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domingo, 9 de febrero de 2014

Por la ruta del Alto del Naranjo, hasta la canaleta

Verano, febrero, todo el mundo ha de estar afuera. Pancho está en Isla Negra.
La Alejandra Cambiaso arruga a último minuto. Voy con mi hija Andrea y su pololo, Pablo.

Un café en la Shell. Si, de Terpel (recuerda que antes era YPF), acaba de pasar a Shell. Nos sentamos en ese viejo rincón de sillones cómodos, donde antes partíamos la mañana del domingo, hábito que abandonamos cuando estuvo largo tiempo cerrada la bomba.

Pablo y Andrea, mi hija
Decidimos partir a la ruta del Alto del Naranjo, un viejo clásico, que también hemos abandonado, por el cobro de $ 1.500,- por persona.
Pagamos y arremetimos para arriba, por la ruta standard.

pagando
Una suave brisa, auguraba un día no tan caluroso.
En el mirador de la Vacas (ahora le han puesto nombre a todos los miradores) nos topamos con unos tipos, que hablaban un idioma tan raro, que cuando la Andrea me pregunta que idioma hablan, le digo, debe ser ruso.
mis zapatos nuevos
Les metí conversa y nos dijeron que eran de Estonia, que están aprovechando facilidades del gobierno, para crear su startup (nueva empresa de software). Me quedé con la tarjeta de uno de ellos, de nombre Rain Ôpik. Y me enteré que son república independiente, de Rusia, desde hace 25 años.

Andrea poniéndose los zapatos
En la canaleta, les digo a los otros dos, que siguieran, pues hasta ahí nomás llegaba yo. Rehusaron seguir y romper el grupo. Así que nos fuimos por la canaleta, aguas arriba, hasta un punto, en un lugar más sombreado, donde nos sacamos los zapatos y nos refrescamos metiendo las patas ( o los pies?) al agua.

Pablo en el agua
Ahí estuvimos, comiendo unas tabletas que habían comprado en la Shell y echando de menos las naranjas de Pancho.
Buenas conversas complementaron el grato paseo, con una buena dosis de ejercicio, bello día soleado, y una brisa que en la bajada aumentó, haciendo muy agradable toda la actividad.

por el borde de la canaleta
Ref: Parque Natural Puente Ñilhue