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lunes, 7 de febrero de 2011

La ruta a Piedra Numerada

La vista al Plomo
Unas pocas horas antes del anochecer del sábado, recibo de la Consuelo y la María Elena la confirmación de un cupo disponible en la camioneta para partir a las 8am desde la Terpel rumbo a el andarivel de La Parva. La Consuelo me recoge y siento la emoción de compartir con ella, la Elenín y Germán, esta aventura que incorpora una ruta nueva, una caminata a las montañas donde la altura (3.000 metros) y el tiempo de caminata  (6 horas) es mucho mayor.

En pocos minutos estamos ya con María Elena y Germán; Celso Molina nuestro compañero de trekking, nos llevará en su camioneta 4x4  hasta La Parva. La subida y las curvas nos ponen a prueba sobretodo a nosotras las que nos fuimos en la parte de atrás (María Elena  y yo),  que entre salto y curva, nos mantenemos distraídas con una cálida y amena conversación para ponemos al día en los sucesos pasados de cada una.

LLegada al andarivel, últimos preparativos y abrigarse para el camino, de acuerdo a lo recomendado, llevaba una mochila + grande para llevar algunas prendas de abrigo y mucha agua, algunas nubes nos favorecen para hacer este camino con menos calor, el tiempo esta ideal.
lugar de descanso orilla del río

Lo más impactante de esta aventura es el paisaje; cadena de montañas sin vegetación alguna, sus colores pintados como con pincel que pintan muros azulados, verdosos, ocres, grises  y amarillos, colores que contrastan con uno que otro verde de las vegas conformando un espectáculo digno de admirar y registrar una y otra vez. Me invade la sensación de ser un diminuto cuerpo viviente moviéndose entre fenomenales montañas, la emoción me mantiene con la vista al frente casi dialogando sostenidamente con el cuerpo gigante del cerro el Plomo que se nos acerca con cada paso y cada mirada.

Rebeca en descanso
El aire pesa, la respiración se agita y me obliga a abrir la boca y resoplar en las subidas, se siente la presión atmosférica y tengo un leve malestar en el lado izquierdo de la cabeza que me toma el cuello. Pero el ánimo de seguir camino por senderos amplios sin dificultad alguna y con buena compañía, no me falta. Mientras conversamos, vamos contemplando las pocas flores y plantas que la Consuelo deja registradas en su celular.
flor entre las piedras

llaretas
jardín en miniatura
Cerca de la 1pm, llegamos a nuestro destino final que es una gran planicie  rodeada de vegas y agua del río que baja desde la cordillera hacia nuestro urbano rio mapocho. Cada uno saca su colación: sandwich, frutas, maníes, pasas, fruta seca....y nos disponemos a comer y descansar. Vemos a lo lejos una gran caída de agua que la Consuelo se anima a observar y sin rastros de cansancio se pone en marcha por la huella, mientras el resto nos dormimos una siesta de mediahora.

Ya reanimados, nos ponemos de pie para volver antes de las cinco para tomar el andarivel. Estamos en fila india por el sendero el grupo de siete que diviso de cuando en cuando para sentir su cercanía, curiosamente cuando miro atrás y diviso sus caras, un efecto extraño me hace verlos con cara de platillo volador. Después Germán me explica que es un efecto de la presión atmosferica.Ya me siento recuperada y aprovecho las bajadas para deslizarme más rápido ya que las subidas son pesadas y lentas. 
piedra numerada que usaban losarrieros para contar el ganado

 Ahora, bajando por el andarivel con Celso, siento el peso del cuerpo no sólo por el ejercicio realizado, sino también porque el frío que  penetra y cala hasta los huesos. Me faltó ponerme los guantes (pensé), mientras él me cuenta de sus otras caminatas por estos lugares y compartimos la idea del "bicho que te pica" cuando comienzas a hacer este fascinante deporte que  se transforma en un vicio. Vemos además unos cuantos ciclistas que suben y bajan una y otra vez, tal como lo hacen los esquiadores en temporada de invierno.

María Elena, Consuelo y Rebeca
Una larga travesía, mi primera vez a tanta altura, la novedad  y lo desafiante vienen juntos y quieren quedarse conmigo un tiempo. Agradezco la invitación a esta gran aventura que manteniendo la compostura, logré salir sin mancha (menos mal!)...la amistad nos guarde y provea de otros lugares  para compartir estos privilegios que nos regala la naturaleza.

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