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lunes, 8 de marzo de 2021

El vichito se aproxima

Cuatro convergimos a la casa de Pancho este domingo 7 de marzo. Pancho, Víctor, la Alejandra y quien escribe, Gabriel.

Conversamos un rato antes de partir y nos fuimos a donde siempre, en este último tiempo.


Había una conversación que yo había tenido con la Alejandra, en que se quejaba de que este grupo venía flojeando hace tiempo, caminando casi plano y subiendo pequeñas lomas. Más parecíamos caminando por la orilla de los cerros, que subecerros.
Bueno, a raíz de esto, Pancho indicó la cumbre más alta a la vista de donde empezábamos caminando y esa fue la cumbre a la que acordamos ir.
Y a campo travieso. Si nos encontrábamos con senderos, estupendo. Si no, a lo derecho, cerro arriba.


Eso hizo la escalada más pesada; bastante más pesada que otras veces.

Íbamos a mitad de cerro, cuando recibo un llamado telefónico de la Andrea, mi mujer.
Nuestra nieta Sofía, dio positivo al coronavirus. Había pasado por nuestra casa, dos o tres de días atrás.
Vuélvete altiro y nos vamos a hacer un PCR. Déjame pensarlo, le digo.


Lo pienso y decido seguir adelante. Le cuento lo sucedido al grupo, mientras me ponía mi mascarilla y les digo: vamos a esa cumbre, que podría ser la última cumbre que haga en mi vida.


Eso, al menos a mi, me puso una energía adicional. Llegamos a la cumbre, con un descanso poco antes. Ello nos enganchó con otras rutas, que tomamos en descenso, hasta la cumbre de Las Papas. Habíamos enganchado con la ruta que va a las Vizcachas.


Ahí entramos en contacto con mucho más gente, que iba y venía.
Yo empecé a distanciarme, en parte porque con la Alejandra nos mezclamos con un grupo familiar y la vi a ella en animada conversación. Seguí adelante y me fui distanciando. Un rato conversaba yo con el papá, del grupo; que después bajó el ritmo para esperar a sus hijos. Y yo seguí adelante, solo, hasta el auto.


En un momento, paré y miré atrás y me pareció ver a Pancho muy atrás, arriba. Seguí adelante. Las demandas de la Andrea de volverme altiro y la hora, me influyeron.
Llegué a casa pasadas las 2, habiendo parado antes a una feria donde compré paltas, tomates, lechugas y un par de melones.


Después, y hoy, hablé con el resto y todos llegaron bien a puerto. Bien cansado quedé yo al menos.