Un buen lote se reunió hoy en la ex YPF. Era la despedida de la
Alejandra Cambiaso que migra a la zona sur, a trabajar con la
Paula Christensen en el lodge Mallín Colorado. La había organizado la Rebeca que finalmente no apareció.
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en el primer descanso |
Con Pancho, sin mayor debate, decidimos el destino del cerro de los Secretos, dejando autos en la Ermita. Nos subimos en dos autos, dejando el resto en la calle lateral, los nueve que éramos: Alejandra, Isabel, Verónica Moggia, José Manuel Salinas, su mujer Lily y la hermana de José Manuel, la Anita; Pancho, Lucho y yo, Gabriel.
El día amenazaba con nublarse, especialmente sobre la cordillera y cerro plomo, por lo que nos acompañó una leve brisa fresca que no nos dejó estirar nuestros descansos más allá de unos pocos minutos, simplemente por el frío. En la cumbre de los Secretos la cosa fue distinta, quizás por lo abrigado del lugar, un poco por detrás de la cumbre misma del cerro.
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Lucho en la cumbre contando su secreto |
Esos espacios son inmejorables para la conversación especulativa e íntima incluso. Esta vez yo conversé animadamente con la Verónica de visiones de mundo y las posibilidades comerciales de monetizar ello. Una mujer especializada en emprendimiento e innovación, que no puede ser mejor interlocutor para un hombre.
Las mujeres han cambiado y hablan de negocios y temas de platas e inversión como hacía tiempo no escuchaba. Hoy son autónomas, preocupadas de las leyes de todo tipo, partiendo por las matrimoniales, especialmente ahora que tenemos un abogado en el grupo.
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el grupo escucha atenta y animadamente |
Este cerro no tiene una ruta obvia, por lo que uno suele perder la ruta óptima y termina en zonas escarpadas y resbalosas por las piedras sueltas. Igual llegamos a la cumbre, en que la ruta en la última parte se suaviza bastante.
En cuanto a los secretos, bueno, estos no se pueden contar. Pero siempre tienen que ver con parejas, líos de parejas, y las consabidas diferencias de género, en como vemos la cosa. Un tema del que algo avanzamos, pero que pienso aun queda mucha tecnología por descubrir. En este sentido recomendé a algunos el libro
Soul Mates (parejas del alma) de
Thomas Moore.
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otra vista de las confesiones de Lucho |
El grupo fue muy animado por activas mujeres que concentraron la dinámica conversante. Los hombres de a ratos tomábamos palco para escuchar desde cierta distancia sus discurrimientos, desde recomendar donde comprar damascos secos de calidad, a como proceder con juicios para sacar a arrendatarios de sus departamentos.
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iniciando el descenso |
No se como se verán desde estar cultas miradas femeninas, nuestras discurrimientos acerca de un no tan sabido
fletómetro, que mide nuestra varonilidad en distintos contextos. Hoy agregamos a ese manual la categoría de los que recomiendan cosas tan de mujeres como higos secos o manteles de cocina.
Bueno, una animada despedida para la Alejandra de un nutrido grupo heterogeneo, que pienso nadie quedó excluido ni olvidado.
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en pleno descenso |
Miren lo blanco que quedo El Plomo y todos los cerros de altura. Por eso estaba frio...
ResponderBorrarAlejandra, que te vaya muy bien en tu nueva pega. Espero que no te absorba y aleje tanto de Santiago como lo que paso con San Pedro.
Saludos para todos,
Francisco Toyos
Buenísimo y entretenido relato de este domingo. Nótese que en una de las fotografías aparece un simpático "can" que nos acompañó fielmente todo el trayecto, hasta dejarnos acomodados en nuestros autos. Se trataba de un perrito que, a no ser por un extenso manchón negro en el lomo, sería, sin duda, un dálmata. Se jactaba, yendo y viniendo, haciendo alarde de sus 4 patas. José Manuel, humanitaria (o perrunamente) hablando se conmovió y le dió a beber agua; las mujeres, maternalmente, le daban finos dátiles y frutas secas, que "Cachupín" (nombre comodity para los perros sin nombre)saboreaba dando muestras de un refinado paladar.
ResponderBorrarMagnífica mañana de domingo 13.
Olvidé firmar el canino comentario: Lucho Latorre
ResponderBorrarLes quedo debiendo un secreto...jajaja
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