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lunes, 22 de agosto de 2016

Nueve por la ruta de las Caballerizas

El día estaba completamente despejado, con el aire limpio y frío. En la Shell me puse el cortavientos encima del polar.
Llegamos en choclón en muy corto tiempo. Me entero que hay dos en la cafetería, tomándose un café. Llegan, la Soeldad, Carmen Gloria, Nancy y Paulina, amiga de la Carmen Gloria, por el lado de las mujeres. Los hombres fuimos, Pancho, Víctor, Dirk, José y yo, Gabriel.

Pancho, Nancy, José, Carmen Gloria, Gabriel, Soledad, Dirk y Víctor
El destino, la verdad fue bastante tironeado, y se impuso cuando José dijo, yo me voy a las Caballerizas, porque quiero pasarme el día en el cerro y quiero llegar al punto donde se cayó el avión. Ah no... vamos todos para allá entonces. Y así fue, partimos a las Caballerizas, también llamado el Huinganal.

subiendo en fila india
Si queríamos contar con José en el ágape de la cumbre, deberíamos haber tomado la ruta por la izquierda, pero por alguna razón tomamos por la derecha y José se nos separó cuando llegamos a la parte alta, donde se separa la ruta al avión.

vista de la ciudad
José y Nancy en la delantera
Subimos por la parte más empinada, que comienza por estar completamente en la sombra a esa hora del día. Por una parte queríamos movernos con rapidez por el frío y por otra, la Carmen Gloria, aun en proceso de recuperación de estado físico, pedía lentitud, que la delantera de un Pancho, de paso lento y constante (no paraba), dio la pauta.

Gabriel, Carmen Gloria, Víctor, Nancy, José, Dirk, Pancho y Soledad
Notable en un punto como cambió la temperatura. Y un poco más allá, cuando nos encontramos con el sol dándonos de lleno, empezamos a sacarnos ropa, hasta quedar solo en poleras, la mayoría.
El aire traslúcido, al punto que nos detuvimos varias veces a contemplar la extendida vista de la ciudad sin smog y los cerros del frente, nítidos, a los que ya les queda poca nieve.

Carmen Gloria
En la ruta antes de la mesa con banquetas donde nos sentamos a descansar, con quien iba me dijo un par de cosas que me parecieron bastante lúcidas y quiero compartir. Una de ellas es que Angelini no era tan inteligente como se pudiera pensar, sino que su gran gracia fue el colocar gerentes de la mejor calidad en todas sus empresas y más altos cargos; supo seleccionarlos y liderarlos. Y la otra es que en Chile, dada la mala calidad de la educación, la derecha suele ser más capaz que la izquierda, que en general deja mucho que desear, básicamente por la mala formación que en general tuvo, en comparación con los políticos de derecha. Y eso lo dice alguien que era más de izquierda y en vista de estas observaciones, se ha ido moviendo más a la derecha.

en la mesa de picnic en la cumbre
Paulina es la primera de la izquierda
Sentados ya a la mesa, la cantidad de alimentos desplegados fue tal que más de alguno salió de ahí diciendo que se sentía almorzado y listo para la siesta.
Comentamos de la virgen atrás y del club Santa Martina, donde jugaba en ese momento la pareja de Carmen Gloria.
Se habló mal de los salmones criados en jaulas, cosa que exaltó un poco el ambiente, debido a que mi hijo es gerente comercial de una salmonera de la zona de los canales. Quedaron pendientes las fuentes de los perentorios juicios.

parapente en la espalda
En la bajada nos cruzamos con varios ciclistas y en el árbol, donde solemos descansar en las subidas, con un buen grupo de a caballo, con parrilla y parapentes en la espalda. Pensaban comer un rico asado y algunos volver volando. Bello panorama sin duda.

Nancy, Paulina, Soledad y Carmen Gloria
Pancho, Victor, Dirk y Gabriel
Al final, todos arriba del transporte escolar del tío Dirk, nos fuimos al Lider de Las Condes, donde nos despedimos después de una grata y bien caminada y comida mañana.

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