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domingo, 13 de mayo de 2018

Una corta a Las Varas en el día de la madre

El día amanece nublado. Y hay cambio de horario. Las 8:30 son las 9:30 del día anterior.
Llego al punto de encuentro y veo varios autos, pero nadie en la calle, ni adentro de los autos.
Los voy a buscar a la cafetería de la bomba y ahí estaban, en animada conversación, Pancho, la Soledad y nuestros amigos alemanes, Miguel y Andrea.

Me siento con ellos y Pancho me va a buscar un café. Nos enteramos que la Andrea está de cumpleaños, así que la felicitamos.
Ellos, Miguel y la Andrea, nos cuentan, habían ido el día anterior al ventisquero colgante del Morado, con un guía. Les tomó desde las 8 de la mañana hasta la diez de la noche. Y Miguel nos dice que quedó hecho polvo.
Bueno, eso nos llevó decidir una subida relativamente suave (ir y volver a la canaleta de Las Varas), aparte por los festejos ese día, del día de la madre.

José. Soledad, Miguel y Andrea
Nos vamos todos en el auto de la Soledad. En el momento que partíamos llega José Salinas, el que trabaja con Pancho, que se nos une. Él seguirá solo, hasta el Alto del Naranjo, pues no tiene apuro en llegar a su casa.

Hacemos un breve alto en el tranque, el que está subiendo a la izquierda, llamándonos la atención lo mucho que ha bajado el nivel del agua. Claramente hacen falta las lluvias. Las plantas y el suelo se ven resecos.

Miguel, Andrea y Soledad
Pancho irá adelante. Le hago notar la diferencia de cuando va adelante a cuando va atrás; es otro. Andas mucho más rápido adelante, incluso alejándote por delante.
Y llegamos a la canaleta muy rápido, sin ninguna detención. Esto a las 10:45

Pancho y José Salinas
Al borde de la canaleta nos sentamos a conversar y a comer, las naranjas de Pancho y frutos secos de varios. Ah, la Andrea sacó una rica caja con finos chocolates, de su cumpleaños, que se los hicimos samba canuta (no quedó ninguno).
Y a observar el paisaje, que ese día nos había tenido absortos, pues en un momento pareció que seriamos cubiertos por la neblina que se arrastraba por las cumbres de más abajo, pero luego todo reculó y retrocedió hasta la ciudad misma, que en la parte baja siguió siempre cubierta por una baja neblina.

tranque
Abajo se veía mucho smog, que se metía por las quebradas, en particular por donde sube el camino a Farellones. Mucho smog en la ciudad en los barrios altos.
Donde nosotros estábamos el aire era traslúcido y quizás ese contraste nos hacía apreciar la transparencia y visibilidad de los cerros al frente.

última vuelta antes de llegar al auto
Pancho dio el vamos para la partida y sin parar llegamos a los autos. Yo me fui atrás conversando con Miguel de su profesión y la diferencia de las leyes entre Chile y Alemania.

Pagamos, al auto y a casa. Volvimos a hacer nuestro habitual paseo, ejercicio, contacto con la naturaleza, disfrutando las vistas de las alturas, felices de la grata conversación y compañía.

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