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lunes, 24 de marzo de 2003

Paseo del domingo 23 de marzo

Mientras otro grupo de unas 20 personas viajaba a la frontera con Argentina por Portillo a subir alguna cumbre, un grupo de 4 nos encontramos en la YPF, el domingo, a las 8:30 : la ALEJANDRA y su .. (nunca se sabrá) Tito, la Paty Lopetegui y Gabriel.
Faltó Jorge Milla y su hijo Vicente, a los que intentamos llamar por teléfono sin éxito.

Camino a la YPF me cubría una neblina baja, la que se abrió casi justo en la YPF. Al divisar el punto de encuentro y ver la luz que sobre el caía era casi premonitorio de las cosas buenas de lo que venía deparaba.

El día estuvo de a ratos soleado y caluroso, fresco medio nublado con nubes de altura, ventoso en algunos puntos hasta el punto de sacarnos los gorros. Claramente es el otoño que se nos vino encima. Las ideas de baño quedaron en nada quizás por ello.

Tomamos la misma ruta que el fin de semana pasado tomamos con Francisco Toyos. Osea, después de esa puerta que hay que pasar por entre las varas, unos 20 mts mas adelante tomamos a la izquierda, caminando por sobre un canal cubierto, cementado. Llegamos al estero que viene de Vallecito, lo cruzamos y arremetimos en empinada subida hasta una primera explanada donde nos sentamos a nuestro primer descanso.

Esta ruta tiene vistas muy especiales; por de pronto a la cascada que sale de Vallecito, yo creo que es una de las buenas vistas de esta zona y que además nos muestra como una especie de vista aérea de nuestra ruta habitual al Alto del Naranjo.

Por el otro lado, de la cima que íbamos escalando había otra escena que obviamente se apreciará en todo su esplendor mas al invierno cuando una especie de 4 tazas, con piscinas alguna de ellas bien armada por mano del hombre, pueda apreciarse con agua; un cajón empinado digno de verse.

Subimos en empinada escalada hasta una huella que sabía va a dar a Vallecito, poco mas arriba. Ahí torcimos en el otro sentido y descendimos hasta un cajón con bajada de agua seco en esta época del año y subimos por el cauce hasta encontrar un lugar lo suficientemente atractivo para establecerlo como nuestra meta del día.

Llegamos a una hondonada bien protegida por piedras de tamaños medianos, y ahí nos acomodamos a conversar, comer y descansar. Las chaquetas amarillas hicieron de las suyas; yo movía mi gorro de lado a lado espantándolas.

Una cosa aprendimos en esa estada, que Chile posee buenos MBAs en particular el de la Universidad de los Andes, que es donde Tito hace sus estudios en la actualidad. Un aprendizaje caro pero del mejor nivel; experiencias en todos los frentes tanto de aprendizaje como de desarrollo personal; hasta una coach tiene el Tito, de nacionalidad suiza. Esta escuela es del Opus pero han de saber que quien lidera este particular MBA es ateo. Además lo pasan muy bien y se rien y divierten que da gusto. Tito cursó invitaciones para asistir de oyente a alguna de las clases.

Retomamos de vuelta por el cauce seco, retomamos el sendero que nos llevó rápidamente a Vallecito y de ahí subimos hasta retomar la salida de nuestro tradicional acarreo.

Terminamos el día comiendo empanadas donde la señora Rosalia en Arrayán que hasta estuvo un instante sentada en nuestra mesa quizás contagiada por nuestro espíritu alegre y relajado.

Un buen paseo, para variar.

La Paty, un poco triste, pero sólida y muy presente en el grupo. (se le murió su papá hace dos días)

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