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lunes, 6 de enero de 2014

A los tubos solo tres

Llegué a la Terpel y estaba el auto de Pancho y él como suele hacerlo, cabeceando en su interior. Me acerqué un poco y de inmediato despertó y salió del auto para ver si llegaba alguien mas. El día estaba con pinta de caluroso, bueno para eso es el verano, para que haga calor.
Al poco rato llegó Ane Marie y acordamos ir a los tubos, pensando que podríamos encontrar algunas guinda en el árbol que está en el puente.
Nos subimos en el auto de Pancho que estaba reluciente como pocas veces.....parece que lo mandó a lavar para el matrimonio del hijo de Gabriel que fué el día anterior.
Llegamos al estacionamiento cercano a la ermita donde ya a esa hora había muchos ciclistas preparándose para salir desde ahí.
Al llegar a la zona de la antigua central nos llamó la atención un par de autos totalmente destrozados, como si se hubieran desbarrancado, apilados junto a una de las construcciones, quizá estarían desarmándolos aunque seguro habría pocas piezas rescatables porque estaban muy destruidos.
Cruzamos el puente, no encontramos mas que una buena cantidad de cuescos en los alrededores del guindo.

Eugenio y Pancho
Tomamos el sendero que sube bien empinado por la ladera hasta llegar a la bocatoma. Ahí nos dimos cuenta de que están aprovechando el agua que se acumula en ese lugar conduciéndola por una tubería, probablemente para regar alguna zona cercana.
Nos detuvimos algún rato observando el agua, las rejillas que la colaban antes de entrar a los tubos, y todas las instalaciones que algún día funcionaron y generaron electricidad y que ahora están oxidándose y deteriorándose. Es difícil imaginar como no será posible recuperar esos elementos y con nuevas máquinas, seguro mucho mas eficientes, producir nuevamente electricidad que cada día se demanda mas.

Seguimos subiendo y nos detuvimos un momento en otros restos de las instalaciones, una torre que sirve para tensar unos cables que sostienen partes de las máquinas, a pesar del óxido se ve que eran buenos elementos ya que una rueda metálica pesada aún podía girar.

Anne Marie y Pancho
Continuamos subiendo hasta una antena y desde ahí seguimos por la cresta del cerro, que bajaba un poco y de nuevo volvía a subir. Pancho y yo íbamos un poco mas adelante y Ane Marie algo retrasada por lo que cuidamos de no separarnos demasiado.
Finalmente llegamos a una cumbre con sombra donde paramos a comer y descansar. Hacia Santiago no se veía casi nada por la gran cantidad de humo en el aire producto de los incendios forestales en la zona de Melipilla, tampoco se veía mucho hacia la cordillera, estábamos con poca visibilidad pero felices de haber llegado arriba.
La conversación anduvo por el tema de la falta de sanción que tienen los grupos anarquistas que provocan incendios, se toman caminos, cobran peajes, se burlan del ordenamiento legal y no les pasa nada.

Eugenio y Anne Marie
Nos quedamos un rato y comenzamos a bajar para no llegar tarde a los respectivos almuerzos familiares.
Al llegar al auto, Pancho recibió el encargo de comprar empanadas así que salió bien provisto con una buena cantidad de  empanadas y pan amasado del boliche donde estábamos estacionados. Una agradable caminata que nos dejó a cada uno listos para enfrentar renovados la semana.

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