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lunes, 29 de noviembre de 2010

A la Ermita con Chopin y piño de ovejas con arrieros

Llegamos con la Rebeca al punto de encuentro. Alguien viene caminando calle abajo por el frente; es Alfonso Concha, que cruza la calle y es une a nosotros. Pronto llegará apuradito Pancho.
Nos subimos al auto de Alfonso y dejamos los otros dos autos en la calle allá a la derecha.

Tanto tiempo sin ver a Alfonso se explica por unas estupendas vacaciones que pasó junto a su mujer en Polonia, Varsovia, en un festival de Chopin al que fue y disfrutó como nunca. Y nos va contando. Lo del concurso; el ánimo, el espíritu de todo un pueblo por celebrar y honrar a Chopin; los seis finalistas; la mujer rusa ganadora. Mira la joya que encontré de ella en Internet:



La mala salud de Chopin, su muerte a los 39 años, su exilio en Paris y también en Londres, donde no lo pasa muy bien. Su corazón ya muerto que viaja escondido de vuelta a Varsovia. Muchas historias nos contó Alfonso y nos deleitó con su entusiasmo, sus viajes por el día a ciudades cercanas: Praga, Viena, Berlin, Budapest.

Me envió este link donde dice está todo lo del festival de Chopin completo, con todos los videos de los concursantes tocando para el que quiera deleitarse. Sino tomas los nombres y te vas a Youtube.

Pancho, Alfonso y Gabriel en el descanso de la cumbre

Nos fuimos a la Ermita donde elegimos caminar por el camino que va al cajón del Maipo, para facilitar la conversación que prometía el viaje de Alfonso. Prontamente pasó una camioneta que Pancho detuvo para que nos llevara, así que de un tirón llegamos al río, yendo Pancho y yo atrás de pie, conversando de su hijo Felipe y su conjunto La Cumbia de Stalin, que había visto días antes y disfrutado de la pasión de su hijo por la música.

Bastó que nos bajáramos para encontrarnos con la cola de un grupo de arrieros que llevaban hacia el interior a un piño de unas 700 ovejas, que fue lo que nos dijeron.
Claro, algunas infantes no se atrevieron a cruzar el río y presenciamos su captura y brutal cruce al otro lado.
La carga de los animales denotaba un largo trayecto, pero no indagamos más detalles, pues la atención estaba en estos pequeños corderitos que corrían y de verdad hacían muy difícil su captura.



Cruzamos nosotros y las emprendimos cerro arriba tras la manada a la que alcanzamos después de algún ascenso.
Vean aquí ese encuentro con el piño en pleno, amenizado el espectáculo por los gritos de los arrieros:



Pasaron y nosotros seguimos otro poco cerro arriba hasta un mirador con un curioso árbol bajo cuya sombra nos resguardecimos y en animada plática nos comimos las naranjas de Pancho y Alfonso, mientras seguimos escuchando las historias de Chopin de Alfonso.
Aquí un video de ese solaz bajo el arbol:



La vuelta fue una larga caminata y animada conversación hasta la Ermita, en pares: yo con Alfonso y más atrás venían la Rebeca y Pancho.

Al llegar a la zona de las casas después del puente, estaba Pedro Encalada, que a la entrada nos había abordado pidiendo mi nombre y teléfono, pues su jefe Silvestre Maira, quería hablar conmigo. Estaba en una puerta que cerraba para poder cobrar los $ 2.500 por persona que averiguó Alfonso estaba cobrando.

Alfonso y Rebeca contemplando las ovejas

Nota: más imágenes aquí y más videos acá.

2 comentarios:

  1. Fantástica experiencia !!! Inolvidable...

    Para qué decir la pianista rusa...espectácular.

    Creo que ha sido una de las mejores salidas, de esas que no se olvidan. Maravilloso el posteo que refleja y revive los momentos de gozo y felicidad infinita vividos ayer.
    No me queda más que dar gracias a la vida, porque me ha dado tanto...como canta la Violeta Parra.

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  2. Anónimo5:35 p.m.

    Al mirar las fotos y leer el posteo me da una sana envidia, me alegro mucho por los que fueron, rico estar alla aunque rico fue tambien para mi el estar con los mios celebrando.

    Vero

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