Dos de ellos venían de un matrimonio y el otro de un cumpleaños-almuerzo que terminó a las 9 de la noche.
Partieron tres cuerpos pesados, trasnochados. El cerro será santo remedio.
Primer descanso en el tranque. A la vuelta sacaremos una foto que registre el bajo nivel del agua.
Pancho y Gabriel; detrás tranque poca agua |
sequedad de la vegetación de hoja perenne |
Pancho nos cuenta de una experiencia que tuvo, donde aparecen ellos, su empresa, financiando un video didáctico en relación al consumo de agua que requieren los distintos alimentos que consumimos (ver link).
Me llamó la atención que dijo que un kilo de carne de vacuno requería 7.000 lts de agua. Una cifra alarmante y una buena razón completamente de otro lado que justificaría al menos reducir su consumo.
Y preferir los productos de mar.
Lucho, Pancho y la buena onda |
Todo parte un día en que él transitaba por el centro, en una paseo a comprar un libro, en que se tropieza con una muchacha de unos 8 años, en silla de ruedas, de mirada perdida en la distancia. La acompañaba en esa posición donde pedían limosna, su padre, un hombre pobre, frágil.
Lucho que exhibe una de las negritas con que nos regaló |
Bueno, para hacer el cuento corto, hoy, esa niñita, Beatriz Loyola, vive en una casa donde la cuidan mucho mejor que en la casa de sus padres, y una vez al año, Lucho, su familia y algunos funcionarios del banco donde trabaja (BCI), llevan a varios de estos niños con sillas de ruedas, a ver la parada militar, donde han conseguido ubicaciones privilegeadas gracias al alto mando del ejercito.
Pancho y Gabriel, haciendo grandes esfuerzos abdominales |
partiendo, con dificultad |
Bravo !!! la perseveracia es un don preciado. Buen paseo.
ResponderBorrarAthos, Porthos y Aramis, espadachines del cuerpo de mosqueteros del Rey de Francia llegan a la montaña para defender, esta vez, el gozo por la naturaleza. En efecto, para estar a las 8 a.m. de un domingo prestos a una caminata con pendiente, no menos valor que aquel trío habrían de tener estos 3 madrugadores, pese al trasnoche propio de un sábado. Acepto, pues, con humilde merecimiento pero sin arrogancia, el mosquetoso título de la columna que publica mi amigo Gabriel.
ResponderBorrarPor espada, un bastón (de treking); por antifaz, unos anteojos de sol; por coraje, el estoicismo de una madrugada sin chistar y sin despertar a nadie en sus castillos, mientras sus dulcíneas señoras duermen el sueño de las (in)justas ...
Uno de ellos, se comenta, lo hace con una espina en el zapato: no se trata de una figura metafórica, sino que de un involuntario cilicio cuaresmal que aceptó estoicamente, hasta que se dio cuenta que una espina vegetal atravesó su grueso zapato y parte del pie ... lo que no lo hizo dar marcha atrás, antes bien, en una rambística actitud la extrajo violentamente y prosiguió la marcha, como si tal cosa ...
¡quiubo!
Luis Latorre