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lunes, 12 de septiembre de 2016

Haciéndole fintas a la neblina por Las Varas

El día amanece cerrado, con neblina, abajo en Santiago. Nos encontramos en el punto de encuentro: Pancho, Dirk, la Alejandra, la Rebeca, José y yo, Gabriel.
Habían compromisos de algunos al almuerzo y otros, dos de ellos, querían una ruta desde la cual pudieran seguir cerro arriba.
A Las Varas fue la decisión, por la ruta que nos lleva al Alto del Naranjo.

Dirk, Alejandra y José
Ya en la Shell estaba despejado. Todo para arriba despejado, pero con la nube, neblina, encaramándose por los cerros detrás nuestro. En la cumbre el espectáculo era bello, pues estábamos justo sobre las nubes, que se desplazaban en ágiles torbellinos, en un espectáculo tanto o más bello que el concierto de la Sylvia Soublette, al que varios habíamos ido en la semana, con la Rebeca entre las protagonistas.

ganado en corral
macho lame orina de la hembra
Cuando saco mi botella de agua azul, Dirk empieza a hacer muecas, que después remata diciéndome que no tome más de ese veneno y se compromete a mandarme este link de un tal Mercola, que parece tiene acceso a información privilegiada de qué es bueno y qué no, para la salud.

la neblina por allá abajo
Como siempre, este grupo, donde el ejercicio es un asunto al que venimos, la conversación, ocupa un espacio privilegiado y apreciado. Las personas se agrupan de a dos o tres y métale conversa. Y sin darnos cuenta llegamos a la cumbre.

Pancho. José. Rebeca, Dirk y la Alejandra
Mucho conversamos del evento de la Sylvia Soublette, donde colaboró con un importante rol, la Rebeca. Pero a mi lo que más me llamó la atención de la Rebeca, es que como ha retornado, después de una reclusión de cinco años, disfruta, del aire de montaña, de los olores y principalmente de lo que sus entrenados oídos escuchan. Y te lo va diciendo, por aquí y por allá, y hace que uno tome mas conciencia de todo ello.
Efectivamente, el día, el aire y los aromas primaverales, eran ese día domingo, exquisitos.

Rebeca adelante, detrás Pancho, luego Dirk y José
Hasta la canaleta, el camino es casi como pavimentado; íbamos por un camino, incluso para autos. Pasado el canal, un sendero de cerros, normal.
Y cuando llegamos a una cumbre y aparece el otro lado, bello, grandioso, con el Plomo al frente y toda esa cordillera, buscamos una sombrita y ahí nos instalamos. A comer naranjas, frutos secos, mandarinas; no había chocolate, pero si brotaron unas galletas.

José y la Alejandra
Estuvimos ahí un buen rato, apreciando como las nubes subían y subían alrededor nuestro. Hasta que de repente las nubes empezaron a pasar sobre nosotros y ahí nos despedimos de José y la Alejandra, que se disponían a seguir cerro arriba y el resto a bajar.

en la cumbre, Pancho, Gabriel, Rebeca y Dirk
En el descenso nos sumergimos en las nubes. Divisamos a un gran grupo, con el que nos habíamos cruzado al principio, que caminaban por la canaleta, en fila india, aguas arriba.

Dirk, reflexivo
Al bajar, nos volvimos a detener en un corral lleno de vacas, toros, novillos y terneros. Metían un ruido significativo, creemos nosotros, porque los tenían guardados ahí, en día domingo y ellos o querían alimento o querían simplemente salir de ahí.

José, escuchando a Dirk
Al auto de transporte escolar de Dirk. De ahí a los autos de cada uno. Yo a la casa de mi madre a ducharme, para correr a una invitación que tenía para almorzar en el restaurante La Cascade en Borde Río, donde comí exquisito (no, se me olvidó sacarme una foto).

1 comentario:

  1. Primavera flores y olores, aire exquisito con brisa, aire limpio...todo bien!!

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