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domingo, 14 de julio de 2019

Domingo 13 de julio

Recojo a la Soledad en la esquina de Martín de Zamora con Vespucio. Llegamos y ahí estaba Pancho. Habíamos comido juntos, la noche anterior donde la Isabel y Eugenio; además estaban Martín Wielandt y la Francisca.
Nos fuimos a la cafetería y con Pancho nos pedimos sendos cafés. Mientras los esperábamos, llegó Víctor.
Mucha gente con destino a la nieve. Ello nos impulsaría, sentados en la mesa, a dirigirnos a las Caballerizas, a Huinganal.

Víctor. Pancho y la Soledad
Dejamos los autos en el Líder y seguimos en mi auto los cuatro.
El día estaba frío, por eso esperábamos que el sol saliera de esas nubes que lo tapaban en la cordillera; y así fue más avanzada la mañana.
Tomamos la ruta de la izquierda, pasando por la buena vista del Picadero y de la ciudad de Santiago.
Bella vista de la ciudad en ese día sin tanto smog a esa hora de la mañana.
Nos sorprende la poca nieve de la cordillera.
En el suelo emergen tímidamente millones de verdes pastitos.

la Soledad, Pancho y Víctor
La conversa activa. Recuerdo haberles preguntado por el sentido de la vida para cada uno; y haber dicho la mía. Respuestas diversas, coherentes con lo que sé de cada uno. Qué pregunta. Y qué importante es tener respuesta para ella.

ya en la parte alta
Sentados en la mesa, con vista a las canchas de golf de Santa Martina, en un día despejado en lo fundamental, con un sol que se agradece, pues nos caliente con amabilidad.
Comimos naranjas y frutos secos.
Yo no quería irme cuando Pancho se pone de pie, que dijo era solo para calentar otras partes del cuerpo.

Pancho, la Soledad y Gabriel, en la mesa de cumbre
Bajamos lenta y atentos al paisaje y la ciudad al fondo.
Llegamos al auto como a la una y dejé a la Soledad poco antes de llegar a mi casa, tipo una treinta.
Rico día de agradable caminata, con subidas y bajadas no tan pesadas.

en el quillay grande
Pancho y Víctor

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