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domingo, 2 de junio de 2019

Una deliciosa caminata bien conversada por Las Varas

Llegué a pensar que no llegaría nadie, pero no alcancé a pensar que haría en ese caso.
Y llegan, Manuel José Salinas, mi consuegro y la Lily, su mujer.
Les conté que su hija Elisa, que anda por Chile y mi hijo Diego, su marido en UAC, irían a almorzar ese día a mi casa.

Manuel José y Lily
Necesito la hagamos corta, así que acordamos hacer algún recorrido por Las Varas.
Dejamos el auto en la zona donde lo hemos dejado últimamente, cerca del tranque.
Y partimos cerro arriba, por detrás del tranque.

Gabriel y Manuel José
No me gusta esta ruta, dijo Manuel José. Por que no seguimos por el camino que sigue en la dirección de Farellones. De hecho retrocedimos camino andado, hasta dar con el camino, que seguimos hasta su término, en la variante que asciende.

bajando a tomar el camino que seguiríamos
La verdad no paramos de conversar, con intensidad; los tres, de ida y de vuelta.
De repente recabé que no estaba conectado con el lugar, con el cerro. Que estaba en mi cabeza. Siendo que el día era óptimo. Estaba en buena medida despejado y el aire limpio como hacía mucho tiempo. Muy limpio. Y la temperatura, templada, muy agradable.

aquí se aprecia mejor el cielo
Se terminó el camino, nos sentamos y sacamos nuestros frutos secos que compartimos. Y tomamos agua, mi agua azul, que la Lily me recomendó no seguir tomando.

Y de vuelta. A tiempo para mis compromisos.

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