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lunes, 27 de marzo de 2017

Con empanadas y pan amasado por los tubos de la Ermita

Finalizando el verano, aún un domingo veraniego con las mañanas más frías, solo llegamos Pancho B, Victor Bunster y yo Soledad, esperamos por si algún atrapado entre las sábanas lograba llegar, solo fuimos tres que queríamos recorrer alguna ruta nueva, por lo que Pancho que es el que habitualmente incentiva por nuevos senderos, nos guió por la Ermita. Cruzando el puente muy pronto comenzamos a subir un cerro “sin nombre” hasta llegar a una fantástica vista hacia el Plomo por un lado y hacia el Manquehue y la bruma santiaguina por el otro. Era un sendero amable, zigzagueante, detuvimos el paso para el tradicional picnic compartido, cuando un cóndor hizo un vuelo casi rasante por el lado nuestro, escuchándose incluso el planear de sus alas, aún no sabíamos lo que nos deparaba al regreso.

Pancho y Víctor

Nos entusiasmamos con volver por otro camino, por los tubos, por lo que caminamos por las cimas hasta llegar a la antena abandonada, aún todo bien, llegamos a la turbina y comienzo de los tubos, podríamos habernos tirado como por un tobogán por dentro de los tubos, pero no se vislumbra si el lumen está despejado. Mirando hacia abajo, Pancho adivinaba senderos mirando y olfateando, senderos que desaparecían mágicamente al poco andar. Yo iba adelante, pero el guía era Pancho, todos nos caímos y rodamos algunos metros, nada grave por suerte, hasta llegar al puente abandonado de los tubos, por suerte construido con fierros invencibles.

Soledad y Víctor


Después de ese desafío Pancho nos invitó empanadas y pan amasado, para recomponer la energía

Víctor y Pancho


Buen domingo!!

Pancho y la Soledad

(texto de Soledad Tagle)

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