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domingo, 24 de abril de 2022

Visita ilustre de nuestro nieto Silvestre y su madre, Elisa

Hoy fue un día muy especial. Fue mi nuera (la recientemente operada) y mi nieto Silvestre, de un año y 7 meses. Los acompañó mi consuegro, José Manuel Salinas.
Nos encontramos donde Pancho, donde además de Pancho, llegaron Víctor Bunster, y los hermanos Molina, la Marcela y el Quique. Y yo, Gabriel. Éramos 8.

Y nos fuimos en dirección a nuestros arbolitos apadrinados. En la zona de la universidad de Los Andes.
Silvestre, se resistía a ser amarrado con una mochila especial, en la espalda de nadie. Quería caminar por sus propios medios. 
Era muy divertido, porque pisaba fuerte, como que zapateaba. Disfrutaba de caminar en la tierra y como que quería levantar polvo. Iba feliz, de la mano de su madre por un lado y de su Tata, por el otro. Me refiero al otro Tata.

Lograron meterlo en la mochila acarrea-niños, a la espalda de la Elisa y aceptó andar así un rato.
Caminamos un rato y cuando quisieron cambiar al que lo cargaba, Silvestre se resistió en exceso, así que quedaron con él caminando en sus dos pies y ahí fue cuando el grupo se separó en dos.
José Manuel se quedó con su hija y nieto y el resto seguimos a nuestra cumbre, al ritmo habitual.

Los que seguimos éramos 5. Llegamos a la cumbre habitual y poco a poco, fuimos sacando de nuestras mochilas las aguas extras que traíamos y se las fuimos echando a nuestros arboles apadrinados.
Debo reconocer que ya me he encariñado con mi árbol, aunque no notó ningún cambio con las varias veces que le he traído agua. Claro, quisiera ver una franca diferencia, pero no la detecto.

Comimos naranjas de Pancho, yo llevé almendras y el Quique sacó una rica barra de chocolates.

Ponte un tema, le dije a Pancho, como en los viejos tiempos. Pero no emitió ningún sonido.
Los temas que están en el aire, no queremos tocarlos pues nos sacaban del estado de animo alegre y festivo en que andamos.

El día agradable, fresco; algunos no se sacaron el polar hasta la cumbre, me pareció.
Me alegré saber que hay pronósticos de lluvia para el martes. Ojalá; por el bien de todos esos arbolitos que nos rodeaban.

Bajamos lentamente en animada conversación. De momento, muchas risas. Temas irrepetibles. Me río mucho con el Quique.
Ya en los autos, nos despedidnos afectuosamente y hasta la próxima.

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