Páginas

lunes, 11 de noviembre de 2019

Caminata por el camino de las torres por Las Varas

Llego al punto de encuentro y ahí estaba Pancho, sentado, adormilado, en su auto. Vamos a tomarnos un café ahí adentro, le digo.
Llegué a las 8, me dice; me equivoqué. Hacía tanto que no venía, que se le había olvidado la hora de encuentro.

Gabriel y Pancho
Me siento con una bandeja con una promoción que consistía en un cortado, un jugo de naranja y dos medias lunas; todo por $ 1990.
Aparece un viejo, muy bien vestido, claramente aproblemado y nos pide una ayuda. Yo le paso una de mis media lunas y el saldo de mi jugo, con como un tercio del vaso lleno. Y sigue a pedirle a un tipo que estaba sentado en una mesa detrás de Pancho, que le da plata y además le ofrece un pucho; que a mi me pareció, que él le pedía un pucho al vagabundo. Y le hice un comentario a distancia, que el devolvió con un gesto amistoso.
El hombre se sienta en una mesa más allá y se pone a comer concentradamente, lo que le había pasado. El tipo que estaba detrás de Pancho, se para y se va a sentar con él, intentando conversar con el hombre, me pareció que sin mucho éxito.
Después le comentaría a Pancho, de lo notable de las interacciones que se están produciendo en cafés como ese, quizás por todo lo que está pasando.

tranque prácticamente vacío
Pancho venía medio fuera de training y algo machucado, así que optamos por irnos a Las Varas y caminar por la ruta que va entre las torres de alta tensión, aguas arriba. Y eso hicimos.
Dejamos el auto arriba, cerca del tranque, ya sin agua, bajo una malla de kiwi.

Impresionante la sequía. Arboles totalmente muertos y arboles con la mitad de las hojas secas, muertas. Y el tranque prácticamente con nada de agua; como nunca.
Este problema es quizás tan serio como la convulsión social que vivimos en estos días; la que empezó el 18 de octubre; hoy era 10 de noviembre.

vista al frente, al otro lado del río
No paramos de conversar diría yo. El tema principal, nuestras lecturas del problema social de Chile. No hay otro tema en estos días. Está todo afectado. Los tiempos de llegada y de ida de la gente al trabajo, es para Pancho quizás lo más notorio.

El día despejado, tirando para caluroso.

dos huasos, padre e hijo
De repente nos pasó un tipo que iba trotando y pegamos los dos un salto, pues viniendo de detrás, nos sorprendió.
Llegamos bien allá, hasta una vuelta donde nos sentamos en algo de sombra.
Y nos comimos una naranja de Pancho y yo, maní salado que llevaba.
Veíamos al frente, al otro lado del río, muchas casas en la zona por donde antes entrábamos a subir hasta la cumbre del Pochocón.

Alcanzamos a un padre con su hijo cuando descansaban en una sombra. Él de Illapel, su hijo en tercero medio. Conversamos un rato haciendo buenas migas. Nos sacaron la foto de los dos.

con gorros
Más allá nos cruzamos con unos huasos de a caballo. Iban a buscar ganado que andaba por los cerros. También conversamos con ellos su resto. Muy bien aperado el niño.

Cansaditos y satisfechos llegamos al auto.
Al pasar por la caseta, Pancho paró y dejó el depósito de rigor. La idea es no tener problemas con esa gente, me dice.
Y para la casa.

1 comentario: