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lunes, 28 de enero de 2013

Halleluya, de vuelta a los cerros

Yo con Pancho
Fue mi primera subida después de mucho tiempo.....

Llegue temprano pensando que era horario de verano y después de un buen rato de espera justo cuando iba en ruta devuelta a casa divise a Fco Balart.

Bueno decidimos atacar la ruta de Las Varas pues yo no lo conocía y el quería más que nada mostrarme algo nuevo.

Fuimos como es habitual en su cómodo meche de todo terreno. No nos paro la lengua todo el trayecto pues teniamos muchos temas a abordar.

La vida de muchos planos, familia, trabajo, experiencias recientes etc

Por supuesto echamos mucho de menos al resto del equipo.

Pregunté por mi amiga Rebeca y me contaron que ya no subia tanto, pero que estaba muy bien.

Bueno, regrese el domingo recien pasado pero esta vez no vino nadie.
Pucha los extrañé a todos!

Espero veros el domingo que viene?

(Texto de Marcela Molina)

miércoles, 23 de enero de 2013

Trepando hacia los Llanos de Javier

Al llegar a la Terpel divisé el auto de Pancho y me estacioné detrás, parece que estaba descansando. Fuimos los únicos que llegamos ese día que se venía medio brumoso.


Esperamos unos minutos y Pancho propuso ir a los Llanos de Javier, ruta desconocida para mi, así que acepté feliz y partimos en el auto de Pancho por calles de El Arrayán hasta camino El Cajón donde estacionamos para emprender la caminata.

Hay un portón metálico con candado pero una pasada para los caminantes por el lado. Nos internamos pasando primero por un par de casas que parecían producto de una toma, algunos autos abandonados y otros chocados en el camino, hasta que se encuentra el sendero que, con bastante sombra va subiendo pasando por una zona de grandes piedras lisas que están habilitadas con los elementos necesarios para hacer escalada en roca. A esa hora había solo un perro merodeando que nos siguió algunos metros.

La conversación con Pancho giraba en torno a temas de trabajo especialmente a los proyectos que entusiasmado me comentaba estaba implementando en su empresa. También pasamos revista a las actividades de los hijos y como se van dando ciertas influencias que no han sido explícitas y que derivan en caso de Pancho que dos de sus hijos hayan optado por la ingeniería y una por el mundo humanista estudiando derecho, y en el mío ya hayan cuatro en el ámbito del diseño y la arquitectura.

En un punto del sendero tomamos un desvío hacia la izquierda que nos llevó a subir en forma mas empinada, Pancho guiando por supuesto. Ese sendero resultó bastante rápido para subir y en un rato estuvimos en la cumbre de un cordón de cerros de laderas bastante empinadas. 

Desde esa altura veíamos como Santiago estaba tapado de smog, algo ayudaba la bruma pero indudablemente la mayor parte era contaminación por el color café de la mancha que cubría la ciudad, comentamos que mientras uno no lo ve no lo nota y ahora estábamos viéndolo en toda su magnitud.

Seguimos avanzando, creo que hacia el oriente, por las cumbres de ese cordón de cerros hasta que apareció una cumbre muy rocosa que, para llegar a ella tuvimos que rodearla por su cara norte lo que resultó un desafío bien complicado pero muy entretenido. Hicimos camino entre mucho matorral y maleza seca, de esas que dejan la ropa llena de semillas pegadas, nos topamos con acarreos de piedras y laderas bien empinadas que nos hicieron transpirar harto, pero finalmente llegamos a esa cumbre y seguimos avanzando hacia el oriente. Yo me dejaba guiar por Pancho que me aseguraba que en esa dirección nos encontraríamos con un camino para caballos que era el que podríamos seguir para bajar, parece que Pancho leía en mi cara ciertas dudas, porque me preguntó un par de veces si estaba de acuerdo.....

Después de harto caminar llegamos a un quillay grande con una rica sombra donde nos sentamos a descansar y a reponer energías por unos 20 minutos, desde ese lugar Pancho me indicó donde está el valle que le dá en nombre de Llanos de Javier, para llegar faltaba un buen trecho, que decidimos dejar para otra oportunidad. 
Luego del descanso emprendimos raudos la bajada por el camino de los caballos, para intentar llegar al auto a una hora razonable ya que a los dos nos esperaban para almorzar.

Eugenio
La bajada fue literalmente al trote, cuando pasamos por la zona de las rocas ya habían varios grupos armando sus cuerdas y una chiquilla encaramada a la que Pancho le sacó una foto.

escaladora
También encontramos una rara florcita, de pequeñas dimensiones, que me llamó mucho la atención por su forma, con un eje de simetría vertical, muy elegante y totalmente desconocida para mí. 

Llegamos al auto de Pancho como a la una y media, hora bien razonable para la difícil excursión que habíamos hecho, de la que daban cuenta el estado de nuestras ropas, llenas de polvo y semillas pegadas por todas partes.

(Texto escrito por Eugenio Lagos)


domingo, 13 de enero de 2013

Caballerizas y vuelta al cerro con Isabel

Llegamos tres en este día de verano, que amaneció con neblina baja en la ciudad de Santiago, pero ya en el punto de encuentro estaba despejado. Esto haría del día uno no tan caluroso como días anteriores.

Están Dirk, Isabel Geisse (vean sus mantas de alpaca) y yo, Gabriel. Isabel, es primera vez que viene.

Optamos por la caballerizas en la Dehesa y dar la vuelta al cerro de enfrente.


El mejor remedio es el que el cuerpo se puede dar a si mismo, dijo alguien, en la mitad de una conversación que hablaba de dietas y disposición a tomar medicamentos.

Dirk contó de la experiencia notable con una tarotista a la que visitó, que fue capaz de predecirle cosas que han sido acertadas en forma sustantiva. Se trata de Verónica Molina (979-8446). Como para darse una vuelta.

Dirk, en un primer descansando, a la sombra de un quillai
Isabel
Terminamos hablando de ese mundo desconocido, principalmente para la ciencia, que personajes como Gregg Braden, en esta serie de videos, llamado La ciencia de los milagros, ilustra. Donde la conexión de la materia, las emociones, energías no conmensuradas por la ciencia, nos gobiernan mucho más allá de lo que la concepción racional y mecanicista, nos aporta. Todo un mundo para investigar.

Dirk e Isabel a la sombra del quillai
Seguimos subiendo por ese sendero de ascenso suave y persistente (pues la bajada por el otro lado es mucho más abrupta), atentos al ruido de las chicharras, los distintos pájaros y la belleza de las flores que abundan en este tiempo.

La brisa nos ayudaba a la sensación de frescura con que haremos toda la ruta.

Isabel y Dirk
Arriba, pasada la cerca, cuando ya se ve el valle de Santa Martina y su cancha de golf, avanzamos otro poco, hasta ese lugar cercado, con una virgen y una mesa con banquetas a ambos lados, donde nos sentamos todos al mismo lado de manera de apreciar la vista.
Ahí todos pusimos nuestros alimentos sobre la mesa y compartimos la merienda.

Ahí Dirk, con esa estupenda vista, nos dirigió un ejercicio de respiración, en el entendido que la respiración es clave para la salud y otras varias cosas.

quintrala
Retomamos, continuando el circuito de manera de darle la vuelta al cerro y cuando nos cruzamos con tres tipos que venían en sentido contrario, bromeamos diciéndoles que iban en la dirección incorrecta.

A Isabel le llamaron la atención esas flores rojas que envolvían a los cactus, pensando que eran su flor. No, le dijimos, es un parásito que vive a sus expensas y le mostramos la verdadera flor del cactus.

cactus en flor
Bajamos atentos al paisaje y conversando intermitentemente. A pesar de la fuerte pendiente en varias partes, no hubo caídas. Hasta que llegamos al camino que bordea el estero.

Seguimos caminando y pasamos a un grupo que acampaba al otro lado del estero. Poca agua debe llevar.

Gabriel e Isabel
Llegamos a los autos poco pasada la una, opinando todos que había sido un estupendo paseo, con llegada just-on-time. Nos despedimos y hasta la próxima. Yo llevé a Isabel hasta su casa.

domingo, 6 de enero de 2013

Tres varones al Potrerito con poca bencina

La Terpel empieza a mostrar signos de que va a abrir; podría ser en febrero o marzo.

Al llegar, aún a nuestra cita de las 8:30 (no hemos cambiado la hora a las 8:00), estaba Pancho en su auto y aparece Tomás Izquierdo, mi cuñado, que había dejado su auto en la primera sombra más allá, por la  misma vereda.
Y seremos solo nosotros tres. ¿Qué pasa con las mujeres?

Pancho adelante, Tomás detrás
Propuse la vuelta por las caballerizas de la Dehesa. Tomás describió algo que yo interpreté como el Potrerito y para allá partimos. En el yeep de Tomás. Pancho había llegado sin billetera y por lo tanto sin documentos.

Tomás es un economista de la empresa Gemines, que claramente elude algunas primeras preguntas del ámbito económico, pero igual algo hablamos para ese lado.

Tomás en el Potrerito
Poco antes de la Ermita, Tomás se da cuenta que está con el estanque dándole señales de escuálida bencina. Igual llegamos hasta el punto del Potrerito, pero la vuelta la hicimos prácticamente con el vuelo, en punto muerto.

Vimos varias instalaciones de gente acampando a la orilla del río, que a mi parecer, después de separarnos del camino a Farellones, traía un agua bastante cristalina. Gente veraneando  simplemente; o pasando el fin de semana en estos bellos parajes.

Subiendo por el borde izquierdo y no por el agua
Se escucha el ruido de las chicharras desde que nos bajamos del auto. Más arriba, pasábamos entre ciertos arbustos y las chicharras volaban a nuestro paso por todos lados. Miles.

Día despejado, brisa, igual las sombras fueron apreciadas.

cumbre, a la sombra de esta piedra
Subimos bastante rápido, quizás porque Tomás se me pegó detrás y ello me provocó a apurar el tranco; y Pancho nos seguía de cerca, con kilos de menos producto de dietas del último tiempo.
Llegamos a lo que declaramos la cumbre a las 11:30. Un poco más arriba de nuestras cumbres habituales.

Retuve un tema en el que insistió Tomás, que tenía que ver con la necesidad de enseñar en los colegios finanzas domésticas. Tenía un ejemplo que pedí me lo enviaran, que consistía en dos personas que ganando lo mismo y uno comprando altiro con deuda, versus otro que ahorraba y compraba cuando tenía la plata; a la larga el ahorrativo después de 40 años de trabajo tenía el triple de riqueza que el primero y con una sustanciosa jubilación. Algo que la gente no sabe y que la publicidad se encarga de cargarnos del lado del que compra compulsivamente, para estar en la imagen pública "correcta".

Gabriel y Tomás
En la cumbre, bajo la sombra de una enorme roca, comimos naranjas de Pancho y duraznos de Tomás; más frescos y sabrosos jugos.

Me llamó la atención la belleza de la naturaleza, abundante en flores, en esta época del año.

unas de las muchas flores presentes