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domingo, 28 de julio de 2013

Todos para ella por Las Varas

Llega la Isabel sola. Aparecen Cristián Estay y Victor Bunster, mi pariente. Dirk, llega. Pancho y yo.
Somos cinco hombres y una mujer. Está feliz la Isabel. Le encanta de tenernos a todos para ella.

un par de huasos con los que nos encontramos
Dejamos algunos autos estacionados por la vecindad y partimos en dos autos a la zona de Las Varas.
La señora que cobra venía llegando cuando ya iniciábamos la marcha. Nos abrió la puerta que arranca hacia la izquierda y quedamos de pagarle a la vuelta.

Dirk, Isabel Y Pancho al costado del tranque
tranque
Partimos refrescando la memoria de quien era quien, especialmente entre los más viejos. Tu eres quien? Pero como, si soy tu pariente ... mejor no sigo.

Un paseo por conocidos, parientes entre ellos, lo que nos hace decir, que vivimos en un pueblo demasiado chico. Aprendo cosas de parientes míos, de boca de amigos subecerros. Buena cosa.

Dirk y detrás Cristian
Pasamos por el tranque, que tenía algo de agua, un poco más del cero absoluto de otras ocasiones; pero igual, bastante poca agua presente.

Cristián y detrás Dirk
El día estaba con temperatura elevada, nublado, con nubes altas, y con viento, más de lo habitual, lo que hizo a varios pensar que se venía un frente de mal tiempo. Cosa que no pasó, pues a medida que avanzaba el día o la mañana, se fue aclarando, con incluso sol entre medio de capas muy delgadas de nubes. Un día exquisito para subir los cerros, en cuanto a clima.

Victor Bunster explicándole algo a la Isabel
Se habló de todo, incluso de Sebastían Lía, este medium chileno que envié en mi newsletter de esta semana, mostrando que hay muucho más realidad de lo que la ciencia y nuestros sentidos, nos tienen habituados. Y este medium vive en Santiago, por lo que si alguien quiere saber que piensa un ser querido ya ido de alguno de nosotros, a través de este medium se puede averiguar. Los videos que están en Google son perturbadores.

en la canaleta
inmediatamente después de la canaleta
Pancho, nuestro líder en este día, andaba con zapatos nuevos, los que aún no controla bien. Eso es lo que pensamos pues por una parte iba adelante y se nos perdió completamente, al punto que solo llegamos a volver a encontrarnos con él, en la cumbre.

la Isabel seguida por Cristián y Victor
Y después al llegar al lugar donde se pagaba, al subir los dos escalones, se tropezó y se sacó la cresta, se podría decir; sin daños mayores, por suerte.
Ojo, cuando os compréis zapatos nuevos, que al principio cuesta aprender a pararlos y no siempre manejamos los pasos al detalle, como si lo hacemos con zapatos conocidos.

domingo, 21 de julio de 2013

Pochoco nevado entero

foto enviado por José Luis Rodriguez
La noche anterior llovía en mi casa y nos llegaron señales (whatsapps) de que más arriba nevaba. La subida del día siguiente estaba cuestionada.

Al amanecer me asomé y vi una cordillera nevada hasta abajo y pedazos de cielos azul. Me vestí y partí al cerro.

Pancho y detrás Francisco, bajo la niebla
Había un taco en la ruta a la nieve que nos hizo pensar de un posible accidente, más arriba, simplemente por lo resbaloso del pavimento.
Con Pancho nos fuimos a tomar un café al local de la Terpel.

Ahí llegaron después Francisco Valdivieso, Francisco Toyos, la Consuelo y la Anne Marie; aparte de Pancho y yo, Gabriel. Seriamos seis.

empieza a aparecer el sol de costado
Hicimos el debate de que cerro subíamos, con puras opciones que eludieran el camino a Farellones. Finalmente optamos por el Pochoco, subiendo por la variante de Pancho.

Pancho y más atrás Anne Marie
Al estacionarnos, un vehículo que nos seguía quedó detenido patinando en el pavimento. Tuvimos que ir a su rescate, empujándolo para sacarlo de la berma. Así estaba la cosa, con nieve hasta los pies del Pochoco.

Pancho emergiendo del cajón de rocas
El ascenso de la primera cima fue duro y bello a la vez. No había rastros para seguir, todos tapados por la nieve y en un primer momento tuvimos sol que se fue escondiendo tras una nube que nos cubrió completamente.

Gabriel en el Mirador
Llegamos al mirador con una vista gloriosa. Sacamos muchas fotos y estiramos nuestra permanencia ahí, por la belleza del espectáculo.

Francisco. Consuelo, Toyos, Anne Marie, Pancho, en el Mirador
Un tema de conversación fue el tema de la nueva candidata, Evelyn Matthei, de la UDI. Cómo podía ser que dos mujeres fueran lo mejor que podíamos como país tener, para tan alto cargo. Qué pasa con los hombres. Una hermosa mujer pasó al lado nuestro y escuchó la conversación y dijo sonriendo, "son los tiempos que corren".
Lo que si concluimos, es que la derecha está haciendo un papelón con esto de sus candidatos, para el regocijo probablemente de la izquierda.

Gabriel, José Luis Rodríguez y Pancho
Nos encontramos con un muy querido amigo que venía de bajada, José Luis Rodriguez, el puma chico, pues nunca intentes accederlo por Google, pues todas las primeras pantallas se las come su pariente, el puma grande. Si quieres saber algo de él puedes visitar su blog, que debe tener medio parado hace rato.

José Luis y Gabriel
La subida fue cuidadosa, pues los resbalones estaban a la orden del día. Llegamos a la cumbre y de sentarnos a descansar, ninguna posibilidad. Así que el ágape fue de pie.
Naranjas de Pancho y una abundante oferta de cosas ricas de Anne Marie; frutos secos, nueces, almendras, mandarinas y chocolate.

en la cumbre del Pochoco, comiendo y disfrutando del paisaje
El descenso fue lento y como la hora había avanzado me adelanté para llegar sharp a las 2 a mi casa a almorzar. El resto bajó cuidando a las mujeres que traían un ritmo más lento.

Francisco Valdivieso
Ah, arriba, en la cumbre, de repente entró una nube más espesa y vimos aparecer un bello y enorme cóndor, escondido en la nube, que pasó a muy baja altura y muy cerca nuestro. Un increíble espectáculo.

Francisco Valdivieso y la nieve
la cumbre del Pochoco se divisa entre las nubes
foto enviada por José Luis Rodriguez
foto de José Luis Rodriguez

miércoles, 17 de julio de 2013

Al Huinganal con Pancho

Venía de Santo Domingo, de haber pasado de sábado a lunes allá y pasando frente a la oficina de Pancho en Isabel La Católica, lo veo ahí sentado, en su oficina, trabajando.
Lo llamo altiro y le propongo cerro para el día siguiente, martes. Acepta.

Y llegamos solo los dos, a pesar de un mail que envié ya tarde el día anterior, del que obtuve respuestas desde Bangkok, en Tailandia (Paula Christensen), Australia (Andrés Reutter) y varios locales.

recuerdo que Jenny es la de rojo
Ya que estamos los dos solos, me dice Pancho, hagámosla suave. Bueno y nos fuimos a las caballerizas, en el Huinganal.

Dejamos mi auto en el Líder, poco más abajo por Las Condes y seguimos en el auto de Pancho; manejando él.

Tomamos el rumbo al revés, subiendo por la parte más parada, que suele ser nuestra vuelta del circuito de la herradura, que solemos hacer.

alcanzas a ver a Pancho allá adelante?
Partimos conversando, hasta que el esfuerzo del ascenso nos silenció.

Día hermoso, ni tan frío; salvo en partes de sombra, donde el sol aun no las calentaba y la humedad abundaba. Cielo completamente despejado.

Pasamos a unas muchachas, con las que conversamos algunas palabras y que más adelante iríamos casi a la par, hasta el descanso ya en la cima, que compartimos y en el que conversamos su poco.

con las chiquillas del grupo Wechupún
Antes de llegar a la cima de la que hablo, nos pasaron un grupo de como seis jóvenes, que iban a paso firme subiendo.
Nos pasaron primero cuatro que iban puntendo y cuando nos detuvimos con Pancho para dejarlos pasar, miramos para atrás y vemos que quinto viene un colorín muy parecido a Gonzalo Reutter. Y era él.
Se detuvo a conversar un buen rato con nosotros y después arrancó corriendo cerro arriba para alcanzar a su grupo. Ahí nos enteramos que estaba feliz de vuelta trabajando con su padre en Enercom desde hacía tres meses. Bien por él y mejor por el papá que anda por Australia, ahora vemos, con la tranquilidad de dejar a alguien de suma confianza cuidando el terreno.

Pancho y Gonzalo Reutter
En el descanso de cumbre nuestro (ellas siguieron para arriba), nos enteramos que pertenecían a un club andino llamado WECHUPUN (algo así como vamos a la cumbre, en Mapudungún). Nos mostraron el banderín del club (alguien podría diseñar un banderín de los Subecerros).

Clun Andino Wechupún
Comimos y conversamos. Nos conocimos un poco, reímos y nos sacamos fotos; muchas fotos, con varias máquinas. Y nos despedimos de ellas que siguieron cerro arriba.

Justo en ese momento aparece el policial que iba con el equipo de Gonzalo Reutter. Estaba sediento; le dimos un poco de agua y se aguachó con nosotros.
Anduvo con nosotros hasta las caballerizas donde lo dejamos amarrado en un lugar visible, de manera que sus dueños lo vieran al llegar a los autos. Espero que así haya sido.

las muchachas siguen su rumbo

domingo, 7 de julio de 2013

Al Pochoco por una ruta alternativa

Figurábamos cuatro hombres en la Terpel de Arrayán en este día nublado, cuando de golpe llegan seis mujeres. armándose el grupo de 10 personas que al final fuimos.

Era tal el tráfago de los esquiadores en plena temporada que optamos por ir en otro sentido al de ellos y después de un breve debate, la opción fue el Pochoco, por una ruta alternativa que Pancho conocía.


atrás la cumbre del Pochoco
cambio de fotógrafo
El grupo fue este: María Elena, Marisol, Antonia, Clara, Margarita, Marcela, Pancho, Francisco Toyos, Francisco Valdivieso y yo, Gabriel.

Encontramos un paso por entre una reja, ayudados por un cuidador al que varios abordaron para pedirle indicaciones de la ruta hacia arriba.

falta la María Elena y la Antonia, que se habían ido a la cumbre
y el fotógrafo, Pancho Balart
Partimos por una ruta sin un camino definido, con algunas de las nuevas resoplando de lo lindo y dudando de las decisiones de los líderes. Igual llegarían arriba de este primer ascenso, donde hicimos un breve descanso.

primera parte
primer descanso
otra vista del primer descanso
Seguimos hasta el Mirador donde hicimos una detención y contemplación del paisaje y la vista de un Santiago sin tanto smog como otras veces.

en el Mirador; María Elena, Antonia y Marisol
Las mujeres sin pareja intentaron alguna maniobra con un psicólogo, también soltero, que se detuvo por ahí, sospecho que sin mayor éxito.

Marcela, María Elena, Marisol y Francisco Valdivieso
De ahí seguimos al llamado Portezuelo, donde establecimos nuestro campamento de cumbre.
La María Elena y la Antonia, siguieron hasta la cumbre, mientras nosotros descansábamos, comíamos y conversábamos.

la fila era larga
Surge una oportunidad de comprar una promoción de cajas de 12 botellas de vino de selección marca Maquis y se produce una avalancha de compras. Quedamos prácticamente todos equipados para pasar el invierno.

un bello lugar para seguir la convesa sentados
Ahí la conversación explotó cuando la Marisol se puso a contar de sus aprendizajes en unos cursos para psicólogos a los que está asistiendo con la Antonia (ambas son psicólogas) y dijo que la pareja como institución había explotado completamente en estos tiempos y que venía una época en donde se produciría un completo rediseño.

anotando ventas y comiendo naranjas
Ello dio para una conversa especulativa donde se dijeron cosas incluso, que aquí no pueden reproducirse si queremos mantener las composturas que estos tiempos aun requieren.
Un temazo, que no es nuevo en este grupo, pero que el aporte de la Marisol y las cosas que ahí se dijeron me dieron la posibilidad de hacer algunos aprendizajes.

Quizás lo que más valoro fue la franqueza del diálogo entre hombres y mujeres, en un paraje además excepcional; con esta vista:

vista a la cumbre desde donde paramos
Quiero destacar a esta mujer, Margarita, que partió haciendo gestos de que esto era mucho para ella y terminó embalada, liderando incluso el grupo y feliz.

Margarita

lunes, 1 de julio de 2013

Un paseo por el Huinganal antes de ir a votar

Día frío, despejado. La nieve en la cordillera moviliza a los esquiadores que corren a sus andanzas.
Nuestro grupo se congrega. Al llegar encuentro a Paulina, luego llegan Margarita, Martín, Marisol y Eugenio y la Isabel. Somos siete conmigo.
Pancho faltará, alguien cercano ha fallecido.

Eugenio, Isabel, Marisol, Paulina, Margarita
Optamos por arrancar en sentido contrario, en dirección a las caballerizas y ahí hacer una vuelta rápida, clásica, del Huinganal, ya que es día de votación en la primarias.

El barro nos acompañará desde el principio. En la bajada y después del descanso arriba en la gruta-zona de picnic, el barro será mayúsculo.

barro en los zapatos
buen humor para con el barro
El tema de las elecciones mostró que al menos en este grupo, la Bachelet no tenía ninguna, cero posibilidad. La votación cuyo resultado ya sé, muestra además que nuestro grupo no es nada, cero, representativa de la realidad nacional. Ganó la Bachelet con casi tres cuartos de todos los votos contabilizados, que fueron casi tres millones; muchos.

Lo que si pasó fue que se levantó una buena dosis de rabia en algunos de los comensales, que redundó en preguntarle a las psicólogas presentes, como se podía lidiar con la rabia, cómo nos podemos sanar de ella, por alguno por ahí podría terminar en prisión por algún arrebato.

en pares conversantes
De ahí debe haber salido esta conexión con las monjas pajarilleras, que en la revolución española encontraron una manera de calmar, tranquilizar, a los soldados mal heridos y deprimidos en esa guerra civil. Algo así buscaba con sus preguntas, un alivio para la rabia.

expresión propia de la conversación política
Con tanta psicóloga presente los temas más profundos estuvieron presente, aunque al final de cuentas la segunda sesión a Martín de un tema especifico tratado en alguna memorable vez anterior, no se llevó a cabo, posiblemente porque Martín esperó tener muy agotada a la terapeuta, cosa que nunca pasó.

que era lo que hablábamos en este momento? no me acuerdo
Temas de la relación genérica de hombres con mujeres, de parejas, de viejos amores y sus sensaciones reminiscentes, la amistad, la homosexualidad, etc., estuvieron presentes y tratados a buen nivel.

El piso estaba escarchado en muchas partes y definitivamente mojado y embarrado, así que la idea de hacer un alto de meditación, no prosperó.

bajando por un barro profundo
El día estaba tan hermoso, con un sol que se prestaba para su paladeo, hizo que el andar fuera lento y en varias ocasiones tuviéramos que detenernos a esperar a los rezagados, a los que al aparecer decíamos que más parecía que no querían votar, sino quedarse por el lugar.

Una vuelta completa hicimos al Huinganal, en un día frío y hermoso, que hizo olvidáramos nuestros compromisos ciudadanos y estiráramos de buena gana nuestra permanencia en el lugar.

ya cerca de los autos

Fotos enviadas por Margarita Baldrich:



vista de Santiago