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domingo, 5 de mayo de 2013

Cinco al Huinganal

Al principio pensé que subiría a solas con la Marisol, pero después llegaron Dirk, Martín y la Marcela Molina. Un grupo que desde mi perspectiva fue excepcional.

Decidimos irnos a la vuelta del Huinganal, en las caballerizas, al final de la Dehesa, ya que Martín pidió algo no muy pesado, por regular estado físico y matrimonio la noche anterior.

día traslúcido
Partimos caminando y rápidamente recabamos del día glorioso en el que estábamos, pues la visibilidad de un aire sin smog, era excepcional.

La conversación, animada desde el principio.

En el cruce que hay poco más adelante, le sacaba yo fotos al grupo y un tipo se ofreció y nos sacó esta foto al grupo completo:

Dirk, Marcela, Gabriel, Marisol y Martín
Recuerdo haber hablado mucho y más de una vez de temas en torno al desarrollo personal, una actividad no asumida por mucha gente y tan importante para algunos, como yo por ejemplo, que me dedico prácticamente a ello. Un tema aun muy obviado por las empresas que lo ven como una moda que solo favorece al empleado pero no al negocio, que es lo que miran atenta y fijamente los empresarios. Comentarios que escuché, estos últimos.

subiendo en fila india
Debajo de un quillay paramos a descansar y yo veía esta intensa conversación entre Martín y la Marcela, que apreciaba por el contraluz que tenía al frente y me puse a sacar fotos, algunas de las cuales pongo aquí:


el argumento se materializó en una piedra
No me acuerdo que discutían, pero la pasión era por lado y lado.

Cuando llegamos a la parte alta y pasamos la puerta, Martín relata una historia personal reciente, que desencadena una seguidilla de intervenciones, en que la foto que sigue muestra el momento del relato de Martín y una expresión de la situación de la Marcela.

Martín relata, Marisol escucha atentamente y Marcela también
Seguimos adelante hasta la mesa en el santuario, donde todos pusieron sus alimentos arriba de la mesa y comimos. Naranjas exquisitas; las mezclas nutritivas de Dirk, galletas de Marisol, yo, nada, etc.

La conversación siguió en la mesa y la Marisol quedó de enviar su informe psicológico, cosa que aun no recibo (broma).

atrás se ve la virgen
Continuamos la caminata dándole la vuelta al cerro. Nos pasaron varias veces ciclistas a los que bien poca pelota les dimos, abocados a nuestras conversaciones.

la bella Marisol
Nos encontramos con un par de mujeres que venían en sentido contrario, a una de las cuales la Marcela conocía muy bien, así que una breve detención de saludos cordiales y seguimos.

el encuentro
Otro tema fue el ser extranjero o distinto en Chile; un tema de cuidado para unos y no tanto para otros.

el grupo se detiene para escuchar a Martín; la Marcela ríe
La ruta se pone empinada, pero no pienses que la conversación paraba. Igual recabábamos en la belleza del día y del paisaje, que era comentario frecuente en este día glorioso.

descenso
Al llegar ya casi a los autos, vimos este piño de caballos como en arriendo. No, los había contratado un grupo al que esperaban los vaqueanos presentes. En la conversación nos enteramos del precio de $ 12.000 diarios, etc. Y del nombre del dueño del negocio, José Camus (8 849-9766) y su hijo Francisco Camus (7 561-1570), por si alguien se embala.

los caballos de la familia Camus
Un día glorioso por la transparencia del aire, lo soleado y la temperatura ideal, y del animado y conversado grupo.

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