Toda subida a los cerros es diferente, pero esta se pasó.
Hoy nos conectamos con la ida del papá de Mabel, con la experiencia de la maternidad en las mujeres y como esta alinea todos los sentidos automática y sutilmente, con mi graduación como coach profesional y un ojo en tinta.
Día soleado, brisa fresca, andar rápido para llegar a objetivos de descanso y conversación; ejercicio.
El andar partió tarde quizás por los temas que nos retuvieron en la YPF. Acordamos mover los horarios a las 8:00 en vez de a las 8:30 en estos días de aproximación al verano desatado.
Y, optamos por tomar la ruta de la canaleta en ánimo relajado. De repente en una vuelta del camino, un enorme toro blanco observó nuestro paso a dos metros de distancia, como quien visita o irrumpe en territorio ajeno, sin mas. Pasamos .. y el toro como que no atinó.
Mas adelante, nos detuvimos a mirar a este toro que permanecía en ese mirador, soberbio en su parada, como recapacitando en esta irrupción irrespetuosa en su territorio. Y .. empieza a bufar, a tirar tierra para atrás con su patas delanteras y .. se las encamina en nuestra ruta.
¿Qué hacemos? retrocedamos a esa roca que nos esconderá un poco de su paso y si arremete contra nosotros nos da una vía de escape.
Y así fue, el toro llegó al poco rato y se detuvo justo debajo de nosotros a nuestra total vista. Mugió fuertemente varias veces, tiró tierra con sus patas delanteras y .. siguió su camino. Nosotros, quietos, quietísimos. No me atreví a sacar una foto por el temor de que el ruido de la cámara atrajera su atención sobre nosotros.
Lo vimos irse y mas adelante seguimos escuchando sus mugidos. Sabíamos que mas allá andaba una pareja, que espero no hayan tenido un encuentro desagradable.
Volvimos a la ruta de la canaleta y volvimos sobre nuestros pasos hasta descansar nuevamente bajo ese eucalipto.
En un momento una bella y enorme mariposa revoloteó sobre nosotros, como visitándonos, mirándonos, saludándonos. Incluso se detuvo dos veces en la mano de María Elena y logré sacarle una foto que pueden ver aquí. Fue un regalo de la naturaleza.
En el eucalipto conversamos y también meditamos conectados con los ruidos del lugar. Otra subida memorable.
Toda la semana me ha acompañado la energìa de ese toro y tambièn la magica visiòn de esa mariposa revolotendo alrededor nuestro. Dos energìas contrastantes que no solamente estuvieron con nosotros en el cerro, sino tambièn me acompañaron durante la semana. !Que maravilla esta experiencia de los cerros!
ResponderBorrar