Sin muchas posibilidades de hacer comentarios sobre estas subidas off road, y tratando de mantener una buena conversación, el grupo llegó jadeando a una media altura donde pudimos apoyar los pies sobre una superficie derecha, es decir plana y amplia, cosa que después de tanto trepar por el risco, fue un descanso natural. ¿Nos quedamos, seguimos??
Había sido tan intensa y agotadora la subida, que ya no queríamos más. Pero al ver que eran las 10 de la mañana recién, decidimos hacer un breve arito y seguir al menos hasta la canaleta. Tuvimos desde el principio a nuestro fiel acompañante, el negro Cachupín, que llegó junto con nosotros hasta el final. Todos llegamos directo a sentarnos en el borde de la canaleta, cada uno fue buscando su rinconcito y comenzaron a aparecer exquisitos ingredientes para una excelente pausa en el camino. Naranjas, chocolate, frutos secos, galletas de champagne, cereales, etc.
Una bellísima mañana de domingo, día de la Madre, entretes conversas y la siempre agradecida alegría de compartir con un grupo variado e interesante tan sana actividad. Me pregunto si no habrá cerros cercanos que no tengan tanto espino ni tanto cactus, a ver si en el futuro nos aventuramos un poquito más lejos y a nuevos destinos. ¡Parece que echo de menos el verde!!
Otro tema digno de mencionar fue la masiva asistencia del grupo a la comida mexicana organizada la semana pasada por la Andrea en la casa de los Balart.
Fue una velada inolvidable, conversaciones sin parar, donde se van gestando amistades y nuevos contactos. Gozamos esa noche además de regias fotos de la última estadía de la Jeanni en la India, con anécdotas personales que siempre hacen la vida mucho más interesante.
Es mi segunda subida al cerro después de volver de la Patagonia y no pienso dejar de venir.
Otro tema digno de mencionar fue la masiva asistencia del grupo a la comida mexicana organizada la semana pasada por la Andrea en la casa de los Balart.
Fue una velada inolvidable, conversaciones sin parar, donde se van gestando amistades y nuevos contactos. Gozamos esa noche además de regias fotos de la última estadía de la Jeanni en la India, con anécdotas personales que siempre hacen la vida mucho más interesante.
Es mi segunda subida al cerro después de volver de la Patagonia y no pienso dejar de venir.
Buena Paula, por este reporte tan personal. Que diferencia hacen las buenas fotos que tu le aportas a estos relatos. Te pasaste.
ResponderBorrarMagnífico relato del domingo, ¡ muy gráfico !: "arañando el cerro", creo que es la expresión más acertada que pudo hallar nuestra querida
ResponderBorrarPaula, pues así no más fue. Pero ... todo valió la pena. Una mañana entretenidísima y sana que amenazaba con llover.
Reapareció Marisol Rosas; debutó Victoria Reyes: esperamos tener frecuentemente entre nosotros.
Buscando la perfección de la publicación del blog, solamente debo decir que extrañé alguna fotografía del Cachupín de turno, esta vez un simpático perrito negro, muy largo y muy bajito, empeñoso y fiel, que en un momento en que dudó si seguir a unos ciclistas, optó por la infantería y siguió con nosotros ...
Por mi parte, disfruté además de los retratos de Francisca, unos rostros de ancianos verdaderamente notables, detrás de los cuales nos narró sus historias: esperamos verlos en alguna exposición.
Luis Latorre
Buenísimo el posteo de Paula...pero me faltó algo muy importante: verla retratada en alguna foto.¿qué onda? porque te escondes trás las cámaras...
ResponderBorrarCierto que la velada donde Pancho y la Andrea estuvo extraordinaria. Amorosos anfitriones que como siempre nos reunen con los nuevos y viejos subecerros...ya a estas alturas deben ser unos cientos. ¿cuantos serán?, me quedo con la duda y con ganas de preguntarle a los + viejos. Las fotos de la Jeanie vistas con la Jeanie que nos acerca a esos mundos tan distintos al nuestro, impactante!!
Subimos con Hernán donde mismo pero el sábado, estoy segura que nos fuimos por otro camino.
Saludos