Páginas

domingo, 24 de marzo de 2019

Yo como, tu comes, él come; a veces yo no como

Dejo de ver el documental de Alondra de la Parra, directora de orquesta mexicana, y me vuelco a escribir este relato de los subecerros en el día de hoy.

La Alejandra, se vino a mi edificio, para irse conmigo. Llegó puntualmente a las 8:15
En el punto de encuentro ya estaban Dirk, Pancho y Víctor.
Breve conversa y más que el destino, el punto a resolver era en qué auto nos íbamos. En el Volvo de Dirk.
Destino, obvio, Las Varas.

Dirk, Alejandra y detrás Pancho; no se Víctor que viene más atrás
Pasamos de largo hacia nuestro estacionamiento bajo malla de kiwi, cerca del tranque.
Dirk pidió hacer la ruta en el sentido que hiciera la bajada más suave, pues andaba con la rodilla en rodaje.

Alejandra, Dirk y Víctor
La marcha era lenta. Quizás porque Pancho había dormido muy pocas horas anoche, pues había ido a un matrimonio, de donde salió tipo 3 de la mañana. Este tipo si que es patriota o comprometido con este grupo.
Lenta fue al principio, ya más adelante, activados por el ejercicio, o el ascenso, el ritmo fue normal.

Gabriel, Dirk y Alejandra
Llegamos a la canaleta, muy rápido. Estábamos sentados ahí a las 10:15 pues alguien preguntó la hora. Ah Dirk, que seguía una dieta con ayuno de un cierto número de horas, que completaba a las 10 de la mañana y quería comer de las cosas que se le ofrecían.

Alejandra conversa con estos tres hombres sabios
Nos sentamos esta vez en la canaleta y comimos mandarinas, naranjas, frutos secos. Vista maravillosa, coronada con un Plomo en su mínima expresión, según Dirk.
La conversa muy centrada en dietas y alimentación. El experto era Dirk. Yo había anunciado que había iniciado una dieta exclusivamente centrada en hacer dos días completos de ayuno a la semana; había empezado el jueves pasado y seguiría al día siguiente, lunes. Dirk la aprobó y apoyó con documentación que mandaría (Mercola.com).

Pancho, Dirk y Víctor
Hay varios guatones en el grupo, que lidian con el sobrepeso y el gusto por comer. La Alejandra se sitúa en el otro extremo, en el extremo bajo peso. Los guatones la miraban espantados y preocupados.

Otro tema fue la felicidad y yo sugerí ver el video titulado Happy en Netflix; genial.

sentados en la canaleta o cumbre del ascenso de ese día
Caminamos de vuelta aguas abajo por el canal, hasta cuando termina, cerca del otro tranque.
Yo iba adelante, a cierta distancia, la mayor parte del tiempo. Disfrutaba del paisaje, las sombras, pues el calor ascendía a medida que avanzaba el día; y el agua que corría al costado. Qué bella ruta.

Mucho ciclista en la última parte del canal y luego por la calle, camino al auto. Jóvenes que salen a sus paseos domingueros, sumamente tarde.

Al auto, apreciando los cómodos asientos, mientras algunos hacían elongaciones. Y a casa, cansados, después de un agradable paseo por la naturaleza y los cerros, en compañía de buenos amigos.

domingo, 17 de marzo de 2019

Una corta a Las Varas

Llego el primero. Me bajo y me pido un café en la cafetería. Me siento a esperar y llega Pancho; le hago señas. Entra Pancho y se compra un café con muffin, que parte con cuchillo en dos. Luego llega Víctor, que se sienta y no quiere nada, pues viene comido de un matrimonio pantagruélico, donde se encontró con la Soledad.

Tengo un importante almuerzo en mi casa, pues van los padres del novio de mi hija Emilia. Propongo Las Varas, subir y bajar a la canaleta, por la ruta directa, frente al tranque, ese que está con tan poca agua.
Víctor andaba ronco de resfriado, por lo que le venía bien hacerla corta.
Y Pancho aterrizó el día anterior de una semana en Framkfurt, por feria de su tema. Fue con cinco personas de la empresa, entre ellos sus dos hijos. Se vino antes, pues quería estar con nosotros en esta subida. Qué tal ?

Pancho y Gabriel; atrás tranque
Nos fuimos en el auto de Víctor, hasta ese estacionamiento nuevo, con techo de malla kiwi, cerca del tranque.
Bastó que nos bajáramos para que yo dijera, notan ustedes, cómo el cuerpo agradece y se alegra que lo pongamos en movimiento en estos parajes ?
Sii, respondieron los demás.

Hablamos de la fastuosidad de los matrimonios, en tono crítico, pero nos fuimos por las delicatessen que Víctor probó la noche anterior y no quedamos en nada.

Víctor y Pancho
Hablamos del cambio climático y del rol que ha tomado esta muchacha sueca de 16 años, Greta Thunberg, que ha optado por no ir a clases e instalarse frente al Parlamento sueco, a protestar; sola al principio. La marcha del otro día en Santiago, es parte de la onda de choque de lo que ella comenzó.
Está claro que somos parte de la generación que nada hace, salvo informarse parcialmente y opinar, incluso cuestionando voces muy radicales.

Yo llevé la delantera. Detrás venía Víctor y más atrás, Pancho. Le dimos duro, haciendo bien ejercicio en el breve tramo que habíamos elegido. Hicimos un alto en una loma pelada de vegetación, donde tomamos, o yo tomé de mi agua azul, que no todos aprueban.
El aire de la ciudad, limpio. Rara cosa. Las temperaturas han bajado, siendo este un día completamente despejado.

Víctor y Pancho
Siguiente tiro y estamos en la canaleta. Dos pasos más arriba está la sombra donde nos desplegamos.
Comimos naranjas de Pancho, mandarinas de Víctor, chocolates Bozzo sin azúcar míos (unas porquerías que me habían regalado, que no eran la verdad tan malos) y nueces de Víctor.

Y hablamos del consumo del azúcar, tan vetado en estos tiempos. De las dietas y de mi cerrada negativa a dejar de comer pan con mantequilla.
A falta de religión, la religión ahora parece ser la alimentación. Hay gente verdaderamente fanática. Como el espíritu se degradó con tanto cura pervertido, solo nos va quedando el cuerpo para adorar. Será ?

perro juguetón que nos acompañó buena parte del camino
De repente nos pusimos de pie e iniciamos la vuelta. No conversamos tanto ahí.
En qué estarán todos los subecerros que ya no vienen ? Es posible que muchos estén en ejercicios más fuertes, quizás con miras a participar en algún K o triatlón. Si, los echamos de menos.

Pasamos mirando el tranque de escasa agua y al auto. Rico sentarse en el mullido asiento y dejarse transportar.
En los autos nos despedimos, contentos de haber cumplido nuestro paseo dominguero, de ejercicio y naturaleza, aparte de la buena conversa.

Ah, Víctor y yo andábamos con gorro azul, comprado en la tienda Decathlon de Padre Hurtado con Bilbao; en ese Mall. Excelente tienda, barata.

domingo, 10 de marzo de 2019

Dos hombres y dos mujeres a Las Varas

El día anterior me encontré en el Jumbo con la Alejandra y la insté a ir al cerro el domingo; acogió y ahí estaba en la recepción de mi edificio (vive a un par de cuadras), temprano el domingo.

Llegamos y ya estaba en el punto de encuentro la Soledad. Al poco rato llegó Víctor.
Y esos cuatro seriamos, dos hombres y dos mujeres. Parece que mi posteo de la semana surtió efecto.

Soledad, Víctor y Alejandra
Ni hablamos de adonde iríamos. Yo puse el hecho que debía estar en mi casa a las 13:15 y Víctor propuso fuéramos en mi auto. Nos subimos, sin comentar nadie, directo a Las Varas, al mismo lugar más arriba, adonde habíamos llegado en auto el domingo pasado. Dejando el auto sobre terreno cementado, bajo la sombra de unas telas de kiwi.

Alejandra pasando una parte difícil
Esta vez partimos caminando hacia abajo, a tomar el camino que nos llevaba al tranque de destino de la canaleta y desde ahí caminar aguas arriba, en ese recorrido tan frecuente que venimos haciendo.

Día despejado, con una temperatura mucho mas baja que domingos pasados. Tres de nosotros partieron con abrigo adicional, que ya cerca del canal se sacaron. El clima bajó su temperatura.

Soledad y Víctor por la misma dificultad
La Alejandra celebraba la ruta, lo suave de su ascenso, las frecuentes sombras de la vegetación colindante a la canaleta y el ruido y vista del agua que nos acompañaba. Sin duda esta se ha convertido en la mejor ruta para este grupo.

Soledad y Víctor en la cumbre
Llegamos sin detención previa, pero si con mucha conversación, a lo que llamamos la cumbre. Se trata del punto donde nos descolgamos de la canaleta e iniciamos el descenso.
Ahí comimos mandarinas, huesillos, nueces y frutos secos diversos. La Alejandra se comió unos sanguches en pan pita con jamón y lechuga. Aparte de los bebestibles, por supuesto.
Nos instalamos en una buena sombra, donde imaginamos unas banquetas instaladas, aporte de los subecerros.

bajando
Un tema fue la masiva marcha feminista del 8M, que tuvo distintas vistas y una de ellas fue este video de Teresa Marinovic, que Víctor quiso aportar, pero no supo poner en sus palabras, así que prefirió enviarnos el link. Las cosas han cambiado en relación a las mujeres, eso no está en discusión.

Bajamos rápidamente y llegamos al auto con holgura en relación a la hora que nos habíamos propuesto. Al pasar por la caseta de cobro, paramos y Víctor se bajó a pagar, cosa de la que yo no iba en disposición. Igual pagamos.

Y llegué a mi casa, on time, para partir al almuerzo donde se juntaría toda la familia Izquierdo.

domingo, 3 de marzo de 2019

Empezó marzo en el Morro Guayacán

Qué pasó con febrero que no hay ningún posteo en este blog ?
Víctor me contaba que vino todo febrero y en dos ocasiones no llegó nadie más y subió solo.
Bueno, hoy domingo 3 de marzo, eramos tres: Pancho, Víctor y yo, Gabriel. Contentos de volver a vernos después de un buen rato, la mayoría.

Gabriel y Pancho, apoyándose uno en el otro, en la cumbre
Víctor sugiere el Morro Guayacán, por la entrada de las Varas y para allá partimos en el auto del mismo Víctor.
Al llegar, Pancho sugiere seguir subiendo y terminamos estacionando el auto, en la explanada poco antes del tranque, en un lugar cementado y cubierto con malla kiwi; genial.

Víctor y Pancho
Partimos tomando la ruta de las bicicletas y rápidamente llegamos a nuestra habitual cumbre de la canaleta.
Ahí hicimos un alto, descasamos y tomamos líquidos.
Seguimos subiendo ya guiados por Víctor. A medio camino hacia la cumbre, Víctor se desvía hacia la izquierda y sigue por un sendero que no llevará, dando ciertas vueltas, en forma suave, hasta la cumbre.

Santiago detrás
Igual fue una subida pesada, pues la mayoría estábamos fuera de training. En la cumbre debemos haber estado una media hora, descansando, sentados en el suelo, tirados, en una semi sombra.
Comimos frutillas que llevó Pancho y mandarinas y nueces que llevó Víctor. Exquisitas las frutillas.

El día estuvo ideal para subir, pues nos cubrían, la mayor parte del tiempo, elevadas nubes, que hacía que pegara menos el sol y bajara la temperatura veraniega.
Cuando caminábamos por bordes de cumbre, disfrutábamos de una fresca brisa.

Echamos de menos a las mujeres de este grupo, que no saben como nos sacan trote, pues cuando están nuestro ritmo curiosamente, es mucho más ágil. Y esto no se nos ha ido pasando con los años.
Hay esperanzas de ver por aquí a la Alejandra y a la Jeanny; y que decir de la Soledad que la consideramos un miembro estable del grupo.

Víctor y allá atrás, Pancho
El descenso fue rápido, con una escala en la canaleta, donde metimos las manos al agua fría y nos echamos agua en la cabeza, algunos.
Nos topamos con un grupo grande de caminantes ya cerca de la cumbre a la que fuimos y un par de grupos de ciclistas que pasaron en rápido descenso.

El tranque con muy poca agua.
Llegamos al auto que disfrutamos sentarnos y reposar, ya camino a casa, habiendo cumplido nuestra tarea de subir cerros los domingos, santo remedio para muchos males.