Y llegan, Manuel José Salinas, mi consuegro y la Lily, su mujer.
Les conté que su hija Elisa, que anda por Chile y mi hijo Diego, su marido en UAC, irían a almorzar ese día a mi casa.
Manuel José y Lily |
Dejamos el auto en la zona donde lo hemos dejado últimamente, cerca del tranque.
Y partimos cerro arriba, por detrás del tranque.
Gabriel y Manuel José |
bajando a tomar el camino que seguiríamos |
De repente recabé que no estaba conectado con el lugar, con el cerro. Que estaba en mi cabeza. Siendo que el día era óptimo. Estaba en buena medida despejado y el aire limpio como hacía mucho tiempo. Muy limpio. Y la temperatura, templada, muy agradable.
aquí se aprecia mejor el cielo |
Y de vuelta. A tiempo para mis compromisos.
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