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martes, 3 de abril de 2012

Al Potrerito van nueve con nuevos

Este es el grupo, más bien parte de el, que nos acompaña en este día.


Isabel, Francisca Alcalde, Eugenio Lagos, Francisco, Consuelo y Gabriel. Son los de la foto.
Sacando la foto, Pancho Balart.

Y, en otro lado, más fresco y sombreado, Ana María y Alejandro:


Nuevos en esta expedición fueron la Francisca y Eugenio, presentes en esta foto:


Un total de 9. Que decidimos en democrática decisión, partir al Potrerito.

Día soleado de verano, pero con calores ya no tan abrazadores como en semanas anteriores.

La conversación, muy animada. Probablemente la presencia de nuevos, activa nuestra curiosidad y conversación.

Alejandro, Ana María, Pancho, Francisca
A mi, mi madre me decía cuando era adolescente, "siempre hazte la débil", como quien prepara a su hija para las dificultades de la relación de pareja, nos compartió una mujer del grupo.
La verdad, los tiempos han cambiado, las mujeres ya no se hacen las débiles y si el marido no cumple sus expectativas, son capaces de expulsarlos lisa y llanamente de la casa. Y ello no las desploma, inhabilita, ni nada por el estilo.
Diré que, la verdad, estoy preocupado por los hombres más que por las mujeres, y que alguien nos convenció que eramos los hombres el sexo fuerte, siendo que en la generación de mi madre son puras mujeres las que quedan, pues los hombres ya partieron.

caminando por el Potrerito en grupos en animada conversación
Postulo que las mujeres son el sexo fuerte y los que quieran opinar al respecto lo hagan en la sección comentarios de este posteo. O en siguientes conversaciones en el cerro.

Cuando estábamos a nivel de Potrerito, la Ana María y su pololo Alejandro, optaron por irse a la zona del agua que baja por la quebrada boscosa, por ello no subieron con nosotros a la cumbre seleccionada ese día. Cuando ya volvíamos, llamaron por teléfono y al bajar los divisamos allá abajo:


El Potrerito está seco. Los cerros están secos. Hace falta lluvia.

Al llegar a la cumbre elegida, Pancho propuso seguir por un borde, con alguna pendiente hacia el lado, y ver si esa quebrada llevaba agua.
Nos desplazamos por huellas probablemente de animales, con el susto para algunos por la pendiente que arrancaba hacia la izquierda, hasta llegar al fondo de una quebrada seca.
Por el verdor de la vegetación asumimos que probablemente va agua, pero bajo tierra.

ascenso por escarpada pendiente
Volvimos sobre nuestros pasos y seguimos de vuelta, disfrutando los paisajes que se desplegaban ante nuestra vista, siempre en animadas conversaciones.
Me pregunto si a veces nos perdemos el lugar, las vistas, el estar presentes en el lugar, distraídos por las conversaciones por las que la mente nos lleva. Bueno, leo a Tolle en estos días y eso me pone a mirar así.

Un bonito paseo de un grupo contundente sazonado por motivados nuevos subecerros.


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