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domingo, 21 de febrero de 2016

A la Católica a pleno sol, aunque en la ruta hay harta sombra

Estuve un buen rato solo en el punto de encuentro, hasta que de repente apareció José Salinas, al que hacía rato que no veía.
Luego llegaron la Annemarie y Víctor Bunster.

Víctor propuso la Católica y para allá partimos, pensando en tomar la ruta al Alto del Naranjo.
$ 1.000 los tercera edad y $ 2.000 (subió) el resto.

Víctor, Gabriel y Annemarie
Conversé mucho con Víctor, de distintos temas. Al principio avanzamos mucho, en ascenso suave permanente, distraídos por la conversación.
Detrás venían José y la Annemarie.

José
De repente, cansados, principalmente la Annemarie y yo, paramos, nos sentamos a la orilla del camino, a la sombra. Sacamos los alimentos que traíamos y nos pusimos a comer como si fuera la cumbre.
José no se sentó. La verdad él no estaba ni ahí con parar; de hecho quería llegar al Alto del Naranjo. Más dubitativo en ese mismo sentido Víctor. La Annemarie y yo, ya mirábamos para otro lado.

vista panorámica a Santiago
Pero igual nos convencieron de seguir otro tanto y eso hicimos.
Llegamos a un plano, desde donde se veía todo el camino y algunos caminantes, hasta el Alto del Naranjo.
Negociamos y decidimos dar media vuelta y devolvernos, salvo José que se despidió y siguió solo con destino el Alto.

Los otros tres nos fuimos de vuelta. Camino largo y caluroso. Llegue exhausto y caldeado al auto.
Almorcé, dormí un poco y luego, lo que había amenazado en el cerro, me sumí en la piscina del edificio, donde terminé de recuperar mi temperatura normal.

Nota: la Annemarie en una parte de la conversación nos leyó este documento para diferenciar religión de espiritualidad


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