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lunes, 15 de mayo de 2017

A Las Varas en el día de la madre

Día amenazante; muchos reculan tempranito. Llegamos cuatro: Pancho. Francisco Toyos, la Anne Marie y yo, Gabriel.

Es día de la madre. Hay compromisos al almuerzo, así que el pedido de hacerla corta, es amplio.
A Las Varas hasta la canaleta, es el acuerdo. Y para allá partimos en el auto de Francisco.

Francisco, Pancho y Gabriel
Pancho, arregla las platas con la señora a la entrada y para arriba partimos conversando.

El día está nublado. A medida que subimos, aparecen nubes a nuestros costados en los cerros de enfrente. Luego por la derecha, subiendo.
Cuando llegamos a la canaleta, las nubes se cierran alrededor nuestro y quedamos totalmente cubiertos.

sale Gabriel y entra la Anne Marie
Nos sentamos en el borde de la canaleta, que para nuestra sorpresa, traía poca agua. Y eso que el suelo estaba aún mojado, por las recientes lluvias. Incluso, el suelo estaba lleno de brotes del pasto emergente, producto de las lluvias.
Ahí compartimos naranjas y frutos secos, que había en abundancia.

Una cosa simpática que hicimos, fue llamar a dos madres, la de la Anne Marie y la mía, para desearles un feliz día, mientras el resto del grupo le cantaba las mañanitas. Muy emocionadas y agradecidas ambas madres.

vista fantasmagórica
El descenso incluyó la llovizna, en la última parte. Una llovizna que mojaba. Noté al sentarme ya en el auto, que mis pantalones estaban bastante mojados.

una piedra en el zapato
Pasado el tranque al bajar, nos pasa, venía de subida, una ciclista mujer en solitario, pedaleando animádamente.

El descenso fue en la neblina, que llamamos fantasmagórica en algún momento.

Pancho, Francisco y la Anne Marie
Llegamos al auto, poco pasadas las 11 de la mañana, Toyos señala que nunca había bajado tan temprano.
Bueno, llegamos a nuestras casas muy temprano, lo que sacó una sonrisa, al menos de mi atareada mujer, que preparaba el almuerzo familiar.

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