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lunes, 27 de junio de 2016

A Las Varas antes del partido Chile-Argentina

Domingo de fin de semana largo. Alguno pensó qyo no aparecería nadie; y estuvo llamando antes.
Al llegar al punto de encuentro, había cuatro mujeres en animada conversación. La Lily, la Soledad, Nancy y la Anne Marie, que había venido solo para traer a su amiga Lily, que necesitaba salir a los cerros, afectada por varias situaciones dolorosas.

Nancy y José
Cuando llegó Victor Bunster, me alegré. Después llegó José, el de Blumos. Y cuando ya partíamos, llegó Pancho Balart, al que le había fallado su despertador.
Seriamos ocho; perdón siete; de verás que la Anne Marie, no fue con nosotros.

Víctor
Las Varas fue la opción. Para allá arrancamos en dos autos. Había un grupo grande. Hablando con ellos, nos enteramos que también suben cerros todos los domingos, pero se coordinan por mail o whatsapp, y se juntan de acuerdo al cerro al que van. Y se llaman Los Intrépidos.

José, Nancy, Pancho y Víctor
Pancho hizo las negociaciones del caso y partimos pisándole los talones a los Intrépidos. Tomaron un sendero que salía a la izquierda, que según nos dijeron acortaba el camino y por ahí nos fuimos.
En el tranque figurábamos todos juntos. Harta agua, quizás un poco más incluso, que el domingo pasado.

Pancho, Víctor y la Soledad
Tomamos nuestra ruta habitual hasta la canaleta. Sentados ya en ella, comentamos con José, que este cerro, en cuya cumbre estábamos, era demasiado corto, o poco el ejercicio.
Intentamos seguir cerro arriba, pero la mayoría prefirió la caminata aguas abajo, por la orilla de la canaleta.

la Lily
Sentados en la canaleta, comimos ricas cosas, mientras mirábamos el aire, que no estaba nada de bueno, pues el Pochoco al frente, se veía como un continuum gris, sin poder apreciar ningún relieve, ni árbol, ni nada.

El día estaba despejado. Incluso al principio, había un tenue velo de nubes altas, que fue desapareciendo. Pero igual hacía frío. En un momento me saqué el polar, pero ya caminando por la canaleta, empecé a estornudar y decidí ponérmelo de nuevo.

Lily y José
El accidente que salió en primera plana del Mercurio de ese día, incluía buenos amigos de José Salinas y de la Lily. Por ello, él había arrancado hacia Puerto Montt y no hacia Santiago. Era un tema que tenía a la Lily frecuentemente al teléfono y emocionalmente afectada.

Recuerdo haber comentado, sentado en el borde de la canaleta, con un puñado de pepitas de chocolate que había traído la Lily en la mano, de cuan notable era todo lo que sucedía en el interior de nuestra biología, incluso comentando el complejo proceso de confección de proteínas al interior de las células, en el sentido que nuestra tan valorada razón, quedaba a muy bajo nivel en comparación. Y aún así todo lo que sucedía en nuestro interior, era parte de nosotros y de quienes somos. Y de ahí hablamos de si el cuerpo o la mente razonadora, era más inteligente. En ese escrutinio, en esa canaleta, ganó el cuerpo.

Pancho entre Los Intrépidos
Esa tarde-noche, ganaría la final Chile a Argentina, importante partido, y dejaría a Chile cambiado, mientras escribo estas líneas en la mañana siguiente.

Bajamos por la bella ruta del borde de la canaleta, hasta el tranque en la punta. De ahí tomamos la calle misma, donde me resbalé y saqué la cresta, con calambre, por lo que figuraba en el suelo con Pancho estirándome un pie, antes de poder pararme y seguir sin problemas.

Abajo, en la recepción, nos volvimos a encontrar con el grupo completo de los Intrépidos, antes de despedirnos e irnos en nuestros autos.

lunes, 20 de junio de 2016

A Las Varas en el día del padre

Llego con la Maribel, que vive en mi edificio y acordamos esta vez venirnos en su auto. Está solo José Salinas, el nuevo consuegro que tengo, con la Lily.
Después llega la Soledad, Pancho, mi hija Andrea y su marido, Pablo.

en la cumbre
Hoy es día del padre, así que acordamos que Las Varas sería una buena opción para hacerla corta. Y para allá arrancamos en tres autos.
Pago, gestionado por Pancho y adelante por la ruta del tranque.

en el tranque
Al llegar al tranque, nos sorprende la cantidad de agua que este tiene; está casi lleno. Un tipo que estaba ahí revisando, nos dice que habían parchado el plástico y por eso habían logrado el llenado. Que son los perros de los paseantes que se meten y mordisquean el plástico los que hacen el daño.

Pablo, Maribel, Andrea, Pancho y Soledad; el que está de espaldas en el guardia
Seguimos cerro arriba, hasta la canaleta, donde hicimos el alto de cumbre y nos comimos las cosas que algunos traían. Todos sentados en fila india, en la cuneta del canal.

José y el tranque
El día estaba perfecto. Una tenue capa de nubes altas, disminuía el resplandor del sol que nos daba con suavidad. El aire traslúcido hacia la cordillera, nos regalaba vistas hermosas de la cordillera. El ruido del agua, también fue un regalo que apreciamos, dedicando unos instantes de meditación para solo oírla con intensidad.

Pablo y Andrea (casados)
Seguimos a continuación por el borde de la canaleta, aguas abajo. Una ruta bella, apreciado por los nuevos de este circuito. Buenas conversas sostuve ahí con mi hija, de temas de nuestro compartido oficio: coaching y psicología clínica.

Pancho. José, Pablo, Andrea
Pablo, Andrea, Maribel, Lily, Soledad
Más allá empalmamos con el circuito de los ciclistas, que empezaron a pasar por donde íbamos.
Llegamos al tranque final, que tenía bastante agua y tomamos la calle de vuelta al auto. Ahí conversamos bastante con José y Pancho de diversas materias.
Cómo decía Pancho al llegar a la cumbre de ese día, reaccionando a mi protesta por su demora: "yo no vengo aquí a subir cerros, vengo a hacer vida social".

José y la Lily
Después de un rato llegamos a los autos, donde nos despedimos para partir con la Maribel a buscar a mi suegra que iba a almorzar a mi casa.

padre e hija
Gabriel
Otro buen día, de paseo con un grato y animado grupo.

smog
Referencias:
Natalia Valdebenito

miércoles, 15 de junio de 2016

10 a la canaleta, tibio y familiar

Llegué con mi sobrina a subir cerros el domingo, después de varios fines de semana sin ir. Como siempre, el grupo ya estaba listo en la Terpel, poniéndose de acuerdo para comenzar nuestra mañana. No hacía frío, estaba anunciado lluvia, pero éramos varios: La Alejandra Cambiaso, la Sole Tagle con su hijo Tomas, y yo con mi sobrina, por el lado de las mujeres. Hombres: Pancho Balart, Victor Bunster, Francisco Toyos, José Salinas y Marcos Aburto. 10 en total.

         

Entre el Manquehue, los barros de la Dehesa y San Carlos de Apoquindo, decidimos hacer la bella canaleta de Las Varas. Tranquila caminata tibia, llegamos a las vistas hacia Santiago y estaba lúcido, el aire limpito dejaba ver la ciudad clarita desde arriba. Mi sobrina sorprendida de estar ahí mientras todos duermen; sus amigos, me refiero.



Es fantástico ver que el grupo naturalmente camina y conversa de a dos y tres personas, unos y otros poniéndose al día de novedades, comentarios, temas interesantes, personales y públicos. Por la canaleta bajaba el agua con furia, fresca aportando ese ruido de vida matinal dominical, fabuloso para el resto de la agetreada semana que nos espera.  
Las conversaciones variaban desde el alargue de la vida mediante eternos tratamientos médicos, cuánto vale la pena alargarle la vida a un viudo de 82 años.... tremendo tema. Pancho Toyos preguntaba acerca de la Misa el domingo, para los que van a Misa, si tuviéramos que elegir entre Misa y cerro, qué harías? Algunos lo tenían claro, otros no tanto. Hablamos de negocios, endeudarse para crecer? Cómo crecer? Todos temas interesantes que iban saliendo al encuentro de unos con otros a lo largo de la canaleta o bajando raudos por un sendero ya horadado y tierroso cerro abajo.                         

Nos encontramos en el camino con un campesino que venía bajando a caballo de echarle una mirada a los animales del Sr. Von Kiesling, que es el dueño de 23.000 hectáreas desde ahí hasta casi llegar a Farellones. es el dueño del anfiteatro que ofrece obras de teatro en el verano a la hora de la puesta de sol. Probablemente ha heredado todas esas tierras de entregas antiguas y constituyen sólo montañas cada vez más altas. Salió el tema de la propiedad privada de montañas y volcanes, al parecer hay una mala regulación de eso; al menos el recurso natural del agua está mejor regulado, se escucha.


Rodeados de mucha nieve en las montañas, nos detuvimos en el alto de la canaleta a disfrutar de los variados picoteos y amena conversa, cuando la Alejandra manifiesta querer seguir hacia Altos del Naranjo sola caminando, consultó con el jinete y decidió seguir arriba despidiéndose de nosotros que ya bajábamos hacia los autos, con las primeras gotas en las narices.

Un domingo exquisito, buena conversa, rico clima, excelente compañía! Como siempre, un acierto este grupo.

martes, 7 de junio de 2016

Embarrados en las caballerizas

El día amanece entre soleado y con nubes que se desplazan velozmente. Hay dudas de que lleguen muchos subecerros.
Llegamos con la Isabel y ya estaba Gabriel conversando animado con la Maribel, Claus y Marita.
Al poco rato llegó la Soledad seguida de Pancho y luego José en su Jeep Cherokee rojo.

José y la Maribel
Gabriel propone ir a las caballerizas y todos acatamos así que partimos al Líder a dejar los autos y nos reagrupamos en 3, José se fue en su auto porque tenía planes de seguir subiendo.

Marita adelante, detrás José, la Maribel y Eugenio
Llegamos al club ecuestre y había harto auto, parece que el día de sol entusiasmó a muchos a salir a los cerros.
Decidimos hacer la parte empinada de subida porque el barro era bastante abundante. Fue una buena decisión.

los mismos de la foto anterior
Hacía un poco de frío pero el sol calentaba su resto, en la sombra quedaban zonas congeladas.
La subida fue conversada y también interrumpida por varios caminantes a los que dejamos pasar por ir ellos más rápido que nuestro grupo, como debe ser.

Claus
Claus ahora con la panorámica
El paisaje estaba espléndido, los cerros verdes, la tierra muy mojada, el cielo azul, las nubes que se movían bastante, con sectores de neblina baja, la cordillera increíble.
Muchas partes del sendero con harto barro pero siempre transitable.

ruta barrosa
En la bifurcación que sigue al Conchalí y al Carpa nos esperaba José, que, como nos había anunciado siguió subiendo, ojalá nos cuente como le fue.

José que llegó a la nieve
Pancho
Se nos hizo largo el trayecto hasta la mesa donde siempre hacemos el descanso y compartimos lo que cada uno lleva. En esta oportunidad había mucho que compartir, Pancho se aperó en la Shell de chocolates, galletas y barritas y los demás llevaban también hartas cosas.

Pancho y la Maribel, eludiendo el barro
Como a las 12 empezamos a bajar, Pancho tomó la delantera inspirado o quizá quería andar solo, no lo pudimos alcanzar, el grupo se fue distanciando, tanto que Gabriel se quedó esperándonos preocupado.

Soledad y detrás Pancho
Había que ser cuidadosos porque los resbalones estaban a la orden del día.

Gabriel, Maribel y la Soledad
Finalmente en el camino "de autos" de la última parte cortamos las curvas metiéndonos directo por el cerro, la Isabel se pegó un buen costalazo al tropezarse con un fierro de construcción semienterrado.

Marita, Eugenio, la Isabel y Pancho
De vuelta al Líder nos despedimos bien embarrados pero felices, habiendo caminado, conversado y admirado unos paisajes preciosos, un cielo limpio y la cordillera bien nevada.

vista panorámica
(texto de Eugenio Lagos)

cactus
Nota: Claus Ruehs (claus.ruehs@gmail.com) vende unos cinturones para actividades deportivas, que puedes ver aquí o en Facebook: flipbeltchile; valen como $ 25.000

la Maribel descansando