La dama pidió que fuéramos a la curva 32, donde nunca había ido. Los dos hombres, sin más, acogimos de inmediato su solicitud.
Nos iríamos en el auto nuevo de la Soledad, manejando yo, para probarlo, pues siendo un Subaru, es muy parecido en forma, a mi Nissan.
Mucha bicicleta en el camino, nos obliga a manejar con cuidado.
Ruta hermosa con un aire que cada vez se hace más limpio y las vistas más impresionantes.
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Pancho y Soledad al lado de una señalética nueva |
En un rato me hice de una rama seca, que agitaba alrededor de mi cabeza y cuerpo, y con ello lograba alejarlos.
No era el caso de la Soledad, que cómo que no se molestaba con su presencia. En un momento, mientras conversaba con ella, detenidos, eran unos 5 tábanos que revoloteaban por su cabeza y gorro, sin que ella se alterara. Yo empecé a alejarlos con mi ramita, dándole sin querer en la cara.
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Pancho y Gabriel |
En un descuido tomé yo el liderazgo y prioricé pequeños senderos, que finalmente nos llevaron al sendero oficial, que llamábamos la autopista.
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Pancho sacándose los pinchos con la ayuda de la Soledad con guantes |
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llegando a las torres antenas de celulares |
Al llegar allá alguien propuso seguir adelante pero yo les dije que eran las 11:45 y debía pasar a buscar a mi suegra a una hora razonable; por eso optamos por iniciar la vuelta.
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florcitas amarillas |
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flores rosadas |
También desde ciertas posiciones se ven y distinguen claramente, Farellones, del Colorado y la Parva.
En un punto había una hilera de puntos luminosos que interpretamos como los autos de los que subían el Plomo y el Pintor, en este día.
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flores azules |
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vista panorámica |
Mi suegra llevaba media hora sentada con el guardia del condominio, esperándome cuando pasé, pasadas las 2.
Y en mi casa, ya estaban presentes todos los comensales invitados al almuerzo familiar.
Qué te pasó que llegaste tan tarde, me preguntó la Andrea.
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prometo bajar esa guata este año |