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lunes, 4 de abril de 2022

Animado grupo directo a los arbolitos apadrinados

Partimos siendo tres en el punto de encuentro, la casa de Pancho. Víctor, Pancho y yo, Gabriel. De repente llegan los Molina, que traían a un nuevo miembro de la familia, la Jaji (Alejandra); aparte de la Marcela y el Quique (Enrique).
Nos fuimos a las 8:45 y en el camino se nos suma Francisco Toyos y la Anne Marie.
Ocho seriamos al final. Un buen lote.



Está pasando una cosa. Con esto del apadrina un árbol, la tendencia está siendo ir siempre al mismo destino, allá donde en esa pequeña cumbre, están nuestros arbolitos apadrinados. Y es un hecho, que estamos adquiriendo un cierto apego, sino cariño, por esos arboles, arbustos, matitas.
Lo encuentro notable, estamos impregnándonos de una cierta conexión con la naturaleza.
Si incluso Pancho nos sorprendió conque aparte de agua le había llevado abono al árbol; qué tal ?
Dije que como hacía dos semanas que no venía, había pensado venir un día cualquiera a traerle agua a mi arbolito.
A Francisco esto le preocupa, pues esto nos está restringiendo nuestra movilidad.

vi esta foto y decidí empezar urgente un régimen

La conversa cerro arriba, animada. Iba adelante con la Jaji y miramos para atrás y venían en pares conversando animadamente.
Bueno, de eso se trata buena parte de esta actividad de cerros, compartir con otros, algunos ya viejos amigos, de mil peripecias.
La Jaji, vive en Mineapolis, EEUU. Es una empresaria del marketing, vinculada a grandes empresas. Dos hijas adultas, todos viviendo en EEUU. Se vuelve a casa a fines de este mes. Está de visita por Chile.

Jaji Molina, Marcela Molina y Anne Marie

En la ruta de ascenso nos cruzamos con una larga fila de mujeres muy heterogéneo, con el que conversamos y nos enteramos que pertenecían al grupo "mujeres al cerro". Iban de vuelta y aproveché de enterarles de la iniciativa de Apadrina un árbol, que les pareció de inmediato genial. Se llevaron la dirección de nuestro blog para extraer el afiche promocional aquí incrustado. 

Quique y la Jaji Molina (hermanos)


En la cumbre, descansamos, departimos y comimos frutos diversos. Las naranjas de Pancho estaban especialmente ricas, por lo dulces y jugosas.
Al partir de vuelta, no querían irse, Seguían conversando de pie. Tuve que gritarles desde cierta distancia "ya pues vamos !", para que se animaran a partir de vuelta. Eso pasa en el cerro, la gente no quiere volver.

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