Páginas

domingo, 24 de diciembre de 2017

A las Varas por supuesto

Pancho llega detrás mio. Luego la Soledad Tagle. Y en la quemada, Francisco Toyos y la Anne Marie.
Día 24 de diciembre. Algunos ya habían tenido festejos pascueros.

A las Varas, por supuesto, digo. Francisco propone una alternativa ... Las Varas.
Para allá partimos, todos en el auto de Francisco Toyos.

Pancho sugiere irnos hacia la derecha, hasta el portón cerrado y de ahí nos encaramamos, hasta esa casa en la punta del cerro.
Tomamos luego las rutas más hacia el sur, para llegar justo al tranque, en la cima antes de mirar Santiago.

Francisco, Anne Marie y Pamcho
Subimos a la canaleta, donde justo nos pasó un tipo con dos policiales, que se metían cada vez que podían al canal. Se fueron por delante.
Caminar por la orilla de la canaleta, que traía harta agua, en estas fechas, es un deleite. Aparte había una brisa fresca, exquisita. Por eso, de calor abrazador, ni hablar.

la Soledad haciendo equilibrios
El cuerpo agradece andar por estos parajes, le diré de repente a Pancho. No soy solo yo el contento; el cuerpo da señas de estar disfrutando.
Las vistas, los pájaros, que esta vez nos atraparon la atención varias veces, con una Soledad que al parecer sabe más de lo que habitualmente da a conocer.

Francisco el equilibrista
Larga caminata contra corriente. Nos pasa, en sentido contrario, una pareja, mayor. Que puede significar esto, de viejos de 65 ? Venían, me pareció al trote, aguas abajo. Qué se creen ? Una manera de hacerles daño, de la envidia. Parece.
Después nos cruzamos con un tipo de a caballo, con tres perros de raza perdigueros. Flojos los perros, se quejó, no detectan ningún conejo. Se bajó del caballo, para la cruzada con nosotros. No toquen el caballo, que es nervioso.

Anne Marie y su turno de equilibrios
Llegamos a nuestra meta, ahí donde el canal se cruza con nuestra habitual ruta de ascenso. Pancho subió un poco, acomodándose en una rica sombra, donde pegaba bien la brisa del norte. Ahí nos instalamos todos, como en fila india.
Aguas, naranjas de Pancho y frutos secos de varios. Y la conversa.
No podíamos estar en ningún lugar mejor que ahí mismo.

Pancho .. se cayó para el lado; las cámaras lo ponen nervioso
Toyos se recostó y estaba tan cómodo, relajado, somnoliento, que la sugerencia de vámonos, no podía caerle tan bien como a otros. Igual partimos tipo 11:30, unos 20 minutos después de aterrizar ahí.

bajando
Camino abajo empezó a hacer más calor. Al pasar frente al tranque, le dije a Pancho, que podríamos sacarnos la ropa y meternos caminando al tranque. No lo hicimos.
Seguimos caminando.

Abajo, pagamos, nos subimos al auto, caldeaditos, cansados y nos fuimos.
Contentos de haber cumplido con nuestro rito dominguero de ejercicio, naturaleza y grupo de amigos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario