Después de un ascenso con Pancho de los dos solos, al domingo siguiente partimos a la ruta elegida en perfecta democracia, 15 personas.
Destino, la ruta al Alto del Naranjo, pero desde la Católica.
el grupo |
Pagamos las tarifas recientemente subidas de la entrada y registramos nuestros nombres.
Andrea y Gabriel (con los anteojos de Pablo) |
Bárbara, Anne Maire y Soledad |
con cambio de fotógrafo |
Llegamos a un punto donde vimos perfectamente la ruta para llegar al Alto del Naranjo, a la que no faltaba tanto.
Pero, eran las 11:30, así que buscamos una cumbre cercana, con vista y espacio para acomodarnos todos.
la Soledad, la hija de Bárbara y su pololo |
Quedé con una sensación desagradable, de situación de crisis sin salida. Si hasta de golpe militar hablamos, anticipado por Jocelyn-Holt, el historiador. Mal.
Bajamos apuraditos, pues estos nuevos horarios, nos estaban haciendo llegar más tarde en definitiva a nuestros almuerzos en las casas.
Al pasar por la recepción, registramos nuestra vuelta y seguimos a los autos. Ahí esperé mucho rato a mi hija que venía en lenta y animada conversación con la Bárbara.
Un estupendo paseo, animado, de buen ejercicio, en un día despejado, reseco de sequía persistente, y frío a cagarse.
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