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domingo, 11 de julio de 2021

Nueva ruta nos lleva más alto

Llego el primero al punto de encuentro. Al poco rato llega Víctor y después la Alejandra con la Soledad, en un mismo auto. Es ahí cuando sale Pancho de su casa.
Al poco rato mira su celular e informa que Francisco Toyos y la Anne Marie se excusan por fuerza mayor.

Partimos. Mismo lugar, cerca de la universidad de Los Andes. Al poco andar, tenemos un conciliábulo de qué ruta tomar. Hay acuerdo. Seguimos.


Dia con nubes altas, semi despejado. La Alejandra nota que el aire está más tibio que en la casa de Pancho. A medida que subimos, sube la temperatura.
El verdor del nuevo pasto que crece aumenta. Veo brotes en los arbustos que vamos pasando. Alguien dice que este martes podría haber otra lluvia, otro riego, para todas estas plantitas.
Mas allá digo que vamos pasando por un bosque. Los arbustos son grandes, hay partes que arman una especie de techo. Mucho árbol muerto; son las señales de la sequía que nos invade.


La Alejandra va adelante. Vamos muy lento. Detrás va la Soledad y conversan y se detienen frecuentemente. Le digo a Pancho, esto va muy lento.
Pancho se para en un desvío y propone tomar la variante, una ruta nueva. Así es Pancho; le gusta innovar, en el negocio y aquí. Lo seguimos. Toma la delantera y yo detrás. Cambia el ritmo. Nos alejamos del resto. Esperémoslos, le digo. Paramos. Llegan. Seguimos.


Subimos mucho. Y llegamos a una cumbre mucho más arriba de la cumbre del morro de las Papas, que se veía allá abajo. Yo estaba cansado. Al sentarme en el suelo, vi que además estaba molido. La falta de práctica; he venido poco.
Es nuestra cumbre del día. Nos sentamos en el suelo y compartimos alimentos. Naranjas, mandarinas, frutos secos.
Habíamos sostenido una conversación con un par, en que uno de ellos, de origen árabe, nos dejó con ganas de comer esas delicatessen árabes.


Surgen algunas recomendaciones para el Netflix: serie Atypical, la película Patines de plata y la serie I am.

En el cruce de Las Papas, de donde tomamos el camino de descenso, me despedí y me fui solo adelante. Quería llegar a casa más temprano; entre las 13:30 y las 2. Lo logré.

domingo, 4 de julio de 2021

Disfrutando del incipiente verdor después de unas lluvias

Primer fin de semana de julio. Hemos tenido lluvias los últimos días, que pusieron una buen cantidad de nieve en la cordillera y han regado los cerros. Por eso apreciaremos este día el pasto que nace, incipiente, en todas partes de los cerros. Es causa de regocijo.

Tres personas me contactaron para subir este día y aparecieron en la casa de Pancho, lugar de encuentro. Primero fue la Milena Grunwald, luego José Manuel Salinas que llegó con la Lili y Arturo Kutscher. Aparte estuvieron Pancho, Francisco Toyos y la Anne Marie. Ocho en total en este día; un buen número, además de conversador y entretenido.


Nos fuimos a nuestro lugar habitual en la zona de la universidad de Los Andes. Pero, con Pancho, la hicimos un poco más exigente, tomando a la derecha y luego las rutas semi ascendentes.

La conversa era nutrida. Unos conociéndose, otros poniéndose al día, pues hacía tiempo que no nos veíamos.
Con Pancho partimos punteando, señalando la ruta. Más allá, cuando la cosa era más empinada, nos encontramos coleando. Y más allá Milena quiso llegar hasta ahí nomás y le dije a Pancho que siguiera tras el grupo, que yo me quedaría con Milena. Y no los vi más.

Después Arturo me mandó esta serie de fotos que comparto.








Nos instalamos en un lindo lugar a la orilla del camino a conversar y a comer con Milena.
Buena conversación; profunda.
Pasaron un grupo de varios ciclistas, mayores, el primero iba con motor. Le hablamos y bromeamos con esto de subir con algo así como un mosquito. Llegaron los demás, que ninguno tenía motor y se quejaban de su líder, que los había invitado, sin avisar que él vendría con motor. Y no se las prestaba, además.
Se quedaron un rato conversando, bromeando. Uno de ellos era Hugo Parada de la empresa de tecnología Soluciones.

Mas allá venía un papá con tres niños, una en los hombros. Le metimos conversa, preguntando si algunas de las mujeres que iban cerca suyo, era la mamá. No, andaba solo. 
Bromeamos con Milena, diciendo que esta era una de los formas de la cultura post patriarcal.

Mucha familia con niños nos topamos a medida que llegábamos a nuestra meta de retorno. 
Aparte de que era un bello día soleado con un aire bastante traslúcido.