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domingo, 4 de agosto de 2019

Explota la primavera en Huinganal

Los autos van en largas filas indias hacia la nieve. El día está precioso y debe haber nieve suficiente, aunque en las cumbres se ve poca.
Vámonos en sentido contrario, diremos. A las Caballerizas (Huinganal). No hubo oposición.

Somos cuatro hombres y la Ana María Diaz. Los hombres son Dirk, Víctor, Pancho y yo, Gabriel.
El día está esplendoroso. No hay una pizca de smog todo a lo ancho de la ciudad. Despejado y el día primaveral.

Dirk, Ana María, Pancho y Víctor
Dejamos los autos en el Líder y seguimos todos en el auto de Víctor.
Haremos la misma vuelta de la última vez. Subiremos por la ruta suave, hasta la mesa con bancos. Y nos volveremos por la misma ruta. Habemos dos que tenemos compromisos de almuerzo, que requieren no la hagamos muy larga.

mira lo limpio del aire de Santiago
Caminamos siempre en grupos de dos o tres, conversando. Los temas fueron más bien privados o personales, no reproducibles aquí.
Descansamos en el árbol, sentados todos en un tronco tirado en el suelo, que fue divertido, pues cada vez que se sentaba otro, todos se veían afectados.

Santiago sin smog
Llegamos a la mesa, nos sentamos y pusimos nuestros aportes en la mesa. Surtida estaba la cosa. Naranjas exquisitas de Pancho, frutos secos de varios y chocolate con mazapán mio; muy apetecido.
Disfrutamos de la vista, la temperatura ambiente, ideal. La brisa, los árboles y arbustos explotando con brotes y hojas nuevas. La primavera en toda su explosión.

Pancho, Ana María y Víctor
A la bajada nos cruzamos con el abogado de Therese Matthews (9 9221-7881), la señora de Agustín Edwards hijo, que arrienda caballos, en un brioso caballo, que por su estampa y ánimo, le ofrecí comprarle caballo, montura chilena y gorro. Bueno, nos instalamos un rato en animada conversa, pasándonos al final tarjeta de visita de Therese, para que arrendáramos algún día caballos.

Gabriel y Dirk; atrás la virgen
Bajamos sobre un piso firme de un barro ya endurecido, así que nuestros pies se agarraron muy bien. Nos fuimos más bien rápido y en la última parte de curvas, con Dirk y Pancho tomamos un atajo a lo derecho, con alguna dificultad por las pendientes, pero sin mayores problemas.

Ana María
Abajo, yo me quedé mirando unos caballos en un corral, esperando a Víctor y la Ana María, que venían su resto más atrás.
Al auto, canshaditos y a casa. Un precioso día, de ejercicio que nuestros cuerpos agradecen.
Hasta la próxima.

descenso

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