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domingo, 23 de diciembre de 2012

Al cerro de los Secretos con chicharras en la cumbre

Paso a buscar a la Paula y al llegar el punto de encuentro, tres hombres esperan: Pancho, Eugenio y Dirk.

Y esos cinco seriamos; cuatro hombres y una mujer, que venía prácticamente directo desde su celebración de su cumpleaños.

Paula en primer plano; el de verde es Dirk
Nos pasamos todos al auto Pancho y nos encaminamos al destino acordado, el cerro de los Secretos. Nos fuimos en animada conversa hasta la Ermita, donde me sorprendió la cantidad de autos, de ciclistas por supuesto, ahí presentes.

Pancho, que viene cansado
Partí conversando con Dirk de una historia que me contó de un médico que yendo de turismo con su familia, se cruzan con una balacera y le matan a su hijo. Al poco tiempo le brota un cáncer a un testículo y él no puede dejar de conectar una cosa con la otra. Investiga el tema, publica sus conclusiones y primero lo expulsan de la sociedad médica de Alemania y luego del país. Mas tarde volverá con cierta buena acogida, cuando este tipo de ideas podían acogerse y el daño al negocio médico no podía ejercer sus a veces nefastas influencias ( link aportado por Dirk).

el de rojo atrás es Pancho
Llegamos a la torre de alta tensión y de ahí para arriba fue fuera de ruta, ya sea porque no la encontramos o porque debe ser tan poco el tráfico por este cerro, que el sendero simplemente se desdibuja.
Algunos reclamaron, aparte de que muchas veces opté por el ascenso recto hacia arriba, aprovechando la claridad de los espacios.

la Paula
Llegamos finalmente a un buen mirador y ahí hicimos una buena detención, donde Dirk arremetió con sus naranjas. Desde ese punto se veía con claridad el cerro del frente y la junta de los dos ríos allá abajo.
La brisa soplaba exquisito, suavizando el calor y haciéndonos sentir el placer de estar en ese espléndido lugar.

Pancho y Eugenio
Más tarde Dirk me enseñaría como hacer un buen lomo vetado: tomas las porciones de carne y le echas sal por un lado; sal normal en dosis normal; luego esperas 10 minutos; luego los das vuelta y les echas sal por el otro lado y esperas otros 10 minutos; a continuación en un sartén con poco aceite, bieen caliente, echas la carne y les das 3 minutos por lado; listo y a comer un exquisito bistec.

Datos que no se pueden dejar pasar.

Dirk
Poco antes de lo que sería nuestra cumbre de ese día, pasamos por un sector abundante en chicharras que emprendían el vuelo a nuestro paso en cantidades y emitían su ruido característico que Pancho grabó.
Algunos les sacaron fotos y a mi se me paró una en el hombro.

Pancho adelante, luego Eugenio, Paula y Dirk
En esa semi cumbre, una porción de terreno limpio de arbustos y con una suave arena, nos tumbamos a descansar y comer las naranjas de Pancho y Dirk, más los frutos secos de Eugenio; muy ricos.

Dirk
Bajamos con alguna inquietud por la ruta, pero llegamos más bien rápido a la torre de alta tensión y de ahí en adelante el camino es poco menos que pavimentado.

Eugenio
Al cerrar en la última parte, abundaban estas hermosas flores naranjas, en ese como bosquecito que queda justo antes de llegar al camino pavimentado de verdad.

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