombra, pero el sol no era tan agresivo.


Descansamos, conversamos y después de un buen rato, iniciamos el retorno.
En vez de volver sobre nuestros pasos, nos descolgamos por el cerro en el flanco que miraba hacia Santiago.
Al principio nos costó encontrar la huella, pero finalmente lo hicimos.
Empinada era la bajada, pero la hicimos sin mayores tropiezos.


Quedé con los Molina con tareas pendientes. Nos juntaremos con un pariente, que no veo desde mi infancia, que hoy es un connotado Físico cuántico, a ver que nos dice él de las conclusiones que yo anduve exponiendo, en la línea de que la base de todo es la conciencia y la materia es solo una manifestación de la conciencia. Bué. Y otras cosas, entretenidas, pero nunca tanto, como el panorama que tiene la Marcela esta semana que viene, por lo canales del sur.

domingo, 7 de noviembre de 2021

De subecerros a caminantes de cerros

Cuatro seriamos en este día soleado, en que los calores empiezan a asomar.
La Rebeca llegó a mi casa y viajamos al punto de encuentro juntos.
En la casa de Pancho no encontraríamos con Pancho y Víctor.

Partimos adonde siempre, en la zona de la universidad de Los Andes. Claro, le decía a mi hermano, ya no nos tiramos derecho para arriba tras una cumbre, torcemos de inmediato a la derecha y vamos ascendiendo lentamente, hasta lo que hoy llamamos una baby cumbre. Podemos echarle la culpa a la Rebeca, que pidió hacerla suave.


Atrapó mi atención el tema del arte, que le preocupa a la Rebeca, por ser ella una profesora de música, una artista de la música. 
El canto, bien cantado, te conecta con tus sentimientos, e incluso en algunos casos con el fondo del alma. Por eso pensé que cuando a la Rebeca con su amiga la hicieron cantar en ese anfiteatro en el Teatro del Lago en Frutillar, para ver si la incorporaban al coro del lugar, se sintió en el quinto cielo.


Y lo mismo, mi primo con Hela, que se lo ha pasado pintando al acuarela, cosa que nunca antes había hecho, fue descrito por nuestro ex subecerros, Caco Salazar, de que estaba accediendo al pintar al núcleo de su alma.
Son estas cosas, estos acceso al alma, estas conexiones del arte con nuestra interioridad, cosas puestas de lado, pues no rentan en plata, nuestro ídolo y único parámetro de medición ?


Caminamos lento, conversando, mucho escuchado yo. Temas de política contingente, de la que ya no quiero participar, mayormente. No hay ningún candidato que nos encante, parece que a ninguno. Y la cosa se ve más bien revuelta o fea simplemente. 
Llegamos a esa cumbre. Buscamos una buena sombra y ahí nos desplegamos, todos, menos Pancho, que permaneció de pie. 
Comimos, descansamos, bebimos y conversamos.

Partimos de vuelta y cuando ya cerca de los autos pregunté por la hora, me dijeron que era poco pasadas las 12. Bien, esta vez no recibiría los retos de la última vez, que llegué pasadas las 3, pues andaba con un grupo que claramente no quería llegar de vuelta.

lunes, 25 de octubre de 2021

Nuevamente, visitas ilustres de viejos subecerros

Fuimos 7 nuevamente. Nuevamente visitas ilustres.
Apareció la María Elena, la Marcela Molina con su hermano Enrique (Quique), Pancho, Francisco y la Anne Marie y yo, Gabriel.

Nos fuimos de la casa de Pancho en dos autos. Ya los cuidados por la pandemia han bajado.
Adonde siempre.
Nos tiramos hacia la derecha, como si fuéramos a las aguas de Ramón y en el último desvío, decidimos a que cumbre iríamos y optamos por la más alta. 


Día precioso, pasto verde en todas partes, muchas flores y mucho ruido de pájaros.
Grupo animado, muy animado. La conversa activa, en varios frentes, por grupos.

Ponernos al día de nuestras historias y avatares, conocer al nuevo integrante, Quique, fue parte del trajín.
La realidad contingente, también lo fue un rato, para mi, en conversa con Francisco Toyos. Hay preocupación y falta de candidato que nos represente. Miedo, incluso.


Me pregunto si la política y sus leyes nos afectarán tanto. Mi hijo Cristóbal, salmonero en Puerto Montt, me dijo esa tarde, que Boric había prometido hacer desaparecer las salmoneras, por temas ecológicos.
Pareciera que la izquierda, con la ideología clásica fracasada, abrazaba ahora el mantra de la ecología y la derecha, de seguir dándole al crecimiento y la industrialización, contra viento y colapso climático. Por ahí parece que se localiza la lucha.


Que bien hablan inglés estos Molina. Es que vivieron mucho tiempo de sus vidas en Europa, en países donde se hablaba inglés. Yo me quiero morir sabiendo hablar inglés, dice la María Elena.


Con alguna dificultad algunos, llegamos a la cumbre establecida ese día, y con alguna dificultad encontramos un lugar con la sombra adecuada para el tamaño del grupo. Y ahí nos desplegamos por el suelo, sacando nuestros alimentos, que compartimos. 
Buena naranja me comí, aparte de pistachos, estos frutos de las palmeras de Israel, que alguna vez comí allá. Maní y un tuticuanti seco.


La María Elena dio una clase magistral de como debía uno proceder en esto y aquello. Alimentación , ejercicio, consumo austero. Si, fue una clase magistral, ella de pie hablando con energía y convicción.

Mucho rato estuvimos ahí. Estábamos muy a gusto. No queríamos irnos. Llegué pasadas las 3 a mi casa y la Andrea expresó un enojo que hacía mucho tiempo no me tiraba. Es que lo estaba pasando bien y no pensé en ti. Error garrafal.


Bueno, nos fuimos parando de a poco e iniciamos la marcha de vuelta. Yo tomé la delantera, a un ritmo más rápido que el del ascenso.
Una sensación de estar tan a gusto en los cerros, que no había mucha energía por llegar a los autos.
Hubo una parada en particular, en que se dio algún tema, que duró mucho rato. Por eso tan tarde de vuelta a casa.

Bueno, estuvo genial.

domingo, 17 de octubre de 2021

Mañana acontecida en los cerros

Fuimos 7; buen número. 
Nos reunimos en la casa de Pancho. No llegó Víctor, un fijo. Llegaron la Soledad, la Jeannie, la Alejandra, la Anne Marie y Francisco, Pancho y yo, Gabriel.
La Jeannie pidió ruta suave, por bajo nivel de energía en su duracell.


Nos fuimos adonde siempre, del lado de la universidad de Los Andes, y caminamos plano hacia Aguas de Ramón, adonde intentamos ingresar sin éxito. 
En la pasada al sendero había un Guarda Parque, de apellido Rojas, que no nos dio la pasada. A pesar de que íbamos al rio y volvíamos por ahí mismo. Exigía pago de la tarifa completa, de $ 3.000 por persona. Yo pedí rebaja a $ 1.000 por persona por lo reducida de nuestra trayectoria. 


Negociamos una mañocidad, que nos obligaba a permanecer ahí por un rato. Fue tanta la gente que vimos pasar, que la Jeannie desistió de seguir adelante. Hasta ahí  nomás llegamos.
Yo partí a buscar a Pancho en la dirección que lo había visto que había seguido y el Guarda Parque muy servicialmente me acompañó. Yo gritaba el nombre de Pancho y el Guarda Parque usaba un megáfono de alta voz, para gritar igual que yo, Paaanchooo. Y no apareció.
Bueno, dijimos, él se las arreglará.


De vuelta, más arriba, estaba el resto del grupo a la espera. Y ahí estaba Pancho. Se había ido por detrás, de vuelta.
Por ahí mismo, nos subimos a una buena roca mirador y la declaramos nuestra cumbre del día e iniciamos los servicios alimenticios. Naranjas, frutos secos varios, chocolate. Y conversa.
La verdad nunca paramos de conversar.


Mas adelante, ya de vuelta, nos tropezamos con un grupo de tres, que intentaban pasar un cerco que los de Agua de Ramón había macheteado. Establecimos contacto y seguimos adelante juntos.
Conversé con el gato, que resultó ser colega mío de Ingeniería Civil Química de la Chile, aunque algo mayor que yo. Muy buena onda él.


Después conversé con Angela, que resultó ser Ingeniero, con el cargo de gerente de RRHH de una empresa de Javier Echeverri. Ellos son parte de un grupo que sube cerros, que se llama los Intrépidos.
Quedamos de conectarnos por la red y a ver si se nos suman en alguna subida.


Día despejado, agradable, con el pasto verde, los arboles brotados, muchas flores y mucho canto de pájaros. Un deleite.


Tuve varias conversaciones significativas, que quedan en lo privado. Un grupo que sigo disfrutando. En una actividad, que además nos cuida el estado físico. Qué mejor.

Un pochoquero rodeado de dos bastones hechos por Francisco Toyos

domingo, 26 de septiembre de 2021

Visita ilustre, la Jeanny

La Jeanny Rowe amenazó con aparecer y apareció. Alegría. Mucho tiempo que no la veíamos. Es la misma de siempre, entusiasta, alegre y conversadora.
Nos reunimos con Pancho en la puerta de su casa y además llegó Víctor Bunster, mi pariente cada vez menos lejano.
Después de conversar un poco, esperando a posibles nuevos asistentes, nos fuimos en dos autos. Destino, donde siempre, en la zona de la universidad de Los Andes.

Por favor, vámonos por una ruta planita, suave, que hace mucho tiempo que no vengo a los cerros, nos pidió la Jeanny. Al final de cuentas, influyó en todas las decisiones de ruta, muchas veces liderando la caravana y fue uno de los circuitos más pesados que hacía hacía tiempo. Conclusión, la Jeanny está en perfecto estado físico. Decía al final que la firme se vería los días siguientes. Mucho entusiasmo quizás.


El cerro está grato. Pasto verde por todas partes, los arboles llenos de hojas nuevas y el día, soleado, maravilloso. Fresco, luminoso.

No hablamos nada, por voluntad declarada, de la contingencia nacional. Qué está del terror.
Mucho salió Hugo Ravera a colación. Tanto la Jeanny con yo andábamos con bastones regalados por Hugo Ravera, los famosos pochoqueros. Y Víctor, andaba con una nueva línea de pochoqueros, si se puede decir, hecho por Francisco Toyos, mismo esquema que los pochoqueros, pero de acero inoxidable. Buen modelo Francisco.


La Jeanny conoció a Hugo Ravera, cantando en un local del Centro y después tomando té en su casa, llevada por una amiga que le habló maravillas de él y ella exigió conocerlo. Después de eso empezó a subir, y varias veces a la semana, con Hugo Ravera, el Pochoco. Ahí empezó todo.
Gran tipo Hugo. Triste final tuvo, en manos de un perro, siendo que era un amante de los perros, como pocos. 


Partimos a la derecha. Después nos fuimos buscando el sol, por rutas más planas. Pero cuando hubo que tomar una decisión más de cumbre, optamos por una semi cumbre, que se nos pasó soplada y llegamos, quizás producto de la buena conversa, a la cumbre misma. Ahí donde la Alejandra se separaba de nosotros y seguía sola a la cascada de los saltos de Apoquindo.

Descanso en la cumbre, tirados en el pasto, bajo una rica sombre, comiendo ricas mandarinas de Pancho, frutos secos de Víctor y Sahne Nus que trajo la Jeanny. No quedó nada de este, pulverizándolo al final entre Pancho y yo.
La vista desde este punto, maravillosa. Toda la cordillera al frente nuestro. Se veía el Provincia, en un día de aire prístino.
Yo pensé mientras estaba ahí, que no había otro mejor lugar donde quisiera estar, que ese, en esa compañía.


Bajamos por la misma ruta por donde subimos, después de no encontrar la ruta de bajada por el otro lado de la cumbre.
Varios ciclistas nos pasaron. Y varios caminantes cerro arriba, también nos topamos.
Nos topamos con un par, que los vimos bajando y más tarde, nos pasaron subiendo ellos. Dos cumbres en el mismo día ? Capaz que sí.

Llegamos a los autos tipo 13:30, yo bastante cansadito. Lleve a la Jeanny a la casa de Pancho donde dejó su auto, despidiéndonos  todos después de una agradable y bien traqueteado, paseando a nuestros cuerpos por la naturaleza, cosa que tanto agradecen.

domingo, 15 de agosto de 2021

Las Papas desde una nueva entrada

Cuatro nos reunimos en la puerta de entrada de la casa de Pancho, que anda en la playa, para encaminarnos a una nueva entrada, un poco más al norte de nuestra entrada habitual, por el costado de la Clínica Los Andes.

La Alejandra, Víctor, Eugenio Lagos y yo, Gabriel.

Estacionamos los autos al interior de un recinto con portón, que se supone cierra a la una.
Nos registramos en un puesto de recepción de entrada. Y partimos por senderos bien dibujados y señalizados.

Al poco andar vi el valor de este grupo por la cantidad de recomendaciones de películas y series para ver. Acabo de ver, ahora que escribo, la película The last chaman. Eugenio me recuerda por el chat la serie Fauda de Netflix. La Soledad se suma por el chat y recomienda la serie Navillera. Y Víctor me recuerda la película Antonia una sinfonía. La Alejandra recomienda la película Jobs de la vida de Steve Jobs.

Hicimos la ruta amigable, distinta a la que habían hecho en días pasados Víctor con Pancho, en línea recta a la cumbre.
Se ve trabajo en la ruta y se presiente que más adelante cobrarán la entrada.


Mucha gente en la ruta. Y mucha más cuando empalmamos con la ruta que venía de la Católica, del estadio de la Católica.
Grupos grandes de mujeres, que les dijimos parecían paseo de curso. Nos dijeron que eran de alguna agrupación de mujeres por los cerros.
Las mujeres se están organizando por todos lados. 

Llegamos a la cumbre las Las Papas y tuvimos que buscar un sitio al costado más abajo, pues la cumbre estaba llena.
Nos protegimos del viento algo frío que soplaba, pues debo decir que algunas gotitas nos cayeron, lo que confirma los vaticinios de lluvias que hay para los siguientes días.


Conté de mi próximo viaje a Europa, el 25 de agosto, por tres semanas. Así que no me verán nuevamente por un buen rato. Espero que sea un viaje sin tropiezos por el tema sanitario.

Otro dato, para los con el colesterol pasado de los límites: Astorvastatina de 10 mgrs; una pastilla lunes, miércoles y viernes.

Víctor insistiendo que fueran las pastillas de 10 mgrs.

Larga se me hizo la vuelta y quedé algo molido, recordándome el costo de mis reiteradas ausencias pasadas.

domingo, 11 de julio de 2021

Nueva ruta nos lleva más alto

Llego el primero al punto de encuentro. Al poco rato llega Víctor y después la Alejandra con la Soledad, en un mismo auto. Es ahí cuando sale Pancho de su casa.
Al poco rato mira su celular e informa que Francisco Toyos y la Anne Marie se excusan por fuerza mayor.

Partimos. Mismo lugar, cerca de la universidad de Los Andes. Al poco andar, tenemos un conciliábulo de qué ruta tomar. Hay acuerdo. Seguimos.


Dia con nubes altas, semi despejado. La Alejandra nota que el aire está más tibio que en la casa de Pancho. A medida que subimos, sube la temperatura.
El verdor del nuevo pasto que crece aumenta. Veo brotes en los arbustos que vamos pasando. Alguien dice que este martes podría haber otra lluvia, otro riego, para todas estas plantitas.
Mas allá digo que vamos pasando por un bosque. Los arbustos son grandes, hay partes que arman una especie de techo. Mucho árbol muerto; son las señales de la sequía que nos invade.


La Alejandra va adelante. Vamos muy lento. Detrás va la Soledad y conversan y se detienen frecuentemente. Le digo a Pancho, esto va muy lento.
Pancho se para en un desvío y propone tomar la variante, una ruta nueva. Así es Pancho; le gusta innovar, en el negocio y aquí. Lo seguimos. Toma la delantera y yo detrás. Cambia el ritmo. Nos alejamos del resto. Esperémoslos, le digo. Paramos. Llegan. Seguimos.


Subimos mucho. Y llegamos a una cumbre mucho más arriba de la cumbre del morro de las Papas, que se veía allá abajo. Yo estaba cansado. Al sentarme en el suelo, vi que además estaba molido. La falta de práctica; he venido poco.
Es nuestra cumbre del día. Nos sentamos en el suelo y compartimos alimentos. Naranjas, mandarinas, frutos secos.
Habíamos sostenido una conversación con un par, en que uno de ellos, de origen árabe, nos dejó con ganas de comer esas delicatessen árabes.


Surgen algunas recomendaciones para el Netflix: serie Atypical, la película Patines de plata y la serie I am.

En el cruce de Las Papas, de donde tomamos el camino de descenso, me despedí y me fui solo adelante. Quería llegar a casa más temprano; entre las 13:30 y las 2. Lo logré.

domingo, 4 de julio de 2021

Disfrutando del incipiente verdor después de unas lluvias

Primer fin de semana de julio. Hemos tenido lluvias los últimos días, que pusieron una buen cantidad de nieve en la cordillera y han regado los cerros. Por eso apreciaremos este día el pasto que nace, incipiente, en todas partes de los cerros. Es causa de regocijo.

Tres personas me contactaron para subir este día y aparecieron en la casa de Pancho, lugar de encuentro. Primero fue la Milena Grunwald, luego José Manuel Salinas que llegó con la Lili y Arturo Kutscher. Aparte estuvieron Pancho, Francisco Toyos y la Anne Marie. Ocho en total en este día; un buen número, además de conversador y entretenido.


Nos fuimos a nuestro lugar habitual en la zona de la universidad de Los Andes. Pero, con Pancho, la hicimos un poco más exigente, tomando a la derecha y luego las rutas semi ascendentes.

La conversa era nutrida. Unos conociéndose, otros poniéndose al día, pues hacía tiempo que no nos veíamos.
Con Pancho partimos punteando, señalando la ruta. Más allá, cuando la cosa era más empinada, nos encontramos coleando. Y más allá Milena quiso llegar hasta ahí nomás y le dije a Pancho que siguiera tras el grupo, que yo me quedaría con Milena. Y no los vi más.

Después Arturo me mandó esta serie de fotos que comparto.








Nos instalamos en un lindo lugar a la orilla del camino a conversar y a comer con Milena.
Buena conversación; profunda.
Pasaron un grupo de varios ciclistas, mayores, el primero iba con motor. Le hablamos y bromeamos con esto de subir con algo así como un mosquito. Llegaron los demás, que ninguno tenía motor y se quejaban de su líder, que los había invitado, sin avisar que él vendría con motor. Y no se las prestaba, además.
Se quedaron un rato conversando, bromeando. Uno de ellos era Hugo Parada de la empresa de tecnología Soluciones.

Mas allá venía un papá con tres niños, una en los hombros. Le metimos conversa, preguntando si algunas de las mujeres que iban cerca suyo, era la mamá. No, andaba solo. 
Bromeamos con Milena, diciendo que esta era una de los formas de la cultura post patriarcal.

Mucha familia con niños nos topamos a medida que llegábamos a nuestra meta de retorno. 
Aparte de que era un bello día soleado con un aire bastante traslúcido.