Hace varias semanas que no participo (Eugenio) y, como cuando el caballo se va solo, me di cuenta que estaba tomando el camino para el antiguo punto de reunión de este grupo, en la bomba Shell de Las Condes con Camino a Farellones. Menos mal atiné justo y tomé Estoril para dirigirme a la casa de Pancho.
Llegué junto con Víctor y Gabriel y al minuto apareció Pancho por la puerta de su casa.
Ya no se pregunta donde vamos, cuestión que antes era bien entretenida y a veces motivo de una que otra discrepancia, que siempre se resolvía amistosamente. Ahora se va siempre al mismo cerro, pero lo mas entretenido son las conversaciones y la amistad.
Partimos en el auto de Víctor y en el Gabriel y comprobamos que había pocos tempraneros a estar casi vacío el estacionamiento.
El día estaba precioso después de la intensa lluvia del sábado en la noche que dejó granizos y nieve en la cordillera, que a estas alturas del año ya estaba bien pilucha. Pensamos que el calor iría en aumento sin embargo no fué así, lentamente empezaron a aparecer nubes y un viento mas frío.
Hicimos la subida a buen ritmo y conversando de varios temas, la mayoría de la situación del país, la inestabilidad que se percibe en las inversiones, el control de la inflación y varios tópicos por ese estilo.
Observamos como el leve aumento en las lluvias del último inverno ha hecho brotar y reverdecer arbustos y árboles. El pasto, que salió con fuerza, ya se empieza poner amarillo.
Casi sin darnos cuenta llegamos al lugar del relajo en la cima. El Manquehue se veía como un volcán en erupción gracias a una nube con la forma adecuada.
La conversa, las mandarinas de Pancho, maní gringo de Gabriel y maní con miel que ofreció Pancho fue lo que compartimos.
Al poco rato, en vista de compromisos de almorzar con la familia de algunos, emprendimos el regreso. Oí que Gabriel dijo ¿bajamos por la derecha? y partimos. Al llegar a un cerco de alambre, nos topamos con un grupo de unas 8 personas, y un "guardia" que empieza a decirles que no pueden entrar porque es propiedad privada y para hacerlo deben pagar. Mientras el supuesto guardia hablaba Gabriel abrió y pasamos tranquilamente. Mientras nos increpaba a nosotros, que no le hicimos ningún caso, el otro grupo aprovechó de entrar tranquilamente.
El sendero de bajada se encuentra de nuevo con el famoso cerco, el que ya tiene una pasada "oficial". Se vé que cada día se obstaculiza mas el acceso a la precordillera de Santiago, es una lástima que no existan parques o zonas accesibles a los que quieren subecerrear.
Texto de Eugenio Lagos