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domingo, 2 de febrero de 2020

Primera subida de febrero del 2020

Le dije a Pancho que se me estaba extinguiendo el deseo de escribir en este blog los relatos de nuestros paseos; es como una sensación de algo que medio ya terminó.
No puedes hacer eso, me dijo. El grupo, es a través del blog que sigue existiendo; y pertenecer a este grupo es importante para mi y pienso que para muchos; incluso aunque no vengan.
Bueno, aquí estoy escribiendo de nuevo.

Llegué al punto de encuentro y ahí estaba Pancho.
Un cafecito, me propuso y nos encaminamos adentro de la cafetería.
Dos americanos chicos y un muffin de chocolate para él. Yo estoy a dieta.
Si no llegaba nadie, había pensado irse al Manquehue; porque allá hay gente con la que encontrarse, me dijo.

Al Manquehue ? le propongo. No, me dice, vamos a Las Varas. Y hacemos el mismo recorrido que hicimos los dos la última vez que yo vine. Listo; para allá partimos, esta vez en su auto.

techito de kiwi
Dejamos el auto en el techito de malla de kiwi y nos encaminamos hacia el tranque que se encuentra total y completamente vacío de agua.
Recuerdo que conversamos animádamente. Yo puse los temas, de materias en que ando, por lecturas en que estoy. Y él, receptivo y atento; un regalo.

Le hablé de los presocráticos; Parménides en particular. Unos tipos que inventaban la manera en que hoy somos.
Ellos pensaban que el saber verdadero ocurría en el corazón, a través del fenómeno de la intuición. Un tema solitario y de hecho se iban de las ciudades a vivir en solitario. Eran unos místicos, dionisíacos, los llamaban.
Y cuando querían contarle al mundo lo que habían aprendido, usaban la razón, un instrumento de inferior categoría, que con dificultad les permitía transmitir ese conocimiento que habían adquirido en solitario.
La racionalidad, un medio inferior de expresarse hacia los otros; un medio político, decían.
Y para aprender, saber, sabiduría,se necesitaba un ser puro, moral. Esta es la parte que se nos olvidó.
Bueno, muchas lecciones que sacar de aquí.

nuevo cartel, a pasos de donde dejamos el auto
Ya a esta altura habíamos llegado al canal, por la parte más elevada de nuestros recorridos de la Varas e iniciábamos el descenso, orillando el canal.
Pancho iba adelante para tener la primera vista de la infinidad de sapitos que merodean por la canaleta. Hoy no vi ningún guarisapo. Y esos insectos que caminan, corren, por arriba del agua.

Más adelante, alcanzamos a un grupo de como cinco personas, que iban en la misma dirección de nosotros. Cuando los alcanzamos y nos vieron, apuraron el paso. Se fueron alejando, hasta que no los vimos más.
Raro, como que no querían nada con extraños. Será la desconfianza que ha crecido en estos tiempos. Nos habrán imaginado saqueadores o violentistas ?
Y nosotros, que somos tan dados a sociabilizar y hacer amistades.
Bueno, no fue.

Pancho, adelante
El sol pegaba fuerte. Las sombras intermitentes por la orilla de la canaleta y la brisa, se apreciaban.
Los arboles y arbustos del cerro, un desastre. Una mortandad; arboles que se ve liquidan parte de sus ramas, concentrando la sabia en unas pocas e interiores.
Si alguien prende un fósforo por aquí, no queda nada en muy poco rato.
Una pena, la sequía tan prolongada. Si este año no llueve, nos vamos a desierto.

Otro tema fue la conciencia; un tema en el que vengo, que había dejado a un lado, pero acabo de retomar. Pero eso es mucho para hacer un vaciado aquí.

Llegamos al punto de descuelgue de la canaleta, donde tantas veces paramos, y paramos, nos sentamos un rato.
Y partimos para abajo, ya en silencio. El sol era abrazador. Estábamos cansados, pero bien.
Llegamos al auto y fue un alivio.
We did it, le dije a Pancho, Es nuestro depósito al APV, en la forma de ejercicio, para nuestra vejez.
Y nos fuimos para la casa.
La caseta de los que cobran, sin moradores.
Estuvo bueno.

2 comentarios:

  1. Gracias por este buen relato Gabriel!! No se puede abandonar el blog!!
    Saludos

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  2. Anónimo1:00 p.m.

    Si necesitas ayuda con el BLOG pidela. No se puede acabar.

    En concreto terminar el BLOG seria el termino de los Subecerros aunque algunos sigamos subiendo domingo a domingo... algunos todos los domingos, otros algunos domingos.

    Ya extrañaba enero sin reportes, me estaba preocupando...

    Francisco Toyos

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