Dirk, Victor, José y yo, Gabriel; más la Anne Marie.
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en el punto de partida, Dirk, Victor y la Anne Marie |
Dejamos el auto a la entrada; la puerta del desvío a Antawaya estaba con candado.
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Anne Marie, Dirk, José y Víctor |
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José en la delantera, Víctor y Dirk |
Parábamos cada cierto tiempo a esperar a los demás, que venían un poco más lento.
Las vistas al río allá abajo, eran hermosas.
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Dirk en lagua |
Llegamos al punto donde la vez anterior nos habíamos sentado y comido nuestras viandas. Y en vez de sentarnos, nos fuimos a buscar una ruta al río.
Con la ayuda de mis tijeras de podar, cortando por aquí y por allá, las zarzas que bloqueaban o dificultaban el camino, logramos finalmente llegar al río.
La Anne Marie se fue aguas abajo y los cuatro varones, nos fuimos a buscar un buen lugar para bañarnos, aguas arriba. Lo encontramos y procedimos con los preparativos desnudatorios.
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dinner room |
Fue un deleite; un refresco impagable.
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José Salinas, Víctor Bunster, Anne Marie y Dirk Holz |
Subimos a las mesa donde comimos un delicioso menú, que incluyó un exquisito melón que llevé yo, que repartí en delgadas lonjas.
Comimos además guindas de Víctor, frutos secos de la Anne Marie, naranjas de Dirk.
Como a las 12:05 emprendimos la vuelta. Si no fuera por la brisa que nos acompañó, habría sido un día abrazador, con sus 33 grados pronosticados.
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estos dos pasaron a pata pelada el estero, poco antes del auto |
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José, entero, después del largo paseo |
Qué te pasó? me preguntó mi hija al entrar.
Nada le dije y me fui a duchar.
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