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domingo, 23 de octubre de 2016

A las Varas en día de elecciones

Día de elecciones. Hagámosla corta; no todos estaban tan decididos a hacerla corta, quizás porque no tenían aun claro si votarían, Después de un tira y afloja entre La Católica y Las Varas, partimos a las Varas, en la Van de Víctor.

en la caseta de pago
Eramos nueve. José partió sólo adelante; en la cumbre de las Varas, nos abandonaría, para seguir adelante cerro arriba, como ya viene haciéndolo muchas veces,

Pancho, Eugenio, la Isabel, José, Maribel, Rebeca y Víctor
Aparte de Víctor y José, estaban Pancho, Eugenio y la Isabel, la Rebeca, Maribel Valdivieso, Francisco Toyos y yo, Gabriel; nueve en total.

la Rebeca, más allá, de espalas, la Maribel
tranque, al fondo
El día, partió despejado cuando salí de mi casa, pero ya en el punto de encuentro estaba tapado y nos fuimos adentro de la cafetería a capear el frío y tomarnos algunos cafés.
Mas tarde, iría abriendo poco a poco. En la cumbre, tirados en el suelo, lagartijeando con la luz cálida de un sol que atravesaba algo las nubes, terminó con sol radiante entrando y saliendo. Fue muy rico, con un bello cielo que atrapaba nuestra atención.

Pancho
Tomamos la ruta clásica pasando por el tranque, con bastante agua, tomando el atajo que descubrimos no hace tanto.
Y de ahí, para arriba, siempre derecho. Pasamos el canal y seguimos subiendo. Hasta esa primera cumbre. Toyos quería seguir, José, después siguió.

abundancia de chahuales
Dos venían llegando de potentes viajes, La Maribel, de un trecking por Nepal con un matrimonio en Delhi. Y Víctor de un crucero por el Mediterráneo, llegando hasta Sicilia, pasando por Palmas y más tarde Costa Azul; terminó con tres días en Barcelona. Entretenidos relatos, que nos transportaron a otras latitudes.

en la canaleta
Respecto de las elecciones, poco se habló. Salvo que Pancho pidió nuestro voto para su primo Alvaro Salamero, del partido Radical. Él no es de esos lados, pero siendo pariente y algo afín con Guillier, pidió nuestro apoyo. Sentí que todos acogieron su propuesta y de hecho yo fui a votar, cosa de la que dudaba, para puro votar por Salamero.

Gabriel. Maribel, Pancho, Francisco, la Rebeca (no se ve), Isabel y de pie José
Subimos bastante rápido, sin parar en el tranque, sino hasta la canaleta. Descansamos ahí sentados en su borde, casi solo esperando a los rezagados y seguimos, por esto de hacerla corta.
Al final en la cumbre estaba tan rico, que hasta Francisco Toyos se quedó dormido. Estuvimos mucho rato, antes de bajar.

Víctor
Y la bajada fue rápido, por parte de un grupo delantero, que llegó a puerto mucho antes, que los rezagados, Víctor, Eugenio y la Isabel.

en la cumbre; Toyos duerme
Van de Víctor y para la casa, en un rico transporte.

domingo, 16 de octubre de 2016

Con lluvia y barro por las Caballerizas

El pronóstico para hoy era 100% lluvia. Igual llegamos cuatro; quizás porque en el momento de la decisión de ir o no, no llovía.
Cuando salí de mi casa, la vista hacia el sur tenía grandes espacios azules, así que le di con todo.

Cuando llegué, ya estaba ahí la Soledad Tagle. Al poco rato llegó Pancho y finalmente mi yerno, Pablo Mac-Carte. Se puso a llover débilmente, así que nos metimos a la cafetería, donde nos tomamos unos cafés con mufin.
Pancho no estaba muy convencido de partir a los cerros con lluvia, pero los otros tres estábamos dispuestos a aperrar. Tres perros y un gato dijimos que éramos.
Al final decidimos irnos a las Caballerizas, dejando los autos en el Líder. Y subir por la parte más suave.

la Soledad, Pancho y más atrás Pablo
Partimos bajo la lluvia, pero insisto, no era lluvia torrencial ni mucho menos. Pero de que mojaba, mojaba.
Lo malo era, que el piso era barro y muy resbaloso, por lo empapado del suelo.
Cada paso, era un retroceso inmediato producto del resbalón inmediato hacia atrás. Cuando el camino se empinaba un poco, la cosa se ponía más difícil.

Gabriel camino al árbol que será nuestra cumbre del día
Llegamos a la pata de gallo ya sin lluvia. Torcimos hacia arriba y seguimos dándole, lidiando con lo resbaladizo del terreno.
Hay una parte mas adelante, donde la ruta se empina aun más y el avance era realmente dificultoso y cansador. Pancho buscó senderos por los costados, con pasto donde agarrarse.

callampas gigantes en una ruma de estiércol
Llegamos al árbol grande ese, donde solemos hacer un alto, justo cuando se larga nuevamente a llover con más fuerza. Ahí nos guarecimos y finalmente declaramos esa la cumbre del día y nos abocamos a comernos nuestros alimentos.
Llovía con más fuerza y ya los goterones empezaron a atravesar nuestras ropas. Nos empezamos a enfriar y la verdad bajó la temperatura fuertemente, al punto que pensamos que podía llegar a nevar.
Ahí decidimos volvernos.

Pablo ayuda a Pancho a ponerse de pie

En una de las partes más empinadas, Pancho colapsó. Primero calló de manera de quedar con las manos en el barro, sin terminar con todo el cuerpo en el barro. Pero al pararse y retomar la marcha, se volvió a resbalar y esta vez si cayó con todo su cuerpo de espaldas en el barro. Por que será que uno en estas ocasiones en vez de sentir compasión por él, se ríe. Bueno, Pablo y la Soledad que estaban más cerca de él, partieron a ayudarlo.
Se limpió el barro de las manos con la maleza del suelo y seguimos.

se aprecia el estado en que quedó el trasero ?
se fijan como los zapatos de Pablo se resbalan ?
listos para seguir
En el auto hubo un arduo trabajo de manera de no ensuciar mayormente. Plásticos en los asientos y en el suelo fueron la salvación. De ahí al Líder, contentos de haber hecho cerro en un día difícil, igual.

domingo, 2 de octubre de 2016

Potrerito en primavera

Llegamos al punto de encuentro Isabel y yo (Eugenio) junto con Gabriel. Nos extrañó que no hubiera llegado nadie más.
Al poco rato aparecieron, la Rebeca, Pancho, Francisco Toyos y José Salinas. Seríamos 7.
La Isabel aparecía después de una ausencia larga producto de una lesión en su mano que ya está recuperada. Por lo mismo pidió una subida fácil y Gabriel sugirió el Potrerito.
Partimos 5 en el auto de Fco. Toyos y José en su Jeep con la Rebeca.

partiendo
En el camino mucho ciclista, el día estaba precioso y el aire impecable, especial para andar en bicicleta así que se entendía tanta concurrencia ciclística.
Francisco Toyos nos contó que a ese lugar algunos lo llaman don Tito, aparentemente por el nombre del que habita la casa de piedra que hay cerca de la entrada.

la Isabel en la delantera
Empezamos la subida con una temperatura muy agradable y un cielo limpio. Los cerros verdes que nos rodeaban completaban la escena. Un día fantástico.
En el camino de subida las primeras flores y pasto abundante en esta época, pero que desaparece pronto con los calores que vendrán.

Pancho, la Isabel, José, Eugenio y Francisco Toyos
Llegamos a la piedra donde solemos descansar unos minutos, que en esta oportunidad se extendieron más de lo habitual, Pancho se sacó la polera y aprovechó de asolearse. El suelo estaba empezando a cubrirse de una maleza y algunas florcitas chicas, que luego se apoderan de casi toda la superficie, estaban empezando a asomarse.

en el Potrerito mismo
la Rebeca toca una armónica de Fco Toyos
La Rebeca contó que había ido a ver la ópera Orfeo , que según datos aportados por Gabriel fue la primera ópera, del compositor Claudio Monteverdi. Nos comentó algo decepcionada, que siendo ésta una pieza compuesta para instrumentos antiguos, la escenografía y el vestuario resultaban muy poco apropiados pues hicieron una propuesta de escenografía moderna que no dialogaba con la música. Entonces la música se tomó el tema, Fco. Toyos contó que había ido a otra ópera, la que se presentó a las autoridades para la celebración de las fiestas Patrias, creo que era La Gioconda.

Eugenio y la Isabel
la Rebeca tocando la armónica
En eso estábamos cuando sacó de su mochila una armónica y se la entregó a la Rebeca para que ella, como profesora de música que es, pudiera interpretar algo. La Rebeca explicó que la armónica es un instrumento difícil pues no emite una sola nota sino un conjunto de notas, por eso su nombre. Improvisó algo y se la pasó a su dueño quien tenía mas dominio y sacó algunas melodías.

Pancho y José
Estábamos en eso y conversando animádamente pero la hora avanzaba y decidimos seguir hacia las piedras redondeadas que quedan hacia el norte y para allá nos encaminamos, la Isabel liderando por un rato el grupo.

vista Potrerito
La subida es empinada, entonces en pocos minutos ya teníamos una vista completa de la explanada del Potrerito con su verdor incipiente, las vacas que pastaban, los cerros que lo rodean, las vistas lejanas a los centros de esquí.

en la cumbre misma
Llegamos arriba y en un roquerío hicimos la compartida y conversa de rigor, las naranjas de Pancho como siempre muy ricas.
Cuando nos dieron como las 12:30 decidimos bajar, y José como se ha hecho habitual siguió solo, Fco. Toyos le dio varios antecedentes, el sector al que se dirigió se llama Alto Hotel, por un antiguo hotel que la Minera Disputada de Las Condes construyó en esa zona.
José nos contó lo mucho que disfruta esas subidas en solitario y que muchas veces se duerme una breve siesta arriba, gozando del silencio en los cerros.

Añadir leyenda
Llegamos al auto y nos apretujamos los 6 hasta abajo (yo me metí en la "tercera fila"), nuevamente mucho ciclista en la ruta. En el camino de vuelta Gabriel y Fco. Toyos descubrieron muchos conocidos en común extrañados de no haberlo notado antes.

Un rico día de deporte, naturaleza, conversa y amistad con el grupo de los subecerros

(Texto de Eugenio Lagos)