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lunes, 7 de abril de 2014

Al Huinganal en otoño

Empieza a refrescar. El polar empieza a ser una pieza clave. Igual despejado.
Nos reunimos en el punto de encuentro, Pancho (que dormía cuando llegué), la Isabel y Eugenio, Cristian Estay, Víctor Bunster y yo, Gabriel.

Después de algunas vacilaciones partimos al Huinganal, al punto de partida de las caballerizas. Me fui adelante y el resto demoró en llegar, pues pasaron al Líder y dejaron ahí los autos y se subieron todos, los cinco, al auto de Pancho.

Cristian Estay, Víctor Bunster, Isabel, Pancho, Gabriel
Víctor tenía fresca una buena película vista el día anterior y yo las materias de mi curso de historia universal, donde me había dado cuenta que China podría haber sido una nación social demócrata, al estilo de EEUU, si EEUU hubiera apoyado a Chiang kai Shek, en vez de abandonarlo e irse con todo a apoyar a Europa, después de la segunda guerra mundial con el famoso plan Marshall. Y Rusia que apoyaba a ambos lados, por siaca, también abandonó a Chiang y se fue con todo a apoyar a Mao. Victor me decía, pero China ahora más parece un país capitalista que comunista. Capitalista de Estado, es lo que es, y está siendo un importante referente en este momento para muchas naciones.
Que tema.

Eugenio y la Isabel punteando
Nos fuimos por el lado izquierdo. tomando alguna variante ascendente. Nos llamó la atención lo pelado que estaba el terreno. Seco, terroso, desértico. Realmente hace falta una buena lluvia. Pero no de golpe decía Eugenio, porque así como está el terreno, la erosión sería caballa.

Eugenio y detrás Pancho
Descansábamos debajo de un árbol, cuando vimos que venía un tipo subiendo al trote. Todos nos quedamos absortos mirándolo, hasta que se sentó a descansar poco más allá. Y después de un rato, se paró y volvió sobre sus pasos, igualmente al trote.

la mesa puesta y el perro que nos acompañó a la vista
Seguimos hasta la cumbre, pasamos la puerta y seguimos hasta la mesa con banquetas frente a la virgen. Nos llamó la atención lo bien techada que se encontraba.
Comimos abundantes alimentos que varios aportaron. Pancho falló con sus naranjas, pero depositó arriba de la mesa potes con maní y otro con nueces. Uvas de Víctor, galletas de Cristian, frutos secos de Eugenio. Bundante.

Pancho y la Isabel
Pancho sugirió volver sobre nuestros pasos y bajar por donde mismo habíamos subido y eso hicimos. Es un descenso más suave.
Poco más abajo divisamos un par de mujeres, rucias, atractivas de lejos y al poco rato nos pasan bajando dos bicicletas a todo dar. Nos impresionó con Pancho lo arriesgado de la carrera; cualquier tropiezo y la caída sería más que seria.

Cristian Estay
Las mujeres volvieron sobre sus pasos y quedaron por delante de nosotros, también descendiendo. Otro ciclista nos pasa y pasa luego a las mujeres, soplado. Que salvaje, le comenté a Pancho, lo que pueden hacer la imagen de dos mujeres atractivas; los hombres se transforman en unos desaforados. Así es las custión nomás de la atracción de los sexos.

Eugenio y la Isabel
Al llegar a los autos con Pancho y ver que demoraban en llegar los demás, arranqué a un almuerzo que tenía con la familia de mi mujer.

Pancho
Un grato  paseo, en un bello día, con un estupendo grupo de animada conversación.

caballos

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