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miércoles, 15 de junio de 2016

10 a la canaleta, tibio y familiar

Llegué con mi sobrina a subir cerros el domingo, después de varios fines de semana sin ir. Como siempre, el grupo ya estaba listo en la Terpel, poniéndose de acuerdo para comenzar nuestra mañana. No hacía frío, estaba anunciado lluvia, pero éramos varios: La Alejandra Cambiaso, la Sole Tagle con su hijo Tomas, y yo con mi sobrina, por el lado de las mujeres. Hombres: Pancho Balart, Victor Bunster, Francisco Toyos, José Salinas y Marcos Aburto. 10 en total.

         

Entre el Manquehue, los barros de la Dehesa y San Carlos de Apoquindo, decidimos hacer la bella canaleta de Las Varas. Tranquila caminata tibia, llegamos a las vistas hacia Santiago y estaba lúcido, el aire limpito dejaba ver la ciudad clarita desde arriba. Mi sobrina sorprendida de estar ahí mientras todos duermen; sus amigos, me refiero.



Es fantástico ver que el grupo naturalmente camina y conversa de a dos y tres personas, unos y otros poniéndose al día de novedades, comentarios, temas interesantes, personales y públicos. Por la canaleta bajaba el agua con furia, fresca aportando ese ruido de vida matinal dominical, fabuloso para el resto de la agetreada semana que nos espera.  
Las conversaciones variaban desde el alargue de la vida mediante eternos tratamientos médicos, cuánto vale la pena alargarle la vida a un viudo de 82 años.... tremendo tema. Pancho Toyos preguntaba acerca de la Misa el domingo, para los que van a Misa, si tuviéramos que elegir entre Misa y cerro, qué harías? Algunos lo tenían claro, otros no tanto. Hablamos de negocios, endeudarse para crecer? Cómo crecer? Todos temas interesantes que iban saliendo al encuentro de unos con otros a lo largo de la canaleta o bajando raudos por un sendero ya horadado y tierroso cerro abajo.                         

Nos encontramos en el camino con un campesino que venía bajando a caballo de echarle una mirada a los animales del Sr. Von Kiesling, que es el dueño de 23.000 hectáreas desde ahí hasta casi llegar a Farellones. es el dueño del anfiteatro que ofrece obras de teatro en el verano a la hora de la puesta de sol. Probablemente ha heredado todas esas tierras de entregas antiguas y constituyen sólo montañas cada vez más altas. Salió el tema de la propiedad privada de montañas y volcanes, al parecer hay una mala regulación de eso; al menos el recurso natural del agua está mejor regulado, se escucha.


Rodeados de mucha nieve en las montañas, nos detuvimos en el alto de la canaleta a disfrutar de los variados picoteos y amena conversa, cuando la Alejandra manifiesta querer seguir hacia Altos del Naranjo sola caminando, consultó con el jinete y decidió seguir arriba despidiéndose de nosotros que ya bajábamos hacia los autos, con las primeras gotas en las narices.

Un domingo exquisito, buena conversa, rico clima, excelente compañía! Como siempre, un acierto este grupo.

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