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domingo, 25 de mayo de 2008

El Pochoco con el suelo mojado

Parto esta nota mirando esta foto en que aparece el grupo en amena conversa de temas relacionados con el DAV, su historia, refugios que construyeron en distintas partes, logros, altura de miras, alemanes, un club que se ha ido abriendo a la diversidad, a pesar de que algunos se han alejado añorando viejos tiempos.

Nos encontramos en la ex YPF, en que se nota el cambio de mano pues los mismos cafés chicos subieron de $350 a $500.
Los presentes, María Elena, Gonzalo, Pancho y Yo, decidimos irnos al Pochoco.

El día estaba como para subir con polar, pues no amenazaba lluvia, pero el tiempo se notaba helado, empeorando, después de unos días de temporales, hace un par de días. Por eso el suelo estaba húmedo, ideal para el agarre.

Herbalife, fue un tema que yo puse. Fui a un par de reuniones y ando en fase de investigación. Nos reímos de buena gana, pues Pancho puso en nuestra imaginación el símil con la comida Wiska de los gatos. Igual las referencias fueron favorables.

Unas peques de unos 10 a 12 años engancharon con nosotros y las desafiamos a quien llegaba primero a la cumbre; notable como una simple provocación como esta hizo que siempre empujaron al grupo de adultos con que iban, pues lo normal es que niños así son empujados por sus padres en la ruta de ascenso. Llegaron felices a la cumbre y les saqué la foto que aquí expongo; eran chilenas de padres peruanos; muy buena onda ellas.

La M. Elena, convalesciente de una gripe, llegó con cierta dificultad a la punta, donde se pegó un ataque de tos al principio. Igual coincidimos en que el cerro es lo mejor que hay, para poner nuestro cuerpo y siquis a punto, para retomar la semana que empieza al día siguiente.

Bueno, fue una excelente subida, donde nos encontramos con Eduardo Quezada y la Pilar, amigos de la M. Elena, que me entero, participa en el consejo superior del DAV.

lunes, 12 de mayo de 2008

Paseo a Patarate

Esta cumbre es la que este grupo de subecerros tiene que empezar a mentalizar porque un subecerro como Andrés Reutter no puede seguir en esa propiedad sin que nadie de su tribu la conquiste.

Nos acercamos lo suficiente como para empezar a pensar en el lado por donde se le puede entrarle.
Esta foto muestra una vista hacia el sur y donde se aprecia el límite entre bosques y altas cumbres y el tipo de vegetación.

Bueno, esa mañana de domingo partimos con toda calma y mucha energía con el objeto de realizar un acercamiento al Manzano y desde ahí ver cuales son nuestras posibilidades.

El camino corresponde a huellas amplias de carreta por donde hace un 40 años estimábamos con Andrés, cosecharon toda la madera de esos bosques y lo que vemos son básicamente renovales y por aquí y por allá podemos encontrarnos con un viejo tronco o árbol.

En uno de ellos, al que le había prendido fuego en un base e interior, había una cavidad en que tranquilamente entramos 3 personas y nos fotografiamos.

El bosque en esta época del año está precioso; muchas hojas en el suelo y los árboles coloreándose en tonos rojo, naranjo y amarillo. Esto contrastado con un cielo azul azul de los días totalmente despejados que nos tocaron, hicieron de nuestro paseo un deleite.

A la Andrea Armendaris ese domingo, no le vimos ni el polvo. Francisco, que no tomó un atajo en una parte del camino, se encontró con ella que oteaba silenciosa a un pájaro carpintero que con su repiqueteo delataba su presencia. Y siguió ella, con sus infaltables anteojos de larga vista, siguiendo a sus amados pájaros, que aparte de presentarles a ella su belleza, la ponen en esos estados de atención concentrada propios de la meditación y por ello poderosamente relajantes y sanadores.

Cuando veo es esa foto a la Rebeca, la Consuelo y Andrés en la cavidad dejada adentro de un viejo árbol por el fuego, pienso en como serían estos bosques si no hubieran sido arrasados por las explotaciones forestales. Pero sin son árboles enormes.

Estuvimos una noche repartidos en carpas bajo unos quinchos. Pancho pasó frío y el resto en general durmió bastante bien.

Las instalaciones desde la última que yo había ido, han mejorado ostensiblemente. Con un super quincho con chimenea, a unos baños hechos y derechos con water, ducha y tina con agua caliente y lavatorio. Salvaje. Faltan algunos detallitos, pero esto está para ir bastante mas seguido de lo que pensaba.

Si de hecho, conversamos de Juan Pablo, el hijo de la Rebeca y soñábamos que si pusieran Wifi podría trabajar desde un lugar tan distante de la civilización como este, ganando 500 lucas mensuales, vendiendo sus creaciones en el ciberespacio digital. Incluso podría hacer un centro de entrenamiento aquí mismo, adonde los aprendices viajaran desde distintas partes del mundo.
Es un sueño sin duda, pero de seguro, el trabajo global a cualquier parte del mundo, permitirá que mas gente viva en estos parajes y será fantástico.

Bueno, en cuanto a lo doméstico, lo pasamos la mayor parte del tiempo trajinando en torno al fuego al lado del super quincho. Sorprendente, pues como que quisiéramos seguir a la intemperie y bajo el nuevo techo, la buena mesa y la b¿nueva chimenea.
El quincho quedó como backup ante eventualidades de frío extremo o franco mal tiempo.

Ahí mantuvimos el buen fuego, cocinamos, descansamos y conversamos. Incluso en la noche que estuvimos ahí, en que la noche de verdad empieza y se siente tipo 6:30, por lo que a las 10 yo exhausto me fui a acostar silenciosamente, quizás avergonzado de irme tan temprano.

Dormí muy bien, con una salida al baño a media noche con mu super nueva linterna que llevaba en mi frente cual minero de socavón.

Fue un paseo redondo, bien comido, bien compartido con el estupendo grupo que fuimos, bien dormido, salvo Pancho y con una buena escalada de 4,5 horas según los cálculos que hizo el mismo Pancho.

Gracias Andrés y Marisol por la invitación y espero que alguno de nosotros llegue a la cumbre del Manzano, mas temprano que tarde.

lunes, 5 de mayo de 2008

Al Manquehue por La Dehesa



Este domingo fuimos Pancho Balart y yo al cerro Manquehue. Para Pancho un cerro muy conocido ya que en sus comienzos de "subecerro" lo recorre innumerables veces con Francisco Toyos y Carlos Valdivieso. En el camino me fui enterando de las muchas rutas que para llegar a la cumbre tiene. Nosotros subimos por la ruta de la Dehesa que al parecer no es tan conocida como otras.

Para mi fué una novedad ya que como la mayoría de los miles de habitantes de Santiago, nunca había subido. Ambos estábamos con ánimo de hacer una caminata fácil o hacer un estilo "paseo". Le propuse el Manquehue pensando que era un "cerro corto, bajo, fácil" y muchos adjetivos menos preciadores de este imponente cerro que divide la urbe santiaguina.

De a poco y tranquilamente nos fuimos entre conversaciones y paradas para observar el fabuloso paisaje que con la altura iba ganando hermosura. Sorprendida avanzaba y no dejaba de comentar mi admiración a la belleza panorámica que ofrecía el "lugar de cóndores" nombre que los mapuches llamaron a este cerro.

Al llegar a la cumbre y luego de comer las naranjas de Pancho seguimos apreciando las distintas vistas...la cordillera impecablemente blanca y pura en penoso contraste con la negrura del cielo sucio de nuestra ciudad especialmente mirando hacia el centro.

¿Qué pensaría un originario de la zona (mapuche) o el mismo Pedro de Valdivia al observar Santiago hoy? las consecuencias del progreso nos preocupa pero ¿qué hacemos? o más bien...¿qué se puede hacer?. Son preguntas que muchas veces nos hacemos cuando estamos desde arriba viendo lo que pasa abajo.

Abstraerse, mirar desde afuera, observar-se...¿eso hacemos cuando salimos a los cerros? Les dejo la pregunta para los comentarios o para el próximo cerro.