Todos pensamos en una caminata relativamente corta para bajar temprano y poder votar los que quisieran hacerlo, así es que decidimos democráticamente explorar un nuevo sendero a partir del ya bien conocido sector de Las Varas, por su cercanía. Nos fuimos en el auto de Pancho y estacionamos donde siempre, nos sorprendió ver una construcción de madera grande, posiblemente una bodega para guardar esa colección de fierros y quizá también para evitar el deterioro de esos magníficos modelos de autos viejos.
Consuelo, Eugenio y la Isabel |
Mientras caminamos recordamos la falta que hacen varios subecerros que han dejado de ir últimamente, en especial a Lucho Latorre, Pancho Valdivieso, Manena Fontova, las hermanas Fuentealba, Marisol Rosas y tantos otros y otras que formaron parte este año de las caminatas.
La mañana estaba de agradable temperatura sin embargo se anunciaban 28° de máxima y eso ya empezaba a notarse.
Pancho y atrás las damas |
Algo tiene el ser humano que le resulta tan atractivo mirar desde lo alto, ¿serán vestigios de nuestros antepasados nómades que seguro se encaramarían a los cerros a avizorar rutas, a descubrir valles o a trazar en sus mentes los recorridos que harían?, es posible.
Nos quedamos largo rato mirando la ciudad y haciendo recuerdos de hasta donde llegaba tal o cual barrio cuando los conocimos o, en algunos casos los habitamos. Nos sorprendieron unas casas muy blancas un poco al poniente del puente San Enrique y al norte del río, que ninguno de nosotros había visto antes al lado de un edificio color rojo que parecía ser un colegio. Varios comentamos impresionados lo que ha crecido la ciudad en un proceso que parece cada vez mas acelerado, se va metiendo primero por los valles y después ya como rebalsando, va subiendo por los cerros.
Seguimos subiendo hasta que nos topamos con el portón cerrado que accede a una casa grande orientada hacia la cordillera, nos maravillamos imaginándonos lo que sería vivir en ese lugar, rodeado de ese paisaje sobrecogedor y del silencio de estos lindos cerros. Nos dimos cuenta que la casa -de adobe- había sufrido algunos daños, con el terremoto seguramente, pero se nota que está habitada por el estado del jardín y el entorno llenos plantas de flores blancas.
Pancho, Eugenio y la Consuelo |
Como a las 11 decidimos empezar a bajar pensando en la votación que se desarrollaba hoy y en la que algunos pensaban participar.
Pasando por el anfiteatro de piedra vimos que había otro auto, una Kleinbus Westfalia inconfundiblemente de familia alemana, y dos hombres estaban ensayando unos parlamentos en alemán, con una pequeña escenografía y todo.
Bajando hablamos de las elecciones, de como ha cambiado también tan rápidamente todo lo relacionado con la participación ciudadana, que ahora con los cambios recientes de inscripción automática y voto voluntario las mesas son mixtas, cuestión que no se entiende por que no siempre fue así, lo increíblemente reciente del derecho a voto de las mujeres y de ahí derivamos en que fue lo que gatilló la "liberación femenina" y concluimos que fue la aparición de "la píldora" lo que marcó el cambio.
Sin darnos mucho cuenta llegamos al auto que nos esperaba bien caluroso pues ya el sol picaba fuerte. Nos fuimos conversando de que haría cada uno en fin de semana que viene que es de 4 días, casi todos tenían mas de una alternativa.
(Texto de Eugenio Lagos)
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