Páginas

domingo, 14 de agosto de 2022

Cinco subimos, seis bajamos

Llego a la casa de Pancho y ya estaba ahí Víctor Bunster. No se sacó la mascarilla hasta bien andada la caminata. Dijo que le abrigaba. Era el único con esa protección a esta altura del partido.
Salió Pancho y al poco rato aparecen Francisco Toyos y la Anne Marie.
Partimos en los tres autos.

A la entrada había dos tipos, sí, eran los mismos de la vez pasada. Nos podrían dar sus nombres ? NO, les dije, rotundo. Y pasé por su lado mirándolos. No es obligación, nos dicen. 
Seguro que es porque nos quiere proteger. Recordé de inmediato el libro que leo Estupidocracia de Marcos Eguiguren, en que dice que tengamos mucho cuidado con las personas que vienen a protegernos, porque de seguro después te pedirán plata. 


El piso barroso de la semana pasada, se había endurecido. Fantástico. 
Deberías haberle dicho Rechazo en vez de un simple NO, me dice alguien.
El día está con nubes altas, frio, con pronósticos de lluvia, más tarde, cosa que nunca ocurrirá.
El verdor del piso ha aumentado. Las hojitas de arboles y arbustos, también han crecido. Los pájaros no cantan, gritan. Debe ser porque están felices.

Llegamos a nuestra mini cumbre y ahí estaba sentado alguien. Oye, le digo, este es nuestro lugar. Yo llegué primero, me dice. Bueno, hagámonos amigos entonces y me senté cerca suyo.
Después llegó Francisco Toyos y los saludó como a un viejo amigo.
De nombre Cesar Roa. Amistoso, locuaz, mucho mas subecerros que nosotros; sube dos veces a la semana. Bueno, aquí hay un par que están en ese ritmo.


Bajamos por una nueva ruta, que nos sugirió Cesar, por detrás. Ruta clara, mas suave, incluso bella por la cantidad de vegetación.
Llegamos temprano a los autos y llego poco pasados las 12 a mi casa.
Si, estamos flojetes. Será la pandemia, que nos dejó más arrastrados. Algo habremos de hacer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario