Páginas

sábado, 29 de junio de 2013

Huinganal a la derecha

Había llovido días antes y el tráfico de los esquiadores, abundante y apurado siempre, nos tientan a partir en sentido contrario. Por eso decidimos ir a las caballerizas y Pancho sugiere una ruta distinta: partir por donde siempre nos devolvemos y al llegar a la cima, torcer a la derecha. Y eso hicimos.

Mi hija llegaba de su viaje a Europa, a almorzar a mi casa, por lo que el grupo la hizo más bien corta que larga, solidariamente.

Fuimos cinco: Consuelo, Anne Marie Jacob (Kinesióloga), Pancho, Dirk y yo, Gabriel.


El tipo de clima que tuvimos ese día más se aprecia en esta otra foto. Tengo que decir que algo de agua nos cayó; poca eso si. Y lo bueno fue ver un Santiago traslucido, sin smog, cosa excepcional, pues los días anteriores Santiago estaba un asco.


Subimos prácticamente sin parar, la subida empinada que es el inicio de esa ruta. La lluvia y el sol de los días anteriores, ya en estas fechas empieza a sacarle brotes a algunas plantas.


El día estaba bello, con un aire más bien frío, y sol y nube intermitente, para al final instalarse nublado.

adelante Pancho, detrás Anne y luego la Consuelo
El suelo estaba embarrado, así que alguna suela de barro agarramos y quizás eso y el trámite rápido del ascenso, la cosa es que poco más allá de la cima, tomando esa variante a la derecha hicimos un alto y ese fue la cumbre del día. Descansamos, comimos, bebimos y bajamos.

Dirk se alcanza a divisar detrás de un arbusto
Esta foto que viene, muestra la calidad del aire de ese día. Un aire para sentirlo y disfrutarlo al respirarlo.

lunes, 17 de junio de 2013

Amplia vuelta por el Guayacán el día del padre

El día estaba gris, nublado. La noche anterior me asomé por la ventana de mi depto en el piso 14 y la neblina era espesa; no prometía nada bueno para el día siguiente.

Llegamos dos hombres, Pancho y yo, y tres atractivas mujeres: Marisol, Antonia y Clara López Solar (nueva).
Pochoco? por lo nublado. No, muy pesado para la Clara; vamos mejor al Guayacán, que es más liviano. Y nos vamos a la derecha, para cambiar lo típico, dirá Pancho. Y eso hicimos.

Marisol, Antonia, Clara y Pancho
Dejamos los autos en la calle aledaña y nos fuimos los cinco en el auto de Pancho.

Ah, era día del padre; así que hagámosla corta, por los compromisos en tierra firme de la ciudad.
Resultó justo el contrario.

Tomamos siempre a la derecha, siguiendo un hermoso camino, que cuando empezamos a bordear las casas, rabiosos perros ladraban y nos amenazaban insistentemente. Avanzamos un poco más rápido.

el cielo y la neblina abajo
Nos desviamos a ver el anfiteatro, que hoy miraba hacia una neblina cerrada.
Ahí salió a colación, los talleres de teatro de Ian Contreras, de los que hablé de mi experiencia en ellos (link a mi posteo al respecto) y algunas mostraron interés en asistir.

Seguimos hasta el punto donde termina la canaleta y donde esta se desvía a un gran estanque. Poco más allá arremetimos cerro arriba, siguiendo las huellas más bien de ciclistas.
Un grupo de tres pasaron cerro abajo, en sentido contrario al que íbamos nosotros, a velocidades que nos dejaron perplejos por los riesgos inminentes que corrían.

en la cumbre del día
Finalmente llegamos a una cumbre, donde hicimos el alto y comimos de las cosas que traíamos: Pancho naranjas y Antonia, almendras y pasas.
Varios ciclistas que venían de San Carlos de Apoquindo, pararon ahí mismo y algo conversamos con ellos.

Después de un rato, en conversación dividida, tomamos la ruta que supuestamente daría la vuelta por detrás del cerro alto que teníamos al frente y llegaríamos a la canaleta y a la ruta de bajada tradicional nuestra.

Todos - foto tomada por un ciclista
Seguimos andando con la sensación que la ruta se alejaba más y más de nuestras suposiciones. Dudamos de seguir y casi dividimos al grupo en dos, pero optamos por seguir adelante todos.
La vuelta fue bastante larga. Nos elevamos muchísimo en relación a las alturas habituales por las que andábamos por ese circuito y finalmente, al llegar a una cumbre, vimos el camino de vuelta y la mansa vuelta que habíamos dado.

la llegada a la cumbre
Me preocupaba la Clara, nueva en estas lides, que más bien parecía, tenía un bastante buen estado físico.
Mas dañada quedó la Marisol, que iba más silenciosa que lo habitual. Sus rodillas se resintieron.
Yo llegué bastante cansado a casa, así que sospecho que todos quedaron mas bien molidos. Ya sabremos.

El día desde cierta altura se abrió y Santiago se veía sobre un mar de nubes, con la punta del Manquehue a la vista. El resto eran nubes altas hacia la cordillera, las que nos cubrían. Y despejado hacia la costa.
Un día templado para frío, pero que el movimiento nos mantuvo bien temperados.

retorno
Buena conversa, diversa, graciosa, íntima de a ratos, con la oportunidad de escuchar como las mujeres hablan entre ellas, para algún nivel de sorpresa mía.

Un bello, largo y aventurado paseo. Espero se repita.

Nos cobraron a la vuelta, con alguna trifulca y la aclaración que la hora de entrada es a las 9:00 aquí.

domingo, 9 de junio de 2013

Al Huinganal en un hermoso día de otoño

Paso a buscar a la Paula. Día despejado, bello.
La ciudad con el aire limpio en la parte alta. Disfrutaremos de ello, tanto visualmente, como de respirarlo.

Llegan cinco mujeres, Pancho y yo. Estamos felices. Le veo la cara de contento a Pancho. Como cabros chicos. Toda la mañana con ellas, cuando? Es un deleite.

Margarita y Antonia
Para donde vamos ?
Vamos al Potrerito; seguro está bonito.
Pero es que para allá van todos los esquiadores y el taco allá en la Ermita. No, vamos a las caballerizas de La Dehesa; al Huinganal.
Y eso fue.

Margarita
Siempre que vamos para allá van todos los autos. Así que caravana.

Pancho opta por una variante, ya en el cerro. La misma ruta de siempre? le latea. Guiará.

Antonia
Las mujeres son: la Consuelo, la Paula, la Antonia, la Paulina Alarcón y la Margarita Baldrich, colega de la Antonia, que viene por primera vez.

Con tanta psicóloga y coaches en el equipo, hay terapias gratis para el que quiera.

Margarita y Antonia
La conversación galopa. Entre ellas la cosa es mas intensa; siempre ha sido así.
Disfrutan además; disfrutan del paisaje, del ejercicio, de estar ahí, de la vista, de la conversa; van felices.

Aparece el Mallín Colorado, de la Paula. Varias quieren saber de ello. Aquí van el link al blog de la Paula, al posteo aquí de la cosa, el sitio de Mallìn y un paseo de unas subecerros a Mallín.

lugar de descanso y comida
Detención en la mesa de picnic frente a la gruta con virgen. Ahí comimos naranjas de Pancho, chocolate de Paula, galletas de Margarita y manzana de Paulina.

Nos enteramos del reciente viaje de Consuelo por tierras japonesas y una pasada de cuatro días por París, que disfrutó enormemente.

sesión de fotos
Más allá, frente a una espectacular vista, nos detuvimos en un lugar que ofrecía sombra para los que querían, e hicimos una sesión de meditación guiada por mi, que fue apreciada nuevamente. La vez pasada empezamos con esto y fue la Antonia la que pidió repetición de ello.
Una instancia de conexión más profunda, de toma de conciencia, de sintonización aguda. Bien.

vista del grupo contra el cielo
Mujeres separadas; hombres solos; dónde se encuentran? Fue otro tema.
El grupo de los cerros ha sido un espacio de encuentros que han cuajado, pero también ha sido un espacio y una actividad renovadora, puesta a tono, que l@s ha dejado más prestos al idilio.
Bueno, un temazo, que incluso se presta para algunos con mentalidad emprendedora, de montar proyectos de negocio. Hace falta.

se vienen los ciclistas? No
La Paula se va al sudeste asiático este martes por un largo periodo. Fue la ocasión de despedirnos y desearle lo mejor.

Animamos a la Margarita a volver, pues fue su primera vez y se notó de a ratos en sus límites. Muy buen espíritu, así que creemos que estará nuevamente con nosotros.

Estupendo paseo, día y grupo.

domingo, 2 de junio de 2013

Meditación en la cumbre de Las Varas

Día hermoso, de otoño. Estando en la ruta de ascenso, mirabas hacia Santiago y estaba totalmente despejado; mirabas hacia la cordillera y estaban esas nubes altas, justo para tapar la cima del plomo. Ellas eran las culpables de la temperatura fresca, que obligó a varios a subir con sus polars puestos.
Un día de aire limpio, poco smog en las zonas altas de Santiago y un poco más allá. Un lindo día para subir.

en la canaleta
Fuimos cinco hombres y una mujer, la Antonia. Los hombres fuimos Pancho, Francisco Valdivieso, Eugenio, Dirk y yo, Gabriel.

Yo tenía un compromiso al almuerzo irrenunciable; debía llegar temprano a la casa y por eso el grupo, solidario, optó por Las Varas. Ruta tradicional, pasando por el tranque, que se encuentra prácticamente vacio; con todos sus plásticos a la vista.

nos cruzamos con baqueano de a caballo
Esta cultura extractiva que se propaga por Chile, nos sacó $ 1.500 a cada uno, a la entrada. Ya casi empezamos a acostumbrarnos y a considerarlo un dato, una realidad. No se porque me sigue irritando. La cultura minera chilena, que donde puede extraer riqueza, la extrae.

Eugenio reconcentrado
El caso Berrios de la semana produjo algunas conversas, pero a la vez algunas diferencias de criterio. Algunos a favor, algunos algo molestos por el zarandeo a la iglesia, una iglesia diversa, con tantos casos de alto valor. Yo personalmente cargado para un lado, consciente de mi enojo con esta iglesia que tantos protegen. No dio para mucho rato, pues no había disposición a irnos a algo tensionante. Pero fue tema un rato.

caballo en la vecindad de la canaleta
La Antonia me dijo que viera a Isha, que venía a Chile este fin de semana. Yo no la conocía. Al verla después, me gusta. Por eso la linkeo aquí.

Una cosa notable, fue que producto de la conversación que llevaba con Antonia, le propuse al grupo meditar en la cumbre, cosa que todos acogieron, a pesar de que alguno nunca lo había hecho.
Lo hicimos, mirando hacia la montaña nevada en las cumbres, y fue genial. Alguno dijo, hagamos esto siempre. Yo dirigí el ejercicio.

meditando en la cumbre
Bajamos por una ruta distinta de la que subimos. Mas conscientes quizás del paisaje, la brisa suave, del maravilloso día. La Antonia venía con sus brazos abiertos, feliz.

Un bello día, un buen grupo, que subió y bajo con agilidad, en parte por esta bella mujer, que puso a todo este grupo de hombres, en estado de .. no se que; activación.

iniciando el descenso

Al cerro de los Secretos

Día nublado, cerrado. Temí que no llegara nadie al punto de encuentro.
Pero no fue así; llegaron Pancho, Marisol, Marcela Molina, Francisco Valdivieso y Paola Svagliotti.

Animada conversa en el punto de encuentro; las mujeres la llevan.
Decidimos irnos a la Ermita y allá decidir si nos íbamos a la playa (hacia la izquierda del camino) o al cerro de los secretos (a la derecha).

Francisco, Marcela, Paola, Gabriel, Marisol
En el camino se fue abriendo para la alegría del grupo, al punto que llegamos a la Ermita con el día despejado. Sorprendente.

Optamos por el cerro de los secretos.

Marcela
Lidera Pancho y nos lleva por terrenos escarpados. Se oyen voces de protesta, suave. Porqué tan derecho? porqué no buscan una ruta con zigzag?
Pancho sonreía y yo lo alentaba a seguir a su guía interno y al resto a seguir al líder. Marcela reía.

este perro nos acompañó todo el camino
arremetiendo cerro arriba
¿discuten?
parece que no
ayudada a pasar por el cerco de alambre púa
ella está feliz
descansando y compartiendo en la cumbre
solo falta Pancho el fotógrafo