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martes, 1 de marzo de 2011

Al salto de Apoquindo



Cielo despejado, me levanto con dificultad con sueño, rápidamente me preparo un par de sandwiches con queso, mucha agua con cocacola y varias tunas para comer y compartir con el grupo...me suena el celular varias veces, hago las últimas coordinaciones entre mi hijo Martín y la María Elena que vienen atrasados, y llega mi cuñado Martín puntualmente a buscarme. Nos encontramos pasadita las 8am con Gabriel y la Alejandra Cambiaso, poco después viene la Verónica Peña. Feliz reencuentro, buen ánimo y mucho camino por recorrer. Nos hemos propuesto llegar esta vez si o si a nuestro destino: El Salto de Apoquindo!.
Paz, Mika y Rebeca cruzando el puente

Según el mapa y las instrucciones que nos facilitan en la entrada al "Parque Aguas de Ramón", tenemos por delante un sendero de 17 kilómetros ida y vuelta, eso implica unas 3 horas al menos hasta el salto. Los + apurados parten tempranamente  algo ansiosos, mientras me quedo con la Vero esperando al resto del grupo. Poco después se suman entonces la María Elena con su amiga Mika, mi hijo Martín con su polola Javiera y su hija Pacita...ya reunidos todos partimos acelerando el paso para encontrarnos con el grupo.
Rebeca en el salto
 La caminata se hace agradable ya que el sendero está bien demarcados y continuamente aparecen letreros y señales para ubicarnos lo que no deja de sorprenderme lo producido del lugar...baños, asientos de madera para descansar, puentes...etc. Mientras caminamos fluyen las conversaciones, con la Vero tenemos todo un verano sin vernos asi que los temas son muchos, vacaciones, proyectos nuevos. Temas no faltan y cosas pendientes tampoco. La María Elena con Mika también parecen ponerse al día en sus conversaciones que  mantienen sin perder el tranco, por ahí me entero que ambas se conocen desde hace 25 años.
María Elena y su amiga
Llegamos a la primera parada a tomar agua en el bosque de peumos a orillas del rio que baja conformando esquisitos pozones para refrescarse. El dia está radiante, absolutamente despejado y con aires limpios. La temperatura ambiente ideal y para no perder el calor que llevamos, rápidamente nos disponemos a seguir. La Pacita se impacienta y nos pregunta ¿cuanto falta?...(supiera ella todo lo que faltaba por llegar). La pregunta se repitió en varios momentos de la caminata ya que aunque por la edad ella nos supera en capacidad física por mucho, le cuesta controlar su ansiedad. Compartimos y hasta recordamos con ella, las salidas con nuestros hijos niños, que la canción de ¿cuanto falta? nos acompañaba todo el trayecto. Ella, lo toma bien y sigue adelante todo el camino con algunas pausas de agote que no pasan más allá.
María Elena, Mika, Martín y Gabriel
  Al fín nos encontramos todos en la segunda parada, tallas y chistes de los más alegres del grupo junto con algunos sorbos de líquido, devuelven la energía y con muchas ganas seguimos nuestro camino. Vamos subiéndo paulatinamente lomas y cerros, mucha vegetación, el armonioso sonido del rio y los cantos de pájaros nos acompañan buena parte del trayecto. La naturaleza toda se expresa, me acoje y envuelve con sus cálidos tonos casi otoñales, luminosas  vistas a la cadena de cerros que se van cerrando y al fondo...la cordillera.
flor rosada
 El calor de la media mañana comienza a sentirse, llegamos al mirador que ofrece una vista a un primer "saltito" donde nuevamente hacemos una breve parada, estamos al menos a dos lomas para llegar al gran salto...eso significa que tenemos unos treinta minutos más de caminata. Sin mediar nos ponemos en marcha. La ruta se hace algo más estrecha y nos vigilan desde la distancia un personas a caballo que parecen ser guardaparques. A estas alturas del partido...queremos ser también guardaparques para subirnos al caballo, pero son sólo pensamientos pasajeros que más de alguna carcajada me alivianan el paso.

Martín llegando al salto


Finalmente, la recompensa viene y nos encontramos con la rugiente, gruesa y maravillosa escena del salto de agua que cae muchos metros desde un gran peñón con forma de "ele" mayúscula, que invade una honda taza de agua que parece clamar vida y profunda satisfacción de plenitud. Es una forma peculiar de encontrar tanta agitación de agua que inunda también nuestro ser. Algunos aprovechan de refrescarse en la ducha que se forma y todos posan para la foto junto al salto.
Pacita
  Minutos de descanso y contemplación de tanta energía brotando, sin embargo el tiempo apremia y los apurados parten raudos de vuelta para alcanzar a llegar a sus casas a almorzar (seguro que quedaron debajo de la mesa) les esperaban al menos otras 3 horas de vuelta. Me quedo en "familia" disfrutando el panorama y compartiéndo el picnic, mientras la María Elena y su amiga se sumergen por segundos al agua congelada para emprender el regreso.  
grupo en el salto
La vuelta fué muy mojada, cada atravesada de río fué ampliamente aprovechada especialmente por la Pacita que  se metió a todas las pozas sin importar lo helada que estaba, como así también lo eran las miradas,  también un tanto heladas, de los guardaparques que desde la distancia  observaban con cierta preocupación, la osadía de bañarse  en estas aguas prohibidas para los caminantes. 
Javiera
 Fin de jornada para nosotros, el cansancio se asoma por cada rincón del cuerpo, pero eso ya no es tema. Buen trecho, excelente desafío, mucho mejor reencuentro y alegría de recibir la fuerza poderosa del agua cayendo y limpiándo todo a su paso.

2 comentarios:

  1. Un bello y largo paseo, para hacerlo en un tiempo menos caluroso. Hay que pensarlo para unas 4 horas de ida y unas dos de vuelta, apurado.
    Esta ruta abre el espacio para empresas que cobran a cambio del cuidado y habilitación del servicio de ruta; excelente en este caso. Espero que la ruta al Alto del Naranjo siga sus pasos.
    Buen grupo, quizás un poco disperso por la magnitud del esfuerzo y los tiempos que cada uno pretendió tener.

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  2. Anónimo2:05 p.m.

    Vero:

    Buen paseo , yo diria subdimensionado en tiempo, son 7 horas para los que quieren hacerlo a ritmo regular y mas horas tambien. A mi el cuerpo me paso la cuenta, plantas de los pies con multiples ampollas y calambres al por mayor el domingo en la tarde, tanto que carlos me pregunta si la idea es torturarme o pasear. Tendre que evaluar para otra vez si sere capaz de hacer la caminata y en concecuencia decidir.
    Concuerdo con Gabriel, el grupo estuvo algo disperso, hay diferentes intereses para un mismo paseo, pero igual lo pasamos muy bien.

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