Son las 8:30 de la mañana y el líder del grupo brilla por su ausencia, incluso toma la precaución de apagar el celular para no ser requerido en su rol.
La mayoría del grupo debe estar durmiendo "la mona" en Isla Negra, lugar adonde se encuentran en un entretenido paseo de fin de semana.
Francisca |
A falta del liderazgo de Gabriel optamos por una ruta re conocida: Las Varas.
Eugenio y Cachupín |
Una mañana preciosa, nubes pasajeras, una temperatura ideal, vistas fabulosas, los primeros brotes primaverales y, sentados al borde de la canaleta, un excelente pic-nic con pocos con quien compartirlo salvo " el cachupín" que nos acompañó como ya es costumbre.
Los echamos de menos a todos, ya tendremos noticias del paseo y nos encontraremos el próximo domingo.
Eugenio |
Definitivamente me gustó el relato de la Francisca: conciso, vigoroso, real, tan real, que es como escucharla hablar. Por esas ironías de la naturaleza, ustedes en la cordillera, con un día primaveral; nosotros, en la "cota 0", con bastante frío exterior, empero mucha calidez interior, por la calidad de nuestro Gran Anfitrión y los concurrentes.
ResponderBorrarDespués del contundente y exquisito almuerzo, nos fuimos de paseo al pueblo, divisando la casa de Neruda desde diferentes ángulos pero sin entrar en ella: el astrolabio característico del vate con el pez en su interior, nos señalaba que estábamos en sus dominio y --parafraseando a una de sus insignes obras-- en su propia "residencia en la tierra", pues efectivamente está sepultado en esa casa, junto a la Matilde
Urrutia, a quien él motejaba, a veces como "la Chascona", otras veces, como "la Patoja": algo comentábamos de ella el sábado, que, en mi más
que modesta opinión, fue que quien le cercenó las alas, lo "ordenó" y lo puso más grave. Pero, le debemos a la chillaneja Urrutia ser la
musa inspiradora de una de sus grandes obras: "Los Versos del Capitán", editado clandestinamente en Cuba pues seguía vigente su
relación con la Hormiga: de hecho se refería a ella en sus tratativas con el editor cubano, como Rosario de la Cerda...
En lo personal, junto a mis 3 tripulantes, Consuelo, M. Elena y Rosa M. (mi mujer) iniciamos muy temprano el periplo pues pasamos por el encantador pueblo de Lo Abarca visitando a unas religiosas contemplativas amigas: agradezco su compañía. Este singular casería,
está decorado con unos mosaicos coloridos y de buen dibujo, casi siempre con motivos religiosos, regalo de una hija de esta zona, la
artista plástica Patricia Marín Spring (cita de la artista: “Yo creo arte para expresar la manera en la que observo al mundo, cómo es y
cómo podría ser. Las ilusiones y contradicciones me fascinan. Trato de juntar elementos de colores con texturas. Mi arte está fuertemente
unido con un sentimiento de pertenencia y conexión a la tierra”), artista cartagenina (si digo “cartaginesa, que me gustaría más, me
lleva a Cartago).
En estos notables mosaicos, se observa el regalo de una artista a su terruño (“terroir” diría el enólogo...) con cariño y respetando el entorno del pueblo donde habrán de quedar plasmados.
Dicho de otro modo, un sábado que comenzó con el arte plástico para culminar con el arte escrito en la tierra del vate, transitando entremedio por el espíritu impregnado dentro del recinto del convento de las Contemplativas del Cenáculo, la magnífica amistad, en fin: todas las facetas de la vida.
Lucho Latorre